"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

lunes, 23 de noviembre de 2015

Algo para escuchar


Pearl Jam... el nombre lo dice todo. Una de las agrupaciones más estimadas dentro del boom Grunge de los noventas así como una de las agrupaciones con más inventiva de todas; una agrupación que no se estanco en un sonido particular y sumamente redituable como es el Grunge, sino que fue más allá, incorporando elementos de otras esferas a su sonido. Así, después de dos excelsos álbumes como "Ten" y "Vs." llega un tercero totalmente dispar pero, no por eso, igual de productivo y contundente como "Vitalogy"; el comienzo del ahora.

Y lo catalogo tal cual, porque de aquí en adelante se vendría una seguidilla de álbumes que de a poco se despegan de su sonido inicial para tornarse un tanto más experimental. Por ende, quien espere encontrar esa rabia del pasado lo más probable es que acabe desilusionado, ya que, "Vitalogy" —que por cierto, fue concebido mientras estaban en tour— recorre su camino en la dirección opuesta: con mucha mayor diversidad y mucho más accesible para la audiencia popular no tan afín del Grunge convencional; sin el tonelaje del pasado, pero aún con la exquisitez en su composición. Un verdadero reto no solo para quien le oye sino también para quien le compone.

Pero aún y cuando el álbum se deslinda de sus dos anteriores producciones, "Vitalogy" arremete con dos cortes iniciales que bien podrían haberse incluido en ellos, como lo son 'Last Exit' y 'Spin The Black Circle' —ésta, haciendo referencia al vinilo; formato del cual, se vendieron una gran cantidad de copias— cortes con la adrenalina y ferocidad a full, en su máxima expresión, como bien nos acostumbraron años atrás. Sin embargo, el andar del álbum difiere bastante de esas detonaciones iniciales. En su trayecto, transcurre en un ritmo cadencioso, sigiloso —como en 'Not for You' o 'Tremor Christ'—, a ratos explosivos y dinámicos —como en 'Whipping' o 'Corduroy'—, a ratos experimental —como en 'Aye Davanita' o 'Bugs'— pero siempre con canciones bastantes sutiles, encantadoras como 'Nothingman' o ' Better Man' que nos recuerda el lado más emocional de la banda del cual nunca se han despegado.

Si bien es sabido que Pearl Jam se ha distinguido por ser una de las bandas más alternativas dentro de la escena Grunge de los noventas, en "Vitalogy" tal peculiaridad se establece de manera más notoria aumentando la ya prodigiosa figura de Mike McCready,  Stone Gossard y Dave Abbruzzese cuya labor es bastante pulcra, convincente y con mucha mayor acentuación debido a la naturaleza simple de la mayoría de las canciones que se alejan del habitual shot de tequila de tragos pasados (donde, por cierto, se extrañan aquellos fabulosos solos). En cuanto a Eddie Vedder —quien participa más activamente en la guitarra—, su voz se mantiene vigorosa y en forma pero no con el medular protagonismo de temporadas anteriores donde literalmente nos desgarraba; no obstante, se logra apreciar lo adaptable de su tono de voz que lo mismo te estremece por la muerte de un niño que te invita a reflexionar de la vida.

Ante nosotros, nos encontramos en la presencia del típico álbum que a la primera reproducción no resulta atraparte en su formula, incluso pareciera que jamás lo hará, pero que conforme aumentan las reproducciones su interpretación nos va atrapando un poco más hasta llegar a apreciarlo por su calidad de novedoso, por su capacidad de juguetear con las melodías y ritmos y por introducirnos en un nuevo esquema el cual continuaría vigente por un buen periodo de tiempo mas no siempre con el mismo buen recibimiento (como dato curioso: este álbum había sido el más vendido en formato vinil en su primera semana de lanzamiento hasta que "Lazaretto" de Jack White en 2014 le superó)

Si nos portamos un tanto severos con la agrupación originaria de Seattle, "Vitalogy" sería el último gran material que lanzarían; de aquí en adelante el encanto se iría perdiendo de a poco como lo iría perdiendo el género (plus, esta sería la última participación del muy buen baterista Dave Abbruzzese). Con todo y todo, el álbum vale la pena el tiempo y la inversión pero sobre todo la paciencia ya que el álbum exige mayor atención y dedicación que los anteriores. Una experiencia bien refrescante y llamativa dentro de su discografía.

90

domingo, 22 de noviembre de 2015

Algo para escuchar


A propósito del quinto aniversario del lanzamiento de "My Beautiful Dark Twisted Fantasy", quinto álbum dentro de la discografía de Kanye West y producción esencial dentro de ella, traigo a ustedes su reseña, y a mi la pregunta: ¿por qué no la había hecho anteriormente? Para un álbum de su hegemonía y tras varias reproducciones continuas siempre con resultados positivos, ya hacía falta plasmar mi confesado aprecio. Cierto es, que anteriormente Yeezy había lanzado materiales como "The College Dropout" o "Late Registration" que habían sido igual de exitosos pero, lo que hace de este particular material una joya es el escenario en el que se desenvuelve su creación: la etapa más sombría y aparatosa en la trayectoria de Kanye Omari West.

Desde el incidente con Taylor Swift sucedido en la entrega de premios de MTV del 2009 donde intervino en la obtención de su galardón —que le adjudicó la celebre frase I'ma let you finish y el ascendente mote de Gayfish— hasta el termino de su relación con Amber Rose, el álbum encierra un momento aparatoso en la vida de West que lo obligó a exiliarse en Hawaii donde concibió, en su mayoría, "My Beautiful Dark Twisted Fantasy" rodeado de una gran lista de raperos y productores cercanos a él (un Rap Camp, como lo bautizaría) que aportaron inspiración para su creación. Basta con ver la controversial portada del álbum (creada por George Condo) que presenta una desfigurada versión de West y un fénix que bien describe lo que el álbum sería: un renacimiento, una manifestación interna.

¿Qué hace de "My Beautiful Dark Twisted Fantasy" uno de los mejores álbumes de Hip-Hop contemporáneos y no contemporáneos? Su cualidad de revelador, de exaltador de emociones, de sentimientos, evidencia contundente de revolución personal; en pocas palabras, un álbum real (palabra tantas veces utilizada dentro del género). Y, partiendo de esa autenticidad, nos topamos con canciones estremecedoras, brillantes, repletas de talento.

Con más de una hora de duración, el álbum hace lucimiento de notas elevadas que capturan nuestra total atención, para muestra, los toques poperos en 'Gorgeous' —una de mis favoritas no solamente por el beat tan simple y acertivo sino también por la astucia en la interpretación de West—, 'Power' y 'All of the Lights' donde los coros juegan un papel empático, de agrado, de afinidad, de go-with-beat pero que sin ello se opaque su contenido hiphopero, su mensaje a quien corresponda. Los últimos dos sencillos del álbum, siendo, el más peculiar, el protagonizado por Rihanna, donde una lista enorme de invitados (Drake, Elton John, Fergie, etc) colaboraron en ella acentuando su entonación glamurosa.

De igual forma, se encuentra cortes en una vena muy directa, de agallas, directo-a-la-yugular, como en 'Monster', 'So Appalled' o 'Devil in a New Dress'. En estas tres canciones, los invitados hacen un papel formidable. Desde la ya conocida calidad de Hova hasta la revelación en los versos de Nicki Minaj y Rick Ross donde ambos escupen fuego y dan la nota sobresaliente del álbum así como la incursión de un muy bueno rapero y talento emergente en aquel momento como Cyhi the Prynce; plus, el siempre eficaz Pusha-T. Definitivamente, el punto más raw se alcanza en ese tridente.

Pero, ¿qué es un álbum de Kanye West sin incluir canciones que toquen muy en lo profundo del oyente o que muestren la vulnerabilidad de un artista catalogado constantemente como egoísta? Claramente no sería un álbum del nativo de Chicago. Así que, la inclusión de ellos se da en 'Runaway', 'Blame Game' —¡donde Chris Rock hace acto de presencia!— o 'Lost in the World' —compartiendo micrófono con Bon Iver— siendo la más colosal la primera —también sencillo— donde West hace una confesión de amor pero no el sentido platónico sino más bien desde una zona más contemplativa y oscura plus el verso de King Push añade una perspectiva pedante, cretina —now pick your next move, you could leave or live wit' it—. En estos tres cortes se hace palpable lo turbulento tanto de su vida como de su situación sentimental.

"My Beautiful Dark Twisted Fantasy", como se pudieron dar cuenta, se presenta como una montaña rusa: comenzando de manera festiva para conforme se va tomando velocidad, de igual forma se va tomando seriedad; una autentica avalancha de texturas realizadas con un notable toque estético cuidando cada detalle. Pilar esencial en el trajín musical de Kanye West, aquí se demuestra con creces su capacidad de orquestador no solo como rapero sino también como productor y lírico. Tras haber lanzado un álbum polarizado como "808s & Heartbreak" y tras las dificultades en el camino, "My Beautiful Dark Twisted Fantasy" arriba no solo como un back-to-the-basic sino también como una prueba contundente del fructífero proceso de catarsis. Simplemente monumental.

¿Ahora entienden el por qué de mi afecto?

100

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Algo para escuchar


Nombres como Calvin Harris o David Guetta deambulan constantemente dentro del mundo electrónico, dejando, desde mi particular punto de vista, más defectos que virtudes para con un estilo musical que no merece tan paupérrimas demostraciones pero, el día de hoy, traigo a ustedes una dupla que en los últimos años ha ganado fama, no solo por su carisma, sino por su labor individual, y que ahora han decidido colaborar mutuamente, ellos son: Diplo y Skrillex (el uno famoso por su trabajo con Major Lazer y el otro famoso por ser ex-vocalista de la banda de post-hardcore From First to Last con quien grabó dos álbumes así como por la canción 'First of the Year (Equinox)'). Su proyecto, bautizado con el nombre de Jack Ü, a inicios de 2015 —en Febrero para ser más exacto— lanzó su primer material: "Skrillex and Diplo Present Jack Ü".

¿Qué podemos esperar de dos productores conocidos por su capacidad para hacer hits y su sonido sumamente envolvente, dispar, pero al mismo tiempo estridente? Una erupción colosal. Y teniendo en la mezcla una la lista de invitados como 2 Chainz, AlunaGeorge y Kiesza, nombres de probada calidad, el expectativa aumenta; expectativa que es cumplida de manera apropiada —sin importar la incursión de Justin Bieber— provocando una revolución total.

Una de las cosas que me agradó del material fue su calidad de breve, directo al grano, pero sin reducir así su poder, su resonancia, su fuerza contenida en cada track. El material en su corta duración nos regala lucidos momentos en la presencia de, por ejemplo, Tity Boi en 'Febreze', donde el rapero de Atlanta demuestra por qué es uno de los artistas más pegajosos dentro del género (no lie), o 'Jungle Bae' que muestra el elemento dancehall que suele ser representado continuamente en Major Lazer y el cual a otorgado jugosos dividendos; ambas canciones, se recomienda disfrutarlas a máximo volumen.

De igual forma, nos topamos con cortes más carnales, sentimentales, melosos, como lo son 'Take Ü There', 'To Ü' y 'Mind' (los dos primeros, sencillos derivados del LP). En los tres cortes, las voces de sus interpretes agregan mayor énfasis al tiempo que las hacen sumamente accesible al oído de cualquier oyente. Plus, el factor "accesible", mainstream, no se convierte, al mismo tiempo, en factor de aburrimiento, de tedio, de pesadez, como suele suceder cuando se pretende acceder a las masas; ejemplo claro sucedido dentro de esta misma producción con 'Where Are Ü Now', corte que, como bien ocurrió —en su reciente álbum de estudio—, encajaría mejor en una producción del cantante canadiense.

En términos generales, "Skrillex and Diplo Present Jack U" se presenta como un agradabilísimo debut de parte de una dupla de productores que si bien, en cuanto a discografía personal, no han destacado como deberían, en este material en conjunto logran encontrar un punto elevado dentro de su carrera. En tiempos donde la música electrónica parece descolorida, famélica, débil, sin realmente nombres que le impulsen hacía adelante —como en tiempos pasados con Daft Punk o Fatboy Slim—, esta producción arriba como una muestra de vida de que aún puede uno disfrutar del género sin renunciar al primer encuentro. Vale la pena echarle un vistazo.

90

lunes, 16 de noviembre de 2015

Algo para escuchar

No hace mucho tiempo les traía a ustedes la reseña de "AM", quinto álbum de los monos árticos, y en su contenido hablaba un poco de lo distante que se encontraba su sonido actual comparado, por ejemplo, al de su debut y "Favourite Worst Nightmare", producción en cuestión. Así que hoy, nos remontaremos un poco al 2007 para comentar lo que significó este material en su momento, álbum que, cimento a los monos árticos en su carrera a la cúspide de la que hoy gozan con todo merito y algunos cambios en el camino.

Mi peor pesadilla favorita, título que sugiere lo mejor de lo peor, se convierte, en una predicción atinada, en una de las mejores experiencias oníricas cuando hablamos de soñar con los ojos abiertos y la música adentrándose en nuestros oídos. Tiempos de desfachatez los predominantes en aquellos tiempos, el álbum bien demuestra ese sonido aventurero, osado, atrevido e incluso divertido que hizo ganar la atención de un gran número de personas. Un sonido digno de una agrupación que emergía y manifestaba un rock totalmente extrovertido, sin reglas, sin preocupaciones.

"Favourite Worst Nightmare" es precedido por el primer single derivado del material, 'Brianstorm' —some want to kiss some want to kick you—, el cual es un certero presagio de dinámica, ritmos contagiosos y muy buena ejecución instrumental/vocal desplegada en los casi 40 minutos de duración. Y tormenta es una muy buena palabra para calificar lo que es el álbum: pero no una de esas catastróficas que dejan más perdidas que ganancias sino una de las que dejan altos dividendos a quienes escuchan y quienes interpretan.

Un buen signo de lo anterior es que el álbum se desarrolla con tal soltura que cuando volteas a ver el tiempo, el disco ha terminado, pero la sensación al final no es de desilusión, de vacío, sino de satisfacción total, un material totalmente adictivo de inicio a fin. Y como no engancharse en ese movimiento tectónico que proponen cuando se escuchan cortes como 'Fluorescent Adolescent', 'Teddy Picker' u 'Old Yellow Bricks' llenos de sing alongs y estimulantes ritmos que hacen mover nuestro cuerpo —sí, el rock no solamente alborota la melena— o cortes más vertiginosos, en una vena directa y subversiva como 'Balaclava', 'D Is For Dangerous' o 'The Bad Thing'; de igual forma nos topamos con canciones de una fibra más sensible, de las que surgen tras excavar muy en lo profundo del ser como 'Only Ones Who Know' o '505' que cierra brillantemente un álbum resplandeciente.

Una jaque mate irrefutable en la discografía de Arctic Monkeys, "Favourite Worst Nightmare" triunfa por ese componente indómita incluso en momentos de introspección. Desde la voz rapeada de Alex Turner y su juego de palabras —sorry, sunshine, it doesn't exist, it wasn't in the Top 100 list— hasta la intensidad y entusiasmo en cada canción —que no pasa por alto ningún elemento—, hacen del álbum un material altamente apreciado por fanáticos y no fanáticos a pesar de la distancia; un éxito rotundo que trae a presente momentos de un pasado lejano musicalmente hablando —nostalgia— por que, en cuanto a capacidad, siguen demostrando sus muy buenas cualidades.

98

jueves, 12 de noviembre de 2015

Algo para escuchar


Cualquier adjetivo calificativo, piropo o superlativo que pudiera agregar respecto a mi sentir sobre Deftones quedaría chico pues, como deben saber, los originarios de Sacramento, California son mi banda favorita no únicamente en lo que respecta a su género, sino también en lo que respecta a música en general. Hoy, a ustedes, presento el séptimo álbum de su discografía —próxima a extenderse a ocho—: "Koi No Yokan" (título en japonés que se traduce a "La Premonición del Amor").

Anteriormente (dos años previo al lanzamiento, o sea, en 2010), Deftones lanzaba uno de los mejores álbumes en su discografía: "Diamond Eyes"; material con un sonido sumamente envolvente, brillante, vehemente, seductor, muy bien confeccionado en términos generales por la agrupación. El álbum, en pocas palabras, fue una conquista rotunda (cómo olvidar 'You've Seen the Butcher' o 'Rocket Skates'). Un álbum que al mismo tiempo veía la incursión de Sergio Vega tras el lamentable accidente de Chi Cheng que, un año después del lanzamiento de este álbum, fallecería a causa de un paro cardíaco tras años de coma.

Ahora bien, ¿qué tanto ha evolucionado el sonido de la banda de una producción a otra? Mucho. Mientras que "Diamond Eyes" presenta un sonido más puro y lleno de coqueteo, con "Koi No Yokan" nos topamos con uno de los álbumes más pesados y metaleros en la carrera de Deftones. De acuerdo con el Chino Moreno, tanto este como la anterior producción, fueron grabados en un corto periodo de tiempo; factor que, acorde con el vocalista, quedó plasmado. Y si el anterior había sido pura dinamita, en este, las detonaciones aumentan.

Producido por Nick Raskulinecz (quien también produjo el anterior y los dos últimos de Alice In Chains), el álbum mantiene la intensidad del pasado, su buena forma musical, pero aumenta la potencia en cuanto a contenido, agregando mayor volumen a cada track. Basta escuchar el corte de apertura, 'Swerve City', para sumergirnos en la atmósfera estentórea del material. Onda expansiva que se va propagando de manera tan viciosa que alcanza puntos de alto impacto en canciones como 'Leathers', primer sencillo derivado del álbum y con un inicio bastante calmo que a manera que el tiempo transcurre arremete poderosamente en nuestros oídos o 'Poltergeist', con ese pegajoso comienzo entre aplausos amigables que acaba por tornarse en una violenta manifestación —haciendo honor al evento paranormal—; ambos cortes, entre lo más orgásmico y delirante dentro del material.

Una característica importantísima de Deftones, elemento esencial de su personalidad como agrupación, y que ha ido puliendo a través de los años, como lo es el combinar apropiadamente sonidos tan diferentes —¿shoegaze y metal?— de manera que funcionen mutuamente, se mantiene como constante aumentando el plus valía de las canciones. Cortes como 'Goon Squad', 'Tempest' o 'Rosemary' lo mismo nos tumban un diente, o nos dejan un moretón, que nos pones a levitar o nos ablandan cual mercurio; de igual forma, cortes como 'Entombed' o 'What Happened To You?' se alejan un tanto del caos constante para introducir la calma con la presencia en sintetizadores de Frank Delgado.

A pesar de que los años pasan, Deftones se mantiene en el juego, en el escenario, en la escena metalera, con una constancia que envidiarían bandas "trve" dentro del género. Da gusto escuchar un álbum de 2013 y aún encontrar esa vibra de sus años anteriores como en 'Romantic Dreams' (cuyo vídeo fusiona otra de las pasiones de la banda: el skate) o 'Graphic Nature', donde el Chino Moreno ratifica por qué es uno de los mejores vocalistas que el nuevo milenio nos ha brindado y por qué Stephen Carpenter es un bestial guitarrista, por cierto, bastante menospreciado.Quien guste tanto como su servidor de escuchar a tan gloriosa e icónica agrupación, siéntanse seguros que "Koi No Yokan" no los defraudará; la siempre eficiente fórmula Deftones se mantiene de manera sobresaliente. Un paso más hacía adelante.

Me pregunto, ¿qué nos deparará su nuevo material?...

95

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Algo para escuchar


Hace 10 años, desde los suburbios de Sheffield, un cuarteto de jóvenes británicos presentaban al mundo un rock rebelde, directo y punzante, un sonido que maravillaría a miles y millones de personas y que les daría reconocimiento a nivel mundial. Hoy, en 2015, y a dos años de su más reciente álbum, "AM", estos hijos de la reina Isabel han cambiado la apariencia desaliñada y el pelo revuelto que grita me-importa-un-bledo, por tuxedos y peinados ávidos de gel; han pasado de lo informal a lo formal, no solo en términos de cómo-me-veo, sino también en cuanto a cómo-me-escucho.

Hoy, para ustedes,  traigo el quinto álbum de su discografía, "AM", lanzado en 2013, y con él una pregunta crucial: ¿ha Arctic Monkeys cambiado para mal? Mi respuesta: no. Más bien el cambio los ha acentuado, ha pulido su sonido musical, les ha hecho pasar del middle finger in the air a la rendición total de los sentimientos, les ha restado velocidad pero les ha agregado cadencia, les ha restado cabellera pero no talento. Y en este álbum, de sobria portada en fondo negro, se ve que no han perdido el encanto, el toque mágico, más bien, han madurado y comparten con nosotros tal evolución musical.

Primero, me gustaría remarcar que quien espere encontrar un sonido similar al de materiales pasados como "Whatever People Say I Am, That's What I'm Not" o "Favourite Worst Nightmare", les puedo asegurar que no encontraran restos de aquel sonido, por lo tanto, no creo —al menos que me equivoque— que encuentren algo de su agrado o algo que les reafirme su amor por la agrupación. Dicho lo anterior, "AM" se presenta ante nosotros como esa faceta antes del meridiano en la cual los movimientos son lentos, el flujo parece inmerso en una pachorra y la vida parece una escena en cámara lenta. Un álbum donde las velocidades son mínimas, no existe ese acelerar constante de antaño, pero sí ritmos bastos.

Tres cosas que noté del álbum son: 1) su parecido con "...Like Clockwork" —guardando las debidas distancias y diferencias— de Queens Of The Stone Age, donde, por cierto, toca Josh Homme quien participa en un par de cortes del disco aportando su voz de fondo. 2) Su esencia bastante añeja, un sonido que nos remonta a los ochentas —en ciertos momentos, vino a mi memoria el nombre de The Smiths—, épocas pasadas del rock donde dicho género no era únicamente furioso sino también bastante pegajoso y lo mismo te hacía sacudirte que bailar —para muestra, 'One For The Road' o 'Arabella'—. 3) La constante presencia del bajo. Un elemento fundamental cuya presencia era más constante en tiempos de nuestros abuelos o tíos que en los modernos. Un elemento que ha dado tanto a la música y que es tan poco reconocido.

Dentro del contenido del álbum, encontramos cortes como 'Do I Wanna Know?' o 'R U Mine?' que se presentan a nosotros como incógnitas de amor, de romance, y que cada una envuelve su toque particular: mientras la primera se mueve en una serenidad y misterio, la segunda es totalmente incendiaria, lo más cercano a los recuerdos del ayer. De igual forma hayamos cortes como 'No.1 Party Anthem' o 'Mad Sounds' un par de baladas, si así se les quiere llamar, envueltas en nostalgia, en una atmósfera descendente, que nos sumerge en una tristeza ajena o nuestra; o, en el lado opuesto de la moneda, encontramos 'I Wanna Be Yours', una canción envuelta en deseo y misterio, una petición, una declaración que cierra el álbum de manera notable.

Si de algo habría que hacer mención en "AM", es de la austeridad con la que se presenta ante nosotros. Así como su presentación física lo es, de igual forma su contenido; asignando a cada elemento la importancia precisa, sin llegar a saturar ni verse rimbombantemente insoportable, mucho menos, como un material carente de brillo o de seducción. Un material genuino con todas las de la ley puesto que en su discografía no hay como "AM". Un paso hacía adelante, sin duda alguna, en su carrera; una reinvención de su sonido que ojalá y continúe en el mismo sentido.

90

martes, 3 de noviembre de 2015

Algo para ver

Volviendo al terreno de las pantallas gigantes, o sea, del cine, hoy traigo para ustedes tres películas que recientemente tuve el gusto de ver y que han dejado en mi una muy buena impresión, a saber: Straight Outta Compton, Snowpiercer y Sicario.

Straight Outta Compton


Para aquellos amantes del Hip-Hop, genero musical que ha concebido a grandes raperos como 2Pac o Biggie Smalls, en tiempos pretéritos, o Eminem o Kanye West en tiempos más modernos, se presenta ante ustedes un filme biográfico que describe la vida, en términos musicales, de la agrupación N.W.A. (Niggaz Wit Attitudes) de la cual salieron personajes como Ice Cube, Dr. Dre y Eazy-E. Originarios de Compton, California —mismo lugar, por cierto, del que es nativo Kendrick Lamar—, la banda parte en una búsqueda, primero, de realizar sus sueños, y segundo, de crear un impacto con su música en la comunidad pues, en aquellos tiempos —y aún en la actualidad—, la raza negra era segregada y violentamente castigada por las autoridades norteamericanas. El argumento principal del filme es, a grandes rasgos, el andar del quinteto desde el momento de su formación, el apogeo de su fama, hasta su ruptura envuelta en la tragedia y conflictos de intereses.

La historia en sí, no deja un mensaje en particular como otras películas en cartelera podrían hacerlo, sin embargo, nos acerca a la vida de los integrantes, nos hace dibujar un retrato más vivido de lo que tuvieron que pasar para llegar a la cima, de sus excesos y sus disputas, así como de los tiempos difíciles que se vivían en ese entonces referentes a la censura y lo racial. Por cierto, a lo largo del filme hacen aparición personajes del mundo Hip-Hop como: 2Pac y Snoop Dogg. Un must see para aquellos amantes de las rimas, fanáticos de la agrupación (que dudo en México haya; ¿alguien va más allá de Cartel de Santa?) o de quienes disfrutan, como yo, de un genero nutrido de talento y texturas.

Snowpiercer


¿Alguna vez han leído "Un Mundo Feliz"? Bueno, si lo han leído, esta película les resultará familiar. En caso de que no, no se preocupen, la lectura no es fundamental para su entendimiento; la historia, de igual manera, les resultara atractiva. ¿Motivo? Por lo bien elaborado que está la película y por la participación de actores de primer nivel que aportan todo su talento en un filme que nos sitúa en escenario post-apocalíptico donde las temperaturas mínimas son severas a causa de un experimento fallido, destruyendo así, a una gran parte de la población mundial.

Los sobrevivientes a tal catástrofe, viven, conviven, en un tren que da la vuelta al mundo diseñado por una empresa con la intención de imponerse a las condiciones climáticas latentes y, de igual forma, asemejarse lo más posible a un ecosistema natural y social, llegando así, a incluir clases sociales (ricos/pobres), a representar la famosa pirámide capitalista: donde entre más se adentra uno al tren, las clases van elevando su categoría; encontrando en la parte más baja a la comuna más pobre. Todos, sin embargo, dominados por un gran ojo, un gran líder, un gran hermano.

La película, como argumento principal, narra la historia de una rebeldía al sistema comandada por Curtis —quien es interpretado por Chris Evans (Captain America)— y un grupo de personas de su misma clase hartos de las paupérrimas condiciones en las que viven y los atropellos de autoridad. Una historia, que como mencione en un principio, muestra referencias a libros como "Un Mundo Feliz", por ejemplo, en el uso de un placebo y la educación especializada para amar el sistema. Un filme muy bien hecho que no obstante al gran número de reconocidos actores, no se convierte en otro filme más que utiliza grandes nombres para atraer a las multitudes; aquí, lo que vemos, es una película cargada de intensidad, de peligro, de sublevación, basada, por cierto, en la novela gráfica francesa "Le Transperceneige". Una recomendación para todos aquellos que gusten de la acción worst case scenario fusionadas con temáticas presentadas por escritores del estilo de Aldous Huxley. Garantía total.

Sicario


Oh, el siempre fructífero mundo del narcotráfico... y no hablo desde un punto de vista social, sino más bien desde un punto de vista de análisis y de representación, como en este caso, en una película y en muchos anteriores por medio de documentales. Primero, habría que aclarar que el filme no ahonda en el mundo del narcotráfico: sus ramificaciones, su manera de funcionar, sus rutas de tráfico, sus extravagancias, etcétera, más bien toma aspectos particulares de dicho mundo y su impacto particular tanto en México como en Estados Unidos, quien, también se encuentra involucrado en la lucha por detener a estos grupos tan desarrollados. Por tanto, no esperen encontrar una película descriptiva del mundo del narcotráfico, más bien, una historia donde los intereses de un país y de una persona involucran a este grupo en particular en un escenario turbio, un escenario de alianzas y movimientos por de debajo de la ley.

Lo importante de este thriller, dirigido por un canadiense, es que nos da una idea de cómo trabajan las fuerzas americanas en la búsqueda de capos asociadas con las fuerzas mexicanas y lo que son capaces de hacer para lograrlo. Todo esto, bajo un escenario repleto de realidad, de una muy funesta realidad que viven miles de ciudadanos mexicanos que día con día, o en una muy alta frecuencia, conviven con el terrorismo y la violencia de estos grupos delictivos. Algo que no causa para nada de orgullo desde mi particular perspectiva pues sitúa, no solo a una ciudad especifica, sino a un país en general, en una posición sanguinaria y desalentadora. Las ciudades mexicanas escogidas para representar el impacto del narco fueron Tijuana y Sonora.

