"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

domingo, 30 de noviembre de 2014

Algo para escuchar

¿Días melancólicos, repletos de nostalgia, reflexivos y propensos al insight? Bien, "My Favourite Faded Fantasy" de Damien Rice es el acompañante ideal para esos días —¿o noches?— donde no hay más que uno y los recuerdos. En mi primera acercamiento al trabajo de este músico de origen irlandés —tras ocho años de ausencia desde su último material "9" en 2006— debo admitir que he quedado fascinado con un álbum encantador, cálido, calmo pero al mismo tiempo impetuoso, sin tanto lujo ni floritura, de letras asequibles y contundentes, bastante pragmático así como repleto de talento tanto en lo musical como en lo que respecta a su producción llevada a cabo por Rick Rubin —sí, el barbón fundador de Def Jam—.

El álbum cuenta con canciones que van desde la homónima 'My Favourite Faded Fantasy' de hipnótica y dulce manifestación, la masiva 'It Takes A Lot To Know A Man' de casi diez minutos de duración y que incluye orquesta; pasando por 'Colour Me In' y 'Trusty And True' dos de mis cortes preferidos no solo por sus letras (que van desde el amor y lo ríspida que es la vida) sino por lo profundo y visceral de su interpretación hasta 'Long Long Way' de conmovedora pincelada y que va ascendiendo de intensidad conforme los minutos pasan para concluir su tercer material de manera fenomenal. En general, un álbum que ha cumplido con las expectativas generadas desde un inicio, que me ha dejado satisfecho y con ganas de conocer más del trabajo de Damien Rice. Insisto, "My Favourite Faded Fantasy" no debes perdértelo. De lo mejor que me ha pasado este año y seguramente también a la música.

martes, 25 de noviembre de 2014

(...)

No busco señales en el cielo,
de esas que llaman milagros
y dejan a los hombres estupefactos.

Yo más bien espero,
debajo de este agrietado techo,
que la lluvia cese por un momento
o me acabe de ahogar.

La lluvia parece arreciar,
y mi respiración empieza a ser presa
de la constante humedad.

Qué lenta pasa la vida en este lugar,
qué amarga se ve la vida desde acá,
todo espacio se estrecha más y más
y el tiempo sigue corriendo igual.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)

Hace mucho que no andaba por aquí hablando de cine pero en esta ocasión no quiero dejar ir la oportunidad de hablar de una de las mejores películas del 2014, por mucho. Al día de hoy, 22 de Noviembre de 2014, "The Hunger Games: Mockingjay" arrasa con la taquilla, despedaza en cuanto dividendos a cualquiera que se le ponga en frente ("Interstellar", por ejemplo) pero, una película, filmada por Alejandro González Iñárritu —sí, aquel de "Amores Perros" y "Babel"— ha llamado mi atención de manera excelsa, sin tanto reflector pero sí con una gran historia.

Debo admitir que al momento de ver el reparto, solo dos actores me resultaron conocidos: Edward Norton —aquel que sufría de insomnio y quien dio vida y gloria a Tyler Durden— y Zach Galifianakis —quien formó parte de "The Hangover"—, de ahí en fuera, nadie más. Una vez después de observarla, el nombre de Michael Keaton —quien en algún momento fue el Batman de Tim Burton— resaltó en mi. ¿Y cómo no hacerlo? El trama de la película gira alrededor de él: un tipo que busca liberarse de su pasado, del la sensación que dejó su ex-personaje, Birdman, un superhéroe de historieta; del tipo que salvan el mundo y tienen superpoderes. En sí, el desarrollo del filme muestra el lado más humano de Riggan Thomson —nombre del personaje—, padre de una hija quien vive su adolescencia, ex-esposo de una mujer a la que aún ama y que busca recuperar y creador de una obra de teatro próxima a estrenarse en Broadway, cuyo sensacional nombre es: "¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?", adaptación de la de Raymond Carver. Y es aquí donde la historia empieza a engancharme: enfocándose en el lado más humano del protagonista, en esa búsqueda de hacerse de un nombre propio, de darle un nuevo significado a su vida, de construir un mejor presente.

Otra de las cosas que me pudo encantar fue la sublime participación de Norton. No es extraño que un actor de tal categoría —que nos regaló personajes memorables en "Fight Club" y "American History X"— impacte de tal manera. Norton se presenta en "Birdman" como un arrogante y talentosísimo actor que al tiempo que enamora, desquicia. Un personaje que no conoce otro modus vivendi que el escenario; donde muestra su mejor pinta. Un triunfo más a la carrera de este brillante actor. Al mismo tiempo, Michael Keaton toma el rol protagónico de manera notabilísima. Como mencione anteriormente, su papel invita al público a desenvolverse con él, a volar con él, a sufrir con él los momentos cuesta arriba y a disfrutar con él los momentos de alegría y risa. ¿Qué decir de Zach? Debo admitir que me sorprendió de buena manera. Sumamente lejos de aquel personaje fiestero y de un humor un tanto hueco, mantiene su capacidad de encantar al espectador bajo un rol bastante natural y como siempre espontáneo.

