"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

martes, 29 de noviembre de 2016

2:1

El tiempo es lo de menos.
Todos tenemos los días contados.
Pero si mi vida acabara hoy
me sentiría desilusionado.
Uno debe morir por lo que es,
no por lo que se cree que es.
Mi vida, encapsulada en un instante
se vuelve gradualmente blanquecina;
el tiempo no espera.

¿Qué te hace creer
que yo soy una roca
y tú un trozo de seda?
¿Conmover o conmocionar?
¿Estremecer o paralizar?
El primer golpe es el mortal;
los demás se dan por vanidad.
Una hormiga puede cargar más que un hombre
pero no al hombre;
una carga tan pesada
que ni el mismo hombre
puede solventar.

El mundo de allá afuera
no está hecho de sentimientos;
está hecho de percepciones.
Si lo percibo, lo puedo alcanzar.

sábado, 26 de noviembre de 2016

1:3

Una revolución no es como una pelea de box donde uno se encuentra detrás de una butaca o en la comodidad de su sillón mientras ve como se reparten golpes ambos contrincantes. En una revolución uno es el boxeador. Uno es quien recibe los golpes. Uno es quien sangra. Así que cuando hablas de revolución me da la impresión que hablas desde la perspectiva de quien se encuentra detrás de un sillón o butaca y cree que no le va a pasar nada. Yo no daría la vida por este país. Ya ha habido gente que antes la ha dado y seguimos en el mismo lugar varados. Para dar vida a este país hace falta vida, no más muerte.

viernes, 25 de noviembre de 2016

1:0

A mi no me sorprende que una persona tome su celular, abra Facebook, cheque inbox, vea un mensaje, lo lea y decida aceptar o no lo que se encuentra en su contenido (sea una conversación o ser parte de algo). Eso sucede desde antes de todo esto. Es parte de la dinámica (ciber) social. Tampoco me sorprende, por ejemplo, ver a una persona encorvada, abstraída en su celular. Lo que llama mi atención es la cantidad de tiempo muerto que existe en la actualidad. Tiempo que quizás igualmente antes existía pero que la tecnología actual se ha encargado de acentuar. Vivimos constantemente aburridos. No importa si trabajas o no, si tienes algo que hacer o no, siempre habrá tiempo que matar, siempre habrá tiempo muerto. Y en este entorno (ciber) social donde el tiempo muerto es valiosísimo para crear tendencias y hacer las cosas virales, es ahí donde la causa encuentra el nicho perfecto para anidar.

jueves, 24 de noviembre de 2016

1:0

Sentir es como caminar: no porque puedas moverte significa que llegaras a algún lado. Así que aquí nos encontramos, corriendo para todos lados y para ningún lado. Somos personas en un incendio y a quién le importa mantener la calma. Aquí las pulsiones flotan. Ahora recuerdo por qué los programas triunfaban: porque usaban los sentimientos como alimento. Una lagrima era agua en el desierto. El enojo era el más grande de los condimentos. Yo siempre me pregunté por qué la gente seguía esos programas si no resolvían nada, solamente exaltaban. Respuesta: vivimos en un gran coliseo romano, aquí todo lo que fluye es ganancia; sea sangre, cuerpos, sentimientos. Nunca he consumido una droga pero así es como se debe de sentir: algo que te mantiene separado... o anclado, como mejor haya de servir.

2:0

¿Por qué una persona debe vivir con su privacidad invadida constantemente? ¿Por qué cada paso que se da debe ser vigilado por la sombra de alguien más? ¿Por qué una persona debe perder cosas preciadas por culpa de extraños que se reúnen para señalar y condenar, utilizando su cualidad grupal para las cosas equivocadas? ¿Por qué uno debe aceptar un castigo como suyo, cuando no lo es, y tomar lo mejor de ello? ¿Por qué he de permitir que mi persona vaya de aquí a allá, de persona en persona, de lugar en lugar cual obra de caridad? ¿Por qué he de permitir que se digan cosas equivocadas de mi y de los eventos que suscitaron todo esto? ¿Por qué he de quedarme viendo como mi vida pasa mientras los demás hacen con ella lo que quieran?