Ahora, hablando del reparto me encuentro con tres viejos conocidos y excelentes actores: Benicio del Toro (Snatch, Things We Lost In The Fire), Emily Blunt (The Devil Wears Prada) y Josh Brolin (No Country For Old Man y True Grit) un trío que  a lo largo del filme nos llenan de intriga y suspenso, una tercia de nombres que hacen sobresaliente una historia de por sí ya atractiva. Así que, ya sea por morbo o por interés en la temática presente, seguramente disfrutan de un filme repleto de dinámica, estrategia y, primordialmente, buenas actuaciones. Título que se coloca en el podio de lo mejor del 2015.

Algo para escuchar


Mi primer acercamiento formal con Foals, llega con el más reciente lanzamiento de esta agrupación británica originaria de Oxford, "What Went Down", un álbum que ha dejado en mi una muy buena impresión por su ligero sonido y sobria ejecución. Introducido por sencillos como 'What Went Down' y 'Mountain At My Gates', el álbum comienza con una gran carga energética bajo el manto de un par de canciones que no en vano han sido genuinos éxitos. Cortes cargados de la siempre bienvenida intensidad del rock pero aderezadas con melodías juguetonas y efectos de sintetizadores que nos sitúan en una atmósfera solemne.

Mientras la primera es un knockout directo, un golpe contundente en la mesa (que nos deja con cierta sensación de peligro), la segunda presenta un rostro más cándido y cordial pero sin menguar en poderío. Al escuchar este par de sendas detonaciones al oído, seguramente se podrá argumentar que el disco en su integridad sera de la misma manera, enfundado en un mística rockera donde las guitarras toman un gran protagonismo pero, para su decepción (o no), no es así.

Primero habría que decir que la identidad de Foals, no es, plenamente rockera al estilo de bandas como Muse, por ejemplo, donde las guitarras juegan un papel sumamente importante, acá, otros elementos como la batería, el bajo o sintetizador toman un papel más protagónico y no como un elemento más de fondo. En pocas palabras, Foals se caracteriza por jugar con los sonidos, experimentar con ellos, darles cuerpo y forma, en vez de establecerse en un rock concreto y convencional (fórmula que funciona bastante bien para agrupaciones como AC/DC, por ejemplo). Si habría de catalogarlos en una sección, definitivamente estarían al lado de nombres como el de Arcade Fire, por citar una referencia popular.

A lo largo del disco vemos una dualidad que oscila entre lo voraz y lo sutil, donde el rock encuentra una nueva faceta que toma forma en cortes como 'Give It All', 'Albatross' o la majestuosa 'A Knife In The Ocean' donde las guitarras disminuyen su volumen pero que sin ello disminuyan su impacto, tomando tintes enigmáticos, pletóricos gracias a la certera acentuación de los sintetizadores. De igual forma, nos reencontramos con momentos donde las guitarras toman la batuta en cortes como 'Birch Tree', 'Night Swimmers' o 'London Thunder' pero no en su forma más ruidosa y directa (como en 'Lonely Hunter'), sino en su forma más pintoresca y armónica aportando la melodía adecuada. Una agradibilísima apuesta para con una agrupación que, en el pasado, no me habían seducido por completo con su propuesta pero que definitivamente a partir de aquí entraran en consideración para mi. ¿Será este el punto más elevado de su discografía?

Definido por la propia agrupación como el disco más agresivo que han lanzado, "What Went Down" se presenta como una muy buena alternativa no solo al rock convencional sino al rock presentado por ellos previamente. Un material estentóreo, un pacto de sonidos que producen diferentes tipos de sensaciones, diferentes tipos de reacciones; así, se puede desde elevarse con los pies en la tierra hasta agitar la cabeza con ardua repetición. Material bien balanceado que bien podrán disfrutar tanto noveles, como su servidor, como oyentes más avanzados. Sin duda, nota relevante de este 2015.

85

viernes, 16 de octubre de 2015

Galicia

La estrella caía a una velocidad infranqueable. Detrás de ella, no había presencia de estela pero acarreaba un brillo como ningún otra en la faz de la tierra. Al desaparecer, porque los ojos ven hasta donde pueden, Alonso había pedido su deseo: que su esposa muriera. Simplemente se había hartado: había pasado más de 40 años con la misma persona y en los últimos tiempos la relación parecía desconchinflarse. Por eso, la noche de aquel jueves decidió que necesitaba un cambio de aires, decidió que necesitaba renovar su ilusión y creencia en el amor, así que mandó a su mujer por delante; culpable, según él, de las vicisitudes apremiantes en su vida.

De tal modo, a la mañana siguiente, sin razón contundente, su mujer, Galicia, amaneció muerta. Ante la noticia, y sabiendo él que tal deceso había sido concebido por tan críptico deseo, decidió no decirle a nadie del pueblo y en su lugar, dejo a su mujer acostada en el mismo lugar como cualquier otra mañana. Al vestirse, y salir a sus labores cotidianas, vio, a lo lejos, una mujer sentada bajo la sombra de un guayabo. Su figura dejo encandilado a Alonso con esa tez aperlada, cejas pronunciadas y mirada sevillana que cautivó cada rincón de su ser. Aquella era la mujer que supliría a Galicia y renovaría su esperanza marchita.

Tras un mes de cortejo, apareamiento y demás estudios complejos encaminados a concretar su amor, la pareja decidió casarse en secreto; sólo ellos dos, y el compadre de Alonso, eran testigos de aquella comunión. Al finalizar, y tras la entrega de anillos y el beso nupcial, ambos se encarrilaron hacía una luna de miel al otro lado del cerro, donde un pequeño lago haría los honores de aquel emparejamiento del desconcierto. Una semana después, y tras volver satisfechos, Alonso continuó con su vida mientras aquella mujer de ámbar, cuyo nombre era incierto, le esperaba en su casa recitando versos tersos.

Hasta que un día, que Alonso llegó, y no encontró a tan angelical princesa. Alarmado por la ausencia de su presencia, se aventuró en su búsqueda empezando por la casa, continuando por el guayabo y siguiendo por el camino habitual del ganado pues no haya sido que se le haya confundido con un primoroso cordero. Al final de su búsqueda, que duró más tiempo que su vida conyugal, regresó a su casa desecho, con el corazón maltrecho y alguna que otra lágrima petrificada por el calor descomunal. Desconsolado, sin tener ningún otro lugar al que recurrir, volvió al lecho de su amor muerto.

Arrodillado, colmado por el desenlace de su arremetimiento, deseó hubiese sido él quien estuviese muerto. Esa misma noche, sin nada más que perder, se situó de pie esperando a que del cielo aquel objeto fugaz cruzara por encima de su techo. Para su desgracia, nunca más volvió una estrella a pasar. Hasta que un día, resignado a no buscar más, a morir bajo la inexorable travesía del tiempo, aquella misteriosa mujer reapareció bajo el mismo guayabo. En ese instante, una mano se posó a la altura de su hombro: era su mujer. Cuando volvió su vista hacia el guayabo, y vio que en aquel lugar no había vestigio de ser humano, comprendió que incluso la muerte se da tiempo de treguas.

jueves, 16 de julio de 2015

Lo que las letras dejaron: Los Hijos de Sánchez

Hace algún tiempo, tuve la fortuna —hasta ese momento desconocida— de adquirir uno de los mejores títulos que he tenido la oportunidad de leer, no únicamente por la magnifica historia basada en hechos reales y narradas por sus protagonistas, sino también, porque presenta uno de los rostros del país: la pobreza; exponiéndolo de manera sublime en historias que llegan a involucrarte y ver cómo realmente vive la gente en dichas condiciones. No obstante el libro fue escrito en 1960, mucho de aquel desesperanzador panorama prevalece en la actualidad.

El libro narra la historia de una familia mexicana, bajo la voz de cada uno de ellos, en un contexto de pobreza en una zona sumamente conflictiva de la Ciudad de México: Tepito, más exactamente, en el barrio de Bella Vista. La familia está conformada, en orden, de la siguiente manera: el padre, Jesús Sánchez Vélez y sus cuatro hijos: Manuel, Roberto, Consuelo y Marta. A lo largo del libro, se presentan relatos en voz de cada uno de ellos, tomados de una grabadora que Oscar Lewis (autor) usó para grabar sus historias.

Conforme las páginas avanzan, uno se va introduciendo un poco más en la vida de cada uno de los personajes, quienes van contándonos sus experiencias personales en la familia, en su infancia, en la calle, en su vida en general. Muchos temas interesantes asoman de este libro, pero el que más llama poderosamente mi atención, es la corta de edad que los personajes tienen y todas las cicatrices que cargan ya en sí, todos los golpes que les ha propiciado la vida en tan corto tiempo, demostrando, una vez más, lo difícil, lo complicado, lo despiadada que es la pobreza; escenario y matriz de muchos eventos trágicos, caóticos, así como de varios círculos viciosos que se presentan conforme la lectura transcurre.

Entre los temas que más llamaron mi atención, he elegido sólo cuatro para desarrollarlos a continuación. A saber: violencia, familia, idiosincrasia y pobreza. Dichos tópicos han sido de mi interés porque considero que representan mucho a nuestro país al mismo tiempo de ser temas de constante conversación no únicamente por expertos en la temática sino también por sus ciudadanos.

Violencia

Punto bastante recurrente a lo largo del libro y respecto a este tema tengo una reflexión: mientras que una persona con dinero puede mandar a sus hijos a expresarse por medio del baile, la música o la pintura, en general, el arte; en la pobreza, la máxima expresión, el punto más álgido de manifestación interior, lo equivalente al arte en las calles, es la violencia. Desde el padre que reprende a los hijos a gritos y golpes hasta las peleas en calles y bares la violencia es una constante. Una carta sumamente utilizada en un contexto donde el machismo, la hombría, sobresalen. El impulso, el arrebato, es aquí la voz de dialogo; la palabra no existe. A falta de educación, los golpes enseñan.

Y lo aquí presenciado no dista mucho del presente. Ya hemos visto como México inició la guerra contra el narco, como han sido violadas y asesinadas jóvenes adolescentes, como niños matan niños, como han sido secuestrados normalistas, como han sido asesinada gente inocente a mano del gobierno; más la violencia que se acumula del pueblo y que no aparecerá en la televisión o periódicos pero que igualmente es asfixiante. Vivimos en un entorno repleto de violencia vigente en televisión, hogares, compañías, escuelas y calles. Es el alimento de cada día del mexicano. Un alimento que pasamos a golpe de pecho.

En las zonas más necesitadas, con profunda carencia y ausencia de ley, normas, reglas, en un estado de completa anarquía, donde cualquiera puede hacer lo que quiera, donde el fuerte manda, la violencia se convierte en algo sumamente importante; algo comparado con un título, comparado con una medalla, un diploma, un reconocimiento, algo que impone respeto ante el otro, algo que le hace superior en los terrenos donde la supervivencia del más fuerte o el más chingón para los golpes lo es todo. En esta zona, más parecido a una jungla, la violencia, la fuerza, es la condición más elevada; más elevada que el conocimiento. Así como dos cimarrones se agarran a topes por liderar la manada, aquí dos hombres se agarran a golpes para separar a los fuertes de los débiles.

Idiosincrasia

La manera de pensar del mexicano es en ocasiones divertida y en otras tantas alarmantes. Pero a continuación presentaré cuatro tópicos que se presentan constantemente a lo largo del libro y que son representativos no sólo de la temática sino de la vida del mexicano antes y después:

Comunidad: La historia tiene como locación principal una vecindad. Y las vecindades son pintorescas. Basta con recordar la vida que llevaba El Chavo del 8 en el programa del mismo nombre. Aquí, pasa algo parecido. Nos encontramos con varios personajes que complementan el contexto de pobreza en el cual se desarrolla el libro. Y no es que éstos tomen protagonismo, no es así, simplemente que con sus ocurrencias, chismes, reuniones, mitos, remedios y demás cuestiones impregnan un poco de color al libro.

La vida en vecindad es la vida de todos. Porque aunque los muros separen, la información llega a oídos del otro. Al vivir en comunidad, una, por cierto, muy aglutinada, es mucho más fácil saber las intimidades del de enfrente o el de a lado. Ahí se comparte todo: desde la diversión patrocinada por la palomilla de muchachos que, cual manada, van por las calles en busca de aventuras, ya sea retando a otras palomillas o haciendo travesuras entre ellos mismos; o el grupo de jóvenes que se junta para bailar, para disfrutar de la noche y de la compañía, para galantear y cortejar a la chica o simplemente para disfrutar de las melodías hasta los pleitos entre vecina y vecina o el menjurje para aliviar malestares y demás dolores.

Un aspecto que me pareció llamativo de la vida en vecindad, con la pobreza como escenario, es cómo los pequeños detalles toman gran resonancia. Bastaba con que una persona comprara un televisor, para que se le dijera "que ya era de la alta" o que alguien estudiara o simplemente se arreglara, para que se le considerara superior o puta. Y eso sucede, más que nada, porque ante la carencia cualquier detalle, por más ínfimo, se magnifica, no hay detalle que pase desapercibido; todo toma mayor relevancia ante la nada. Aparte, claro está, de una cuestión de envidia muy natural del mexicano quien no puede ver que progresa su paisano porque inmediatamente le llena de piedras el carro, se empieza hablar mal de él, a murmurar, a desacreditarlo por lo que ha conseguido porque duele el verle triunfar o tener más. Cuestión de orgullo nacional.

Machismo: Vaya arca, y como la de Noé, llena de animales que basan su supremacía en impulsos, en fuerza, en poder, en su virilidad, en cuánto pueden coger, tomar o trabajar; en pocas palabras, en quién es más cabrón o quien tiene más huevos. El problema del machismo es la sabana que arrastra el hombre en México y que generación tras generación ha menguado, sí, pero también se ha sofisticado. Ya no únicamente es física sino también psicológica.

Para efectos del libro y su década, se presenta el típico hombre sostén del hogar, el que lleva el dinero a casa, que se rompe la madre trabajando, que se faja los pantalones; el hombre que tiene más de una mujer porque a mayor número, mayor virilidad, una ecuación digna de Einstein o Pitágoras; el hombre que tiene sexo como conejo, a veces a fuerzas, otras a oscuras, pero siempre sin amor, porque los hombres no sienten ("para eso están las mujeres", diría el don); el hombre violento que golpea a su mujer hasta el cansancio; el hombre que exige todo a la mujer y muy poco, poquísimo da.

Pero el lado oscuro del machismo, esconde el lado vulnerable del hombre. Al no saber cómo hacer uso a sus emociones, sentimientos, se vuelve rustico, hosco, violento; todo lo opuesto. El machismo también presenta la irresponsabilidad del hombre, ese que a puesta el presupuesto, el salario, porque él hace con su dinero lo que quiere o el hombre que embaraza a la mujer y después se deslinda de toda responsabilidad porque la hombría termina cuando el pene sale de la vagina. El machismo disfraza la fragilidad del hombre, ese que también es mujer, ese que también siente, llora. El machismo aparece, una vez más, como lo menos hombre del hombre pero lo más valioso a efectos del qué diran, a efectos de sociedad. Una muestra más de que el ego existe.

Religión: Respecto a esta arista, se presenta algo interesante. Por un lado, se confirma la fe que tienen el mexicano, el fervor con el cual asiste a una iglesia, a la basílica o a Chalma a pagar sus mandas. No es algo extraño, que México se conozca como uno de los países más devotos del mundo. La pasión que demuestra en cuanto a religión bien podría ser enfocada, de igual forma, a otros aspectos de la vida diaria del mexicano. Si así como reza viviera el mexicano, si así como se encomienda y se persigna viviera el mexicano, otra historia sería. Tal parece que en lo que respecta a Dios, hay un comportamiento particular, exclusivo; en lo que respecta a su papel como ciudadano, como ser humano, en ocasiones se suele comportar mezquino, ufano. ¿Será el miedo a lo desconocido?

Del otro lado, está, la crítica que presentan en el libro sus protagonistas (en especial Manuel) hacía lo que es la religión. Hace la comparación de su religión, el catolicismo, con los evangelistas. En esa reflexión que tiene, se da cuenta de lo estricto que son los evangelistas comparado con el suyo propio y lo cual lo privaría de las cosas que más le dan placer como el sexo o apostar, sentenciando su reflexión con la frase "creo que no nací para mártir" al tiempo que habla de la vida de Jesús comparada con la del Vaticano; ambas tan diametralmente diferentes. Este tipo de reflexiones me parecen interesantes ya que, desde mi punto de vista, dan muestra de conciencia, da muestra de lo que la religión debería de ser: más que una simple creencia. Porque, en varias ocasiones, pareciera que se es religioso de manera automática, sin plena convicción, más por tradición que por elección siguiendo una creencia más por esquemas sociales, por darle el gusto a la mamá o a la abuela que por verdadera devoción.

Realmente, el tema de la religión no es muy protagónica pero sí constantemente mencionada en la figura de Dios (en frases muy comunes como "si Dios quiere"). Más que enfocarse en aspectos de la fe, se toma un rumbo más de supervivencia. Al fin de cuentas, la narrativa es individual, no colectiva; representa a una persona no a un conjunto. Aunque los trajines o sacrificios que hacen cuando el tema se presenta, son representativos de nuestra cultura, una que cree mucho en las imágenes, en la figuras (desde santos hasta Dios) y que suele ver la vida en matices (mientras la persona paga el manda, sufre, a la vuelta de la esquina un conjunto toca canciones y la gente baila, goza). Y vaya que hubo presencia de nombres de santos. Figuras más intimas que los dioses y que guardan una estrecha relación con vínculos familiares más personales; a doc con el tipo de comunidad en la que viven.

Mujer: Ya que la historia presenta el relato de dos mujeres, me parece importante incluir el rol que representan dicho género en el libro. Como es de esperarse, las mujeres son vistas de manera secundaria, con muy bajo valor, presentadas como madres de familia y amas de casa fieles a los esposos aunque éstos se comporten de mala manera, de mala forma con ellas. Su imagen es subordinada, sumisa, fiel a las ordenes de sus maridos, prestas para cuando él llega del trabajo en la noche o para lo que a él se le antoje. Su presencia, a comparación de la actualidad, es bastante devaluada.

Mientras que Consuelo muestra un rostro femenino más de superación, de nulo estancamiento, más correcta, formal, sin tanto vago amorío, ni hijos aquí y allá; su hermana, Marta, presenta un rostro más inexperto, vejado, maltratado, raído, una panorama bastante triste. En lo que coinciden ambas es en la credulidad, en esa creencia ciega ya sea para el hermano o para la pareja; sin importar que acaben siendo engañadas, defraudadas. Esa fe ciega tan distintiva de la mujer. Quienes acaban entregándose por completo y acaban perdiendo enteramente. Aunque cierto es, que entre las mujeres, también existen las cabronas: esas féminas que hartas de ser humilladas, denostadas, acaban comportándose como los hombres que las engañan; con total desparpajo y sinverguenza, acostándose con uno y con otro o trepándose de sus ingresos. Una especie que juega con el interés del hombre (mayoritariamente sexual) y que de a poco va, como se diría coloquialmente, sangrándolo.

Aunque las mujeres hoy día han ganado terreno en puestos que antes eran solo de hombres, los puestos importantes, los de peso, como antes, siguen siendo para los varones. Hoy día las mujeres son más autosuficientes, menos atenidas a un hombre, mucho más determinadas, tienen mayor voz y voto y, como lo comente antes, están presentes en esferas que antes eran exclusivas del género masculino (por ejemplo, el fútbol). La similitud sigue siendo que siguen viviendo en un mundo de hombres no obstante sean mayoría o más capaces intelectualmente. Las distancias se han acortado, sí, pero en lo que respecta al género femenino quedan cosas por hacer, en primer lugar, aprender de los errores del hombre. Porque no se busca hegemonía, se busca equilibrio.

Familia

La familia es un elemento de suma importancia en nuestro país. Tiene su día particular. Los domingos, generalmente, solemos dedicárselo a ella. Es el medio por el cual las instituciones y los medios llegan a nosotros, es el medio por el cual aprendemos a convivir con los demás, es nuestra primera escuela, es la raíz de toda educación personal, es donde el hombre de futuro se empieza a forjar. Y en este libro, la familia no es nada unida y muy disfuncional. Es un sistema dirigido de manera paupérrima por Jesús Sánchez.

Aunque el señor, dignísimo trabajador y siempre presente en lo que se refiere a alimento, asto, techo, ropa, calzado, aspectos no menores pero superficiales al fin de cuentas, ha fallado en una cosa importantísima: estar ahí para sus hijos y no únicamente de manera material, sino también corporal, afectiva, sentimental, aspectos fundamentales para crear vínculos inquebrantables y formar mejores seres humanos. Pero Jesús Sánchez es el arquetípico hombre de su época: autoritario. Se dedica a regañar, a reprender, a cumplir con su labor como hombre más que como padre, pero descuida muchísimo la parte humana, la parte sentimental, la del padre que escucha y conversa, que es abierto y flexible y no solamente imponedor de sus normas y leyes. Si fuese un gobierno, sería un gobierno represivo y totalitario.

Los mismos hijos hablan de ello. Lo ven como un padre distante, frío, inexpresivo emocionalmente, pero al mismo tiempo, como alguien que ha derramado hasta la última gota de sudor y esfuerzo por ellos para darles una vida digna. Lo aman. Lo odian. Ambivalencia para nada extraña. Ambos sentimientos son más afines de lo que parecen. ¿Qué hay de sus hijos? Bueno, hay de todo. Tenemos a Manuel, el mayor, chambeador, callejero, desobligado, apostador, pelionero, soñador. Le sigue Roberto, el más desorientado y maltratado de todos, cleptómano, limítrofe, ve la vida con total desinterés y desanimo; Consuelo, la más educada y formal de todos pero la de menos importancia dentro de su familia, taciturna, meditabunda, moral; y por último, Marta, la favorita de papá pero la de menos experiencia y recorrido, la más frágil y vulnerable de todos.

Entre ellos no conocen la unión, la fraternidad, el afecto, el amor. Tal y como fueron criados posteriormente se vería repetirían los mismos patrones que recogieron de su entorno. Nada de vínculos fuertes, duraderos, todo superficial, banal, con muy poco apego.

Tan importante es la familia, y no únicamente hablo por el libro sino de manera general, que muchos de los errores o aciertos que cometemos como adultos o adolescentes, los aprendemos de ese primer núcleo que tuvimos/tenemos en casa. De tal importancia es, que lo que se coseche en esas primeras instancias formativas, hablaran de nosotros como el futuro padre de familia o hombre de negocios o de trabajo. En la escuela se aprende a sumar, a restar, a multiplicar; se aprende historia, geografía, pero en la familia se aprende a ser persona de bien, digno ciudadano, esposo, compañero, estudiante. Se aprende a ser persona de beneficio para con el entorno.

Considero, que muchos de los problemas actuales del país (como la violencia, la falta de educación, la ausencia de valores y moral) vienen de los fallos presentados en este microsistema. Cuando los padres no pueden otorgar a sus hijos las herramientas para ser personas de bien, mujeres u hombres de provecho; cuando no se le enseña lo bueno o lo malo o el valor de una caricia, de una palabra, de una bofetada, incluso; cuando lo único que hacen los padres es imponer sus condiciones sin la inclusión de los demás miembros o ser permisivos y dejar que el gallinero se alborote y se pierda el total control, es ahí cuando llegan los problemas que en un futuro germinaran en un mal ciudadano o compañero o pareja o padre, es ahí cuando los patrones se vuelven a repetir y se entra en un interminable circulo vicioso que después resulta tan difícil de extinguir.

Y de eso el gobierno no tiene la culpa. Esa responsabilidad nos pertenece como miembro de familia. Pero como en México es más fácil culpar que admitir, pues entonces que carguen con la culpa los de siempre.

Pobreza

El primer obstáculo presentado en el libro es la pobreza. Es el objeto de estudio. Es el rival con el que deben de luchar cada uno de sus miembros y demás cristianos. Es la cruz que cargan y que les acompaña a lo largo de sus vidas. Es un estigma del cual parece no se pueden deshacer tan fácilmente. Los días tal parecen transcurrir con resignación, bajo la condenatoria frase: "así nos toco vivir".

Pobreza es igual a carencia. Carencia es igual a encontrarse desarmado, desprovisto. Si no hay dinero, no hay comida. Si no hay dinero, no hay luz. Si no hay dinero, no hay asilo. Si no hay dinero no hay nada. Y ahí es todo tan escaso. Con la pobreza llega otro malestar, uno aún más critico, como el de la carencia de educación. El estilo de vida lejos está de ser civilizado; es totalmente salvaje. La gente se conduce más por códigos de los animales que de seres pensantes. También está la analfabetización. Inclusive a veces, se tiene para estudiar pero se acaba todo por truncar. Tal parece que de poco sirve
tener estudios. Saber leer o escribir. Saber la capital de tal o cual país. Tal parece que de poco sirve el conocimiento; basta con saber el lenguaje de las calles.

¿La pobreza te arroja a la realidad? Más bien diría que revela una parte de ella, una particular, más no una general pues la vida no es absolutamente carente. Hoy vemos en la actualidad, que la pobreza continua latente y que sigue siendo nicho de delincuentes, de crímenes, de capos; de serias problemáticas para el país. Hay más pobres que ricos. Y las distancias son cada vez más grandes entre cada grupo. Aunado a eso sume la escasa paga y la riqueza acumulada que el magnate se hace a costa del que trabaja y trabaja. Después llega la delincuencia organizada y nos preguntamos por qué nuestros hijos están ahí, por qué hay tantos capos a lo largo de la república, por qué el país sigue estancado y parece no salir. La pobreza es un dolor de cabeza. Y pocos, muy pocos, parecen tener la medicina correcta.

La pobreza en este libro es retratada como un callejón sin salida de los que unos intentan por salir y otros acaban por resignarse. Y es que, a veces pareciera, que entre más se busca la salida al laberinto, más se acaba por perderse; y al saberse desorientado, perdido, viene la resignación. Esa palabra tan espantosa pero tan común dentro de tan famélico contexto.

De igual forma, la pobreza muestra historias de lucha, de perseverancia, de trabajo, de esfuerzo por salir adelante, por sobrevivir a un entorno que, como arena movediza, parece hundirlos más con cada movimiento. Porque más allá que el escenario sea desalentador y muchos perezcan y otros no intenten dar siquiera un paso, placidos en su condición de pobres donde se justifican sin inconveniente, hay quienes derraman gotas de sudor, invierten horas de trabajo, presentan batalla a ese inconmensurable monstruo que va consumiéndolos poco a poco.
...

La postal del México de 1960 y la del 2015 permanece igual. La pobreza continua sino que ha aumentado más. Las oportunidades siguen siendo pocas. El gobierno sigue siendo inoperante, corrupto. La policía sigue siendo una mafia. El ciudadano se sigue sintiendo chingado, ultrajado. La carencia nos azora más y más. Se continua, palabras más, palabras menos, sumergido en el mismo hoyo. Y de ese hoyo no se sale solamente con un buen gobierno; se sale con apoyo en conjunto tanto del pueblo como de sus mandatarios, en una especie de mano cadena que hacen que las cosas lleguen a su lugar. Pero otra cosa que no ha cambiado, es que nos seguimos quejando y evadiendo nuestra responsabilidad ¿Cuándo aprenderemos? Quizá mañana será.

martes, 14 de julio de 2015

Lo era y lo sigue siendo

Se fugó "El Chapo". Y en México y todo el mundo hablan de él. De este personaje mandamás de uno de los cárteles más poderosos del mundo: El Cartel de Sinaloa. En su lugar natal, es visto con reverencia, con un aprecio parecido al de un Dios. Se le organizan misas y se le espera con los brazos abiertos en su natal Badiraguato. En otras partes del país, también se le estima, se le aprecia por ser un cabrón, alguien que hace su ley, que no tiene quien le mande —porque madre sí tiene—. Personaje que bien podría encajar en el estereotipo machista del mexicano (de ese hombre bragado que no le teme a nada ni a nadie) o bien del psicópata (inescrupuloso, frío, pero al mismo tiempo con la habilidad de ganarse a otros).

Pero más allá de esos dos perfiles en los que puede encajar, "El Chapo" es un producto del narcotráfico. Es el producto de una contracultura que lleva años pero que de ves en cuando se da el lujo de presentar a los ojos, oídos y demás sentidos personajes como este para no perder terreno, para no perder valía, para hacerse sentir en la cotidiana vida. Porque veámoslo así: Joaquín Guzmán Loera es temporal; el narcotráfico no. El negocio de las drogas continua y continuará con él o sin él presente porque su estructura basta y compleja está conformada por infinidad de piezas, por infinidad de actores, por infinidad de escenarios que hacen que su magnitud y valor permanezcan.

"El Chapo" es el hombre del momento, el hombre más buscado, el hombre que acapara columnas y portadas pero si lo vemos desde un punto de vista empresarial, es un producto más que se desvanecerá con el tiempo. Así como Nike o Adidas, por citar un par de marcas, lanzan productos para mantener su vigencia en el mercado y mantener la atención y las arcas llenas, así el mundo del narcotráfico lanza personajes que los mantienen en los escaparates, en las calles, en la televisión, en boca de todos; que hacen que su producto no únicamente sea conocido, sino también consumido.

Hoy es Joaquín Guzmán Loera, ayer fue Pablo Escobar; y así, los nombres vienen y van pero las estructuras permanecen. El negocio de las drogas sigue fluyendo y no decrece. Porque su éxito no se encuentra únicamente en las manos de un hombre, se encuentra en toda una organización que incluye de igual forma a quienes compran la droga —que va desde la persona en harapos hasta el empresario— y a quienes permiten su impune distribución. Cierto es que un buen CEO, jefe o quarterback hace más fáciles las cosas, hace que la organización y gestión fluyan con mayor facilidad pero al final, esos hombres y nombres, no siguen siendo más que productos, útiles, de un negocio más grande que ellos.

Hoy el narco —y el gobierno— disfrutan de este momento de reflectores hacía "El Chapo" para incrementar un poco más su ego. Para que no olvidemos que están ahí, latentes. Para difundir un poco más el miedo entre la ciudadanía; moneda inigualable para este tipo de gente. Miedo, que a su vez, es auspiciado también por las personas al mando del poder y su ineptitud para hacer frente a la situación mostrando total ausencia de autoridad, de ley, de Estado de Derecho, teniendo como bandera la complicidad hacía un grupo privilegiado que bien satisface intereses mutuos bajo el ya clásico: "hoy por ti, mañana por mi" en lo que sería, en voz de Enrique Iglesias, una experiencia casi religiosa.

México respira corrupción. Y al ritmo que vamos, la vida en Marte sería mejor.

sábado, 4 de julio de 2015

El fenómeno Messi

Me gustaría explicar un fenómeno actual llamado Messi. Pero no el Messi ganador de títulos con el Barcelona. No el Messi glorioso. Más bien, su versión más mundana, alcanzada con la Selección de Argentina. Mientras que en la ciudad catalana, no se cansa de ganar y ganar, de levantar trofeos y anotar, de comerse la liga temporada tras temporada; con la albiceleste, al otro lado del Atlántico, apenas aparece ese jugador fantástico, deslumbrante, que constantemente cimbra La Liga.

¿Qué hace a un gran jugador? Un equipo. ¿Qué hace a un gran equipo? Un estilo. Y con ambas cuenta Messi en Barcelona. Cuenta con el respaldo de jugadores de calidad y con una identidad de juego tan necesaria para que las cosas en la cancha funcionen. En Barcelona por más que lleguen jugadores nuevos, esta inclusión no influye en su sistema de juego, al contrario, los potencia, incrementa su asombroso desempeño; y eso pasa cuando sabes a qué juegas, cuando tienes un estilo. Definitivamente las cosas resultan más fáciles.

Pero en la Selección Argentina no tiene todo eso. Sí, hay un puñado de fenomenales jugadores que sin dudarlo serían titulares en cualquier otra selección, un puñado de nombres que al voltear el técnico a la banca bien podría sacarlo de un aprieto. Pero todo esas piezas me da la impresión que no embonan entre sí, me da la impresión que la selección argentina es como un ser con superpoderes a los cuales no sabe darle el correcto uso, no sabe aplicarlos de la manera correcta. La selección argentina de medio campo en adelante es un trabuco. Pero en la reciente Copa América disputada en Chile fue una de las selecciones que más tiro al marco y con menos efectividad, una selección que a excepción del partido contra Paraguay —donde metió seis goles—, no logró hacer más daño a la ofensiva, no fue lo suficientemente contundente (con el goleador de la Premier League entre sus titulares).

En cuanto al estilo de juego, entrenadores han pasado entre sus filas —desde Maradona y ahora Martino— pero sin verse reflejado un estilo propio de juego. Al parecer el equipo juega al "dénsela a Messi" o, que en castellano sería, "que Dios nos bendiga"; algo bastante peligroso para las aspiraciones de una selección. No se ve gran cambio futbolístico de la transición Sabella-Martino pero habrá que esperar que el rosarino con el pasar del tiempo impregne de una impronta a sus pupilos, de esa esencia muy a lo Bielsa siempre dinámica y punzante (similar a la del técnico campeón Jorge Sampaoli).

Pero existe otra cosa aparte de las dos anteriores que me parece digno de subrayar: Messi, en la selección argentina, es el único artista. Mientras que en Barcelona existen otros Picassos a expensas de él como Suárez o Neymar o Iniesta o Rakitić; en la selección argentina tal parece que es Messi y diez más, sin importar nombres de la talla de Di Maria o Agüero o Pastore o Mascherano. Messi es Dios en Argentina. Y creo que desde ahí se ha empezado mal; demasiado peso para un ser humano ser comparado con una deidad. Pero de Messi se espera eso: que solucione todos los problemas, que cuando los partidos estén mal sea él, con su mano divina —o en este caso pie—, saque de apuros a su seleccionado. Porque es él y diez más. Y Dios, según el frente popular y las escrituras: "todo lo puede". Pero tal parece que Messi no.

Como pilón, considero que otro mal que rodea a Messi es la constante comparación con Maradona. Éste, el último Dios argentino que entregó a su país una Copa del Mundo, por cierto, en nuestro país allá por 1986. El hombre de "La Mano de Dios" y "El Gol del Siglo". El hombre que deslumbró en el Napoli. El hombre de lo sublime y lo ridículo. Pero Messi no es así. Messi no es de vicios, ni boca suelta, ni escandaloso, ni revoltoso, no; Messi, al contrario, en ocasiones parece mezquino, apartado, arrogante, altivo. Las comparaciones son odiosas porque los tiempos —y los personajes— son bastante opuestos. Los tiempos del Pelusa, no son los mismos que de los de la Pulga. Siempre me ha parecido que esa, es también, otra loza sobre el 10.

viernes, 3 de julio de 2015

¡Malhaya!

¿Así que eres muy hombre para vivir?
Y te crees por tus heridas
y escamas
y todas esa mujeres que te has jodido en la cama.
Por las veces que has jugado y tomado
y has ganado hasta el último centavo,
despilfarrado, mal empleado.
Y te crees porque eres dueño de tu destino,
de tus cartas,
falacias, nada más que falacias.
No hay juego
no hay ganancia
no hay as bajo la manga
no hay esperanza.

Usted conoce el dolor,
el odio, el rencor, la amargura,
usted no conoce la vida
aún no.
Usted sabe de tiempos y conjugaciones,
de combinaciones,
de acentos,
de ensayos,
de verbos,
no de amor;
qué agonía,
qué desilusión.
Usted que ha sangrado,
ha peleado,
ha gritado,
ha imprecado,
se ha revolcado en el estiércol;
ha peleado todas las batallas
menos la del fuego eterno.

Así que
no mire el reloj,
no compre flores,
no ponga canciones,
no escriba versos,
no encienda fogatas,
no sirva el pesto,
que esto no es una cita;
es su momento.

domingo, 21 de junio de 2015

Llámalo como quieras

Me encontraba postrado en un banca, en un día de verano con el sol de frente y un puñado de gente paseando en derredor a mi, algunos tomados de la mano, otros en solitario y algunos más en bicicleta, cuando un señor, de aproximadamente 40 años de edad, se me acerca posando sobre mi ser una mirada de esas que dice: "eres tú al que busco". Yo volteo, impávido, devolviendo aquel juego de miradas; nunca había visto aquel tipo en mi vida. Cuando conoces a alguien, en tu cerebro empieza una especie de reconocimiento de rostros y los ojos empiezan a escudriñar, tratando de encontrar más detalles, como en una escena digna de "Robocop" o "Terminator". El hombre, toma asiento sin pedirlo, y en tono afable y leve me dice: "usted me debe". Permanezco en silencio unos instantes, tratando de procesar tal información cuando, el hombre, sin previo aviso, se pone de pie y se marcha. No identificación, no presentación, solo un mensaje y adiós.

Al día siguiente, en un centro comercial, entre un show de payasos y un gran número de personas que, entre otras cosas, hablaba de lo que la empresa quisiera que hablaran: el gran descuento en sus productos y el beneficio a sus bolsillos "¿puedes creer que este Rolex me haya costado solo $5, 000?" —no cabe duda que el mundo es un lugar divertido—; alguna que otra persona rompía el molde y guardaba silencio, ¡esos malditos rebeldes! Cuando, de repente, una vez más, aquel tipo ejecutaba el mismo procedimiento que el del día anterior, esta vez, lo único que variaba era la ropa —¿Abercrombie? ¿En serio?— y que en su mano derecha portaba un vale de descuento con la leyenda: "valido solo en tiendas participantes" que no era otra forma de decir "solo puedes canjearlo en nuestra tienda". Cuando los eventos ocurren una sola vez, advierten —y en ocasiones divierten— pero cuando se presentan reiteradas veces preocupan, alarman.

Esa noche llegue a mi casa con más preocupaciones que certezas, con más preguntas que respuestas —"¿quién es ese tipo?"—. Al tercer día, que sucedió 4 días después, me encontraba totalmente solo en las alturas de un puente contemplando la belleza del mar alrededor, un lugar al que solía acudir cuando deseaba encontrar tranquilidad, paz personal, un lugar al que siempre había llegado afirmar que era el único que visitaba. Todo iba de maravilla cuando, de la nada, un automóvil se para del otro extremo del puente y de él sale un tipo. Éste, se dirige a mi, en medio del anonimato que ofrecen una gorra y unos lentes (ambos, por cierto, de paupérrima calidad: la gorra de una compañía de pintura que cerró años atrás y los lentes de esos que dan vueltas en los aparadores de cualquier  7-Eleven como bailarinas de ballet), se lleva una mano al bolsillo y saca un celular; de él se escucha aquella voz musitar: "usted me debe".