En fin, una película bien dirigida, bien escrita, con un excelente argumento y reparto, que se mueve entre el humor y el drama, que oscila entre el sarcasmo y la formalidad, que se aleja de lo convencional del cine de la actualidad, no puede sino causar un impacto positivo, un agrado masivo. Una vez más, palmas para González Iñárritu y su "crew" que acaba por demostrar el pedazo de cineasta que es el originario de la Ciudad de México. Un orgullo entre chilangos y entre los que no lo somos tanto. Enhorabuena para el mexicano.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

(...)

¿Y quién dijo que no? Seguramente alguien pesimista,
alguien que nunca ha creído en un Dios, en un tú y yo.
¿Acaso seré yo la imagen de la apatía, esa que marchita
todo corazón hasta que ya no palpita?
Si el amor llegara a tiempo, si el tiempo permaneciera quieto,
si mi palabra aún contara sin importar el polvo y lo maltrecho.
¿Qué tan lejos estoy? ¿Qué tan cerca he estado?
¿Quién ha sucumbido por negligencias del pasado?

viernes, 7 de noviembre de 2014

¿Ya vas a empezar?

Hoy día vivimos en tiempos de solidaridad. ¿El motivo? El secuestro de 43 normalistas del estado de Guerrero, más específico, de Ayotzinapa. Como ya es costumbre en nuestro país, la adversidad nos une, la adversidad nos hace alzar la voz, incluso, al adversidad nos da pretextos. Hoy una vez más estamos reunidos para hacer la diferencia, para gritar por un mejor país, para contagiar a propios y extraños, para... ¿lograr un auténtico cambio? Veamos...

Siempre he pensado que el mexicano actúa cuando el agua le llega al cogote, o sea, cuando la situación le colma; cuando es tanto y tan grande el suceso que la indignación es el antídoto perfecto. Somos de acción retardada. Sucedió con la violencia organizada: la gente prorrumpió cuando la sangre era demasiada, cuando no había mayor seguridad que el éxodo o esperar que por milagro no te tocara una bala. No había garantías así que las buscamos por las nuestras. Y, como ser revolucionarios es parte de nuestra personalidad, se nos da eso de exigir y gritar. Pero, por qué no, el de prevenir antes de lamentar.

El mexicano quiere que la violencia acabe pero toman edificios gubernamentales y les prenden fuego. El mexicano quiere mejores policías pero no así mejores ciudadanos. El mexicano quiere mejor educación pero no hace nada por la que empieza en casa. Y así, podríamos irnos mostrando las incongruencias que como mexicanos solemos caer. No basta con saber lo que se quiere, hay que saberlo obtener, hay que propiciar su obtención. Nos queda más que claro que el ciudadano responde bien ante estímulos aversivos pero no suele hacerlo con el mismo sentido ante estímulos positivos; algo extraño en términos de conductuales pero nada extraño en términos clínicos.

Quizás seamos un tanto masoquistas y hasta no doler no creer. Quizás solo estemos obnubilados o seamos autistas. Pero lo que es cierto, es que por nuestras venas corre sangre zapatista y villista lo cual, volviendo a las clases de química de la secundaria, desencadena una serie de reacciones que termina con los puños en el aire y las calles atiborradas de personas que han cambiado los caballos y las pistolas pero no así sus intenciones de hacerle frente a las injusticias que como país concierne.

El humano: no hay paso que por bien no venga

Nada más que la noche pase,
allá donde el amor enciende sus velas,
ire a regalarte estas rosas,
las mismas que te hacen ver tan bella.
Eres lo que los poetas llaman:
alma que ronda entre mis letras.

Así escribía aquella airosa tarde de invierno, ideal para nacer y un buen café negro. El cielo despejado hacía de esta ciudad una sucursal de la Atlantida, sumergida bajo un pletórico azul. Conmovida hasta las lagrimas, una señora, era recibida de nuevo en casa; nada como ser dada de alta. "Los hospitales son hoteles de paso. Nadie que celebre la vida ha pasado sus mejores momentos allí", decía un difunto tío mío días antes de morir por una sobredosis de penicilina. No cabe duda que la medicina moderna ha solventado muchos males pero aún no ha explicado por qué la muerte es eterna. Y mientras tanto en mi cabeza, me pregunto y me respondo a falta de más personas alrededor de esta mesa; ¿Existe algo mejor que la vida? Sí, el recuerdo. La metástasis del tiempo.