La vida de una persona no debería ser el proyecto de nadie. La vida de una persona es la vida de una persona. Los estigmas no son heridas que se hagan solas. La indiferencia es la respuesta a un sistema que no da esperanza alguna. La frustración es parte de nuestra canasta básica. Yo soy el mexicano promedio y mi voz es una más entre las tantas que se han alzado y se alzarán. Mis quejas van directamente al buzón de la nada, son arrumbadas para cuando se necesiten si es que llegan a ser de utilidad. Yo soy el mexicano promedio y soy indiferente como el vecino de enfrente, como el vecino de atrás. Hijos de una sociedad negligente. Nos importa la gente siempre y cuando sea nuestra gente. Mi partido político es el mejor, mi equipo es el mejor, mi religión es la mejor. Yo soy el mexicano promedio y no soy ningún santo. De hecho, soy parte del problema. Pero aquí los problemas se hablan en singular, no en plural. Aquí los males y los bienes se miden por unidad, no por lote. Mi voz no es realmente la de un pueblo; mi voz es insurgente. Si vivo o muero da igual, si me escuchan o soy silenciado da igual, si soy elegido o descartado da igual, siempre llegan más y todo sigue igual.

domingo, 20 de noviembre de 2016

2:3

Mi voz,
sentada,
inarticulada,
invalidada,
democráticamente minimizada,
testigo de una sociedad amainada,
desinformada,
desinteresada,
violentamente adiestrada,
envenenada por un tiempo que no sabe a nada,
que no deja nada,
rehén de sus propios temores y desaciertos,
víctima de su propio desierto,
árida sociedad;
y a mi se me hace llamar
oveja del ostracismo,
víctima y culpable,
humano condenable
como los demás.

martes, 8 de noviembre de 2016

¿Lo dije o lo pensé?

Una exposición así solo crea estigmas. Y los estigmas son manchas difíciles de sacar. Incluso ni siquiera con el buen andar de la persona. ¿Qué necesidad hay de ir tocando puerta por puerta, persona por persona, para ensuciar el nombre de alguien, para asignarle un rostro que no le pertenece? La persona que deambula por las calles no es un asesino mucho menos un criminal, es más bien producto de un entorno enfermizo, caótico, que en vez de ayudar personas las enferma más. Si de algo deberíamos protegernos es de esos juicios desproporcionados que la gente suele otorgar y que lleva únicamente a inflamar más las cosas. Yo vivo en una sociedad donde las personas prefieren arrojar la primera piedra antes de escuchar.  Yo vivo en una sociedad que prefiere seguir antes de andar sus propios pasos. Yo vivo en una sociedad construida de víctimas y mártires.

1:3

Exactamente: la gente no va a decir que no. Y he ahí la principal problemática. Porque decir sí a todo lo que la otra persona propone suele llevar a mayor problemáticas que soluciones. Porque al tomar el rumbo que una persona u organización propone se elimina por default la verdadera necesidad. Si lo que se busca es ganar adeptos a una causa que se encuentra lejos de ayudar a una comunidad, entonces no estamos hablando de acción social; estamos hablando de venganza, de un ajuste de cuentas, de intereses personales por parte de las personas al mando.

Créame: lo más fácil es vender una historia. Y aún más fácil aún si dicha historia contiene violencia y demás agravios típicos de nuestra sociedad moderna. Imposible no sentirse identificados o hasta incluso enojados o indignados. Pero lo más difícil es realmente generar un cambio que: 1) realmente ayude a la persona y 2) que realmente sea inclusivo, y con inclusivo me refiero a que tales beneficios también se vean reflejado en los demás. Pero, una vez más, tales cosas se encuentran lejos en la situación actual.

Lo que hoy se hace no ayuda al vecino de enfrente o al vecino a tres cuadras de distancia mucho menos al sujeto que se persigue de aquí a allá. ¿Cómo puede una problemática entre dos personas ayudar a una comunidad o un grupo de personas cuando dicha comunidad juega un papel distante en la problemática? Esa es la misma pregunta que me sigo haciendo y que me hice aquel día que una persona ajena a mi decidió hacer público una problemática de dos incluyendo personas totalmente ajenas a la situación y que de ninguna manera podrían solucionar el conflicto y en efecto, varias personas que no tenían vela en el entierro acabaron encendiendo su vela—.

¿Cuál esperaban que fuese la reacción de la otra parte? ¿De total apertura a que demás personas se involucraran y tomaran partida con la otra persona? ¿Que aceptara un juicio que bajo toda circunstancia era desproporcionado e incorrecto en sus acusaciones? Yo no llamaría orgullo a mi silencio. Mi silencio es protesta. Mi silencio dice no estoy de acuerdo. Mi silencio es lo único que tengo en un lugar donde las palabras y sentencias van y vienen, donde las personas no callan pues deben seguir hablando. Resulta, que ahora el silencio es incómodo para aquellos que lo empezaron.

Si acción social es un pretexto para inmiscuirse en la vida de otras personas y escarbar en su vida personal, meterse en su privacidad o aplicar el ojo por ojo hacía alguien con quien tengamos un problema, entonces se está haciendo mal uso de una herramienta que puede ser y que es más útil de como se utiliza en la actualidad. Las necesidades sociales van más allá de la problemática de dos personas. Las necesidades sociales son de todos, no de unos cuantos.