"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

martes, 26 de junio de 2012

¡Hachís, hachís!

Una oleada verde ha estado golpeando con fuerza en los últimos años. Su voz, recia y multitudinaria, exige que deje de ser un delito. Quienes la consumen argumentan es desde medicinal hasta la manera más alivianada para pasar el rato. La realidad es que la marihuana se ha convertido en una de las drogas y cultivos más populares; por encima de la cocaína o del maíz. Su imagen terrenal, o sea, que crece de la tierra, le ha conferido una pinta pacífica (comparado con otros estupefacientes) aunado a que quienes la consumen por lo general transmiten un mensaje de paz y tolerancia.

¿Por qué ese matrimonio? ¿Acaso es tan maravillosa como sus defensores expresan? ¿Es la solución a las problemáticas cotidianas? Al parecer, para algunos sí. Estudios se han realizado e incluso en ciertas zonas del mundo se ha legalizado para su uso "medicinal" o recreativo (como en Holanda) causando siempre controversia pues es un tema que ha acaparado la atención de propios y extraños. La demanda siempre vigente y clandestina ha provocado que sea considerado con seriedad y no como un capricho de adolescentes.

Los efectos que la marihuana provoca van desde el furor hasta la paranoia que, en cuerpo de la persona equivocada, resulta en lastimosas consecuencias. Hay quienes la fuman para dormir bien o combatir el estrés después de una larga jornada de trabajo; hay quienes la utilizan como fuente de creación o para tener relaciones sexuales mucho más sensitivas; hay quienes trafican con ella para incrementar su bolsillo o crean religiones para adorar su existencia. Como veran, los usos son multiples.

Lo que me hace ir en contra de su cause es la pleitesía que se le rinde presentandose como un paliativo capaz de sanar asperezas, capaz de otorgar una mejor calidad de vida, capaz de potencializar a la persona. El orgullo en sus palabras puede captarse y su mensaje logra ser difundido y atendido mayormente por quienes se encuentran desamparados o quienes simplemente gustan de catapultarse a límites que en estado normal no alcanzarían; esa necesidad de sentirse un súper hombre o simplemente refugiarse de lo que le abruma.

No intento satanizar ni mucho menos catalogar de parias a las personas que la consumen (conozco gente afiliados a la droga que están lejos de serlo), simplemente, me gustaría recalcar que existen conductos mucho menos dependientes para solucionar un problema o llevar una vida mejor. Es cierto, el ser humano suele ser alguien que gusta de ser masoquista y mitomano pero de igual manera es razonable y consciente; así que, antes de elegir entre una planta cuya entrada es holgada y salida angosta o considerar alternativas en las que nos involucremos más, consideren a paso lento y no apresurado.

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