En los próximos meses, el evento volvió a suceder constantemente. Todas ellas con diferentes personas pero todas portando la voz del misterioso hombre. A quien, por cierto, hacía tiempo que no veía pero si lo volvía a ver había jurado que actuaría.

Un año y medio después —sí, leyó bien—, en plena luna llena y con una fiesta en progreso de la cual se podían escuchar sus ecos —gente gritando, cantando, riendo—, me encontraba presa de mis pensamientos en el balcón de mi casa cuando en la esquina, justo detrás un señalamiento vial que invitaba a las personas a detenerse, reconocí una silueta que miraba directo hacia mi. Inmediatamente lo identifiqué: aquel misterioso tipo otra vez. Bajé, corriendo, dispuesto a llegar hasta su lugar; al llegar, lo encaré y le pregunté: "¿qué le debo?". El tipo no respondió. Solo sacó un papel de su interior y me lo entregó; al hacerlo se marchó. En silencio, aturdido al respecto, abrí el papel muy lento, casi en cámara lenta, como si se tratara de una escena crucial en la novela. Cuando logre reaccionar, leí aquel papel que decía: "usted nunca acabara de deberme porque jamas nadie lo hace. Como el día y la noche, aparezco y desaparezco con la única finalidad de que su deuda se vea incrementada. Usted se hace preguntas y éstas no le llevan a nada, usted hace lo necesario y pareciera que no ha hecho nada. Hoy le tocó a usted, así como ha habido otros antes. Así que, no se preocupe, tómese un té, que su vida nos pertenece en este instante". Al cerrar aquel pedazo de papel, entendí que me encontraba en un laberinto que ni él era capaz de entender.

viernes, 12 de junio de 2015

¿A quién le importa?

Yo no me considero una persona científica. Mucho menos cercana a la ciencia. Pero si algo he aprendido de dicho medio es que se afirma cuando se comprueba. Por ejemplo, yo no puedo afirmar que una persona es "burra" porque reprobó 5 veces un examen. Hay muchos factores que alteran ese resultado desfavorable. El contexto, el sueño, la alimentación, la falta de estudio, etcétera. Por ende, no puedo afirmar sin primero ir descartando esas variables.

Tampoco es que el evento no nos diga nada. Al contrario, algo dice. Pero uno simplemente no puede bautizar un evento porque sí, darle un nombre. Y si se pregunta si esa persona ya lo trae de nacimiento, el hecho se considera pero al igual que los otros factores se comprueba. Cada detalle, por mayúsculo o minúsculo que sea, se le considera por igual. ¿A qué quiero llegar con todo esto? A la facilidad con que afirmamos, con la que juramos que algo es. Nos enfundamos en nuestro rol de juez, ese que dicta sentencia o exonera. Recordemos que la ciencia no vive de corazonadas o presentimientos, vive de hechos, de evidencias. Pero eso, ¿a nosotros qué nos interesa? Somos personas comunes y corrientes, no personajes de laboratorio, ¿cierto?

A mi llegó el título "El mundo y sus demonios" de Carl Sagan, científico americano renombrado que, sin acabar de leerlo aún, su principal cometido es el de vulgarizar la ciencia, hacerla cada vez más parte de la vida cotidiana, acoplarla a nuestro vivir. Y pensándolo, me resulta difícil imaginar que tal propósito se logre pues, ¿cuántos de nosotros, por ejemplo, se tomaría la molestia de dejar de lado la credulidad para preguntarse qué tan cerca de la realidad está ese horóscopo del día o si las noticias de hoy son autenticas o meras manipulaciones para atraer lectores o espectadores? Muy pocos, seguramente. Porque nos resulta más fácil afirmar que comprobar. Somos una sociedad —hablando de la mexicana— que no estamos acostumbrada a pensar mas sí a obedecer. Somos más dados a seguir pasos que a dar los nuestros.

Los tiempos que vivimos en la actualidad, no nos dan siquiera tiempo de checar si al automóvil le hace falta gasolina o la mascota tiene suficiente comida, menos aún cosas que requieren más de nuestra atención, razonamiento y disposición. Pero la ciencia no es únicamente comprobar —como lo planteé al principio— sino hacer más fáctica la realidad, desvulgarizarla, despopularizarla, quitar esas ideas compartidas entre la sociedad, casi casi que heredadas, y resignificarlas con algo más acorde a los hechos y no a creencias que la abuela o la mamá tenían o siguen teniendo. Dejar de creer, por ejemplo, que pasar debajo de una escalera o abrir un paraguas en un espacio cerrado es de mala suerte. La mala suerte no existe, existe el error o la equivocación; elementos más humanos que el anteriormente nombrado.

Hay quienes piensen que la ciencia es aburrida pero no es así. La ciencia es exigente. La ciencia no permite especulaciones o "lo que me dijo un amigo". La ciencia no permite titubeos. La ciencia es como el padre en este matrimonio con la madre naturaleza. Y hasta donde recuerdo, los padres son divertidos, los padres te dejan ensuciarte, te dejan desenvolverte, te dejan interactuar más de cerca con el mundo, te enseñan bajo el método ensayo-error. Cierto: sin la madre no hubiera vida pero sin el padre no la conociéramos en su máximo esplendor. Así que démosle su merecido lugar y agradecimiento.

sábado, 30 de mayo de 2015

El Discurso

Me gustaría empezar el siguiente texto con una anécdota personal: un día, a las afueras de la casa de una amiga, su tía me preguntó que si no me arrepentía de haber dejado la preparatoria en su momento con el argumento de que ya hubiera acabado la universidad, ya me hubiera graduado y ya estuviera trabajando de lo que hubiese estudiado. Mi respuesta, tan certera como la pude dar fue: "no, no me arrepiento. Sino no hubiera conocido a su sobrina". Y hoy, a unos cuantos años de dicho pasaje en mi vida, tal respuesta toma mayor relieve.

Hoy estoy aquí, con ustedes. Y para llegar a ustedes tuve que pasar por todos esos vaivenes, por los momentos de deserción, por los momentos de soledad, por los momentos de inspiración, por los momentos de total confusión, por los momentos de felicidad e infelicidad; tuve que pasar por lo que tuve que pasar para que, como diría Sartre, todo me condujera a este preciso momento. Uno no pasa en vano, lo que pasa en vano no trasciende; y nosotros, no somos hijos de lo intrascendente.

Creo, con todo mi corazón, que estamos aquí por algo, que una finalidad tenemos, que no llegamos llorando por el trauma del nacimiento, que no crecemos con la mera finalidad de llegar a viejos para lamentarnos de tanto que hemos sembrado y de tan poco que hemos cosechado; quiero creer que la vida es más que el simple hecho de existir. Así que, a todos ustedes, los invito a continuar, a no desistir, a combatir, a nunca dejar sus sueños en la acera, a nunca admitir un no puedo, a siempre ir hacía adelante, a no bajar los brazos; recuerden, como diría Tony Montana, que el mundo les pertenece.

Amigos, compañeros, colegas, la verdadera acción empieza una vez terminada la universidad, allá, en el mundo real; aquel que requiere apliques todos tus conocimientos, que no te dará segundas vueltas, ni cursos de verano, ni exámenes extraordinarios, ni puntos extras por haber participado, mucho menos pasarás de panzazo, sino todo lo contrario: será despiadado, cruento, desgastante, demandante, injusto, un lugar donde la esperanza y la fe parecieran no existir. Pero no se me achicopalen, no se me desilusionen, que por más que la lluvia arrecie y el cielo se caiga, que la voluntad jamás se ahogue.

martes, 26 de mayo de 2015

¿A quién le importa?

¿Qué pasa en México? En Veracruz, secuestran menores de edad para violarlas y/o asesinarlas; en Guerrero, secuestran normalistas para acallar la voz del pueblo; en Michoacán como en el Estado de México, se presentan ejecuciones con todo el derecho y luz verde por parte del gobierno; en Chihuahua, menores de edad secuestran y matan a otro menor de edad; en Guadalajara y otras zonas de la república, un Cartel, llamado Jalisco Nueva Generación, toma posesión derrumbando helicópteros y propagando el miedo entre los ciudadanos (por cierto, no es dato menor, que este cartel haya sido catalogado como uno de los más poderosos en la historia del país).

Todas estas noticias son alarmantes. Encienden los focos rojos en un país que hace mucho empezó una guerra contra el narcotráfico en la cual continua sumergido con un saldo totalmente desfavorable. Miles de muertos son la sombra de este país. Son la evidencia de que las cosas se han hecho mal. De que hemos elegido el camino incorrecto.

La pregunta de un inicio es la que se haría cualquier persona preocupada por su entorno, por el modo en que giran las piezas, por la manera en que la violencia se desborda y parece interminable, un vía crusis que pinta para largo. ¿Por qué tanta violencia? Bueno, uno cosecha lo que siembra. Y si se siembra muerte, terror, dolor, seguramente se obtendrá lo mismo. Todo esto, me hizo recordar una materia que no llevé en mi carrera de psicología pero que siempre llamó poderosamente mi atención: Terapia Familiar. De lo que trata esta terapia, es ver cómo funciona un todo en relación con cada una de sus partes particulares. En pocas palabras: le interesa ver cómo un eslabón de esa cadena, que es la familia, repercute de igual manera sobre los demás.

Dentro de esta terapia, hay una enfoque llamado sistémico que