El amor es un laberinto: entramos buscando la salida.
El éxito es un chorro: ya se hace grande, ya se hace chiquito.
La vida es lo que pasa entre bizcos.
Y la palabra es el lenguaje de quien habla por dos.
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Borges dice que el amor es eterno mientras dura.
Neruda dice que el amor da vida a la vida.
Y sin embargo, la vida me parece frívola y anodina.
24 horas tiene un día y basta un minuto para morir y reencarnar.
Somos encrucijada de nuestras propias virtudes; siniestro del entonces y el allá.
La realidad se convierte en rito: síntoma de estereotipias y algoritmos.
Si locura es el acto de lucidez que atemoriza al ser humano;
si amar es mover cielo, mar y tierra y acabar endeudado;
¿es la vida ruleta rusa o memorable travesía?
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¿Es cierto que tus labios se derriten como la cera al calor de la pasión?
¿Es cierto que tus ojos lo ven todo como luciérnagas en medio de la bruma?
¿Es cierto que vagas entre callejones y escalones tarareando los dolores del día anterior?
¿Es cierto que el amor te ha vetado por dejar sus campos desolados?
No sé de dónde provengas, mujer de albatros,
no sé qué busques convirtiendo caricias en llanto,
no sé tu nombre, tu edad ni el por qué de tu ingrato encanto,
pero seguramente buscas con quién escapar de este vetusto acto.
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¿La estrella se mueve conmigo o conmigo viaja una estrella?
Me pregunto al tiempo que veo que las nubes expiran sin dejar huella.
Y caminando descubro, entre alebrijes y rebujos,
que la vida no es la respuesta del qué es,
no es lo dejado de hacer o lo hecho ayer,
la vida es el acto tal cual es.
Pero lo que me sigo preguntando,
lo que sigue rondando cada meandro es:
¿cuándo dejaremos de ser y empezaremos por creer?
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Al mirarnos somos lo que comemos
y sobrevivo de este terreno hostil.
Al escribir te describo
quedándose corto junto a ti.
No es que no aprecie el rojo de tus labios supinos
pero toda palabra es escueta sin tus suspiros.
Estas palabras las escribo
sin dirección ni sentido,
más sí hacía un destino:
encontrarte en mi camino.
Esto es para ti, mujer que acelera mis latidos.
Esto es para ti, que alegras lo mezquino.
Esto es para mi, que despierto de mi letargo.
Esto es para mi, hombre de pasos cortos y trazos largos.
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Cuántas veces he visto la misma historia:
gente muriendo de orgullo y honra,
viviendo de sobras y sombras,
asfixiados por el aquí y ahora.
¿Tendrás un minuto para mi si no dejas nada para ti?
¿Tendrás con qué sobrevivir si consumes por sobresalir?
¿Tendrás el valor de seguir incluso cuando el tiempo sea fatal e infértil?
La supervivencia es a Darwin lo que a ti el elitismo y chauvinismo.
La vida es para ti instinto y modismos, neologismos no silogismos.
¿Y aún así crees que somos benditos?
Bandidos con oficio y beneficio,
animales con nombre propio y domicilios,
amor que conduce al hipnotismo
y sexo por el determinismo.
Bienvenidos a la selva, donde no hay animal en peligro de extinción:
solo un montón de esquizoides y limítrofes perdiendo la batalla por quienes son.
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De mártires y parias, cuéntame algo.
De alegrías y tristezas llena los cuartos.
De iniquidad y abundancia abre tus brazos.
De sanidad y demencia camina despacio.
De lucha y resistencia no alargues plazos.
De deidades y mortales retratos y relatos.
De paz y disturbios nos servimos en el mismo plato.
De suspiros y delirios llenamos el jardín de a lado.
De humano a humano, ¿qué es la evolución si seguimos en el mismo atrio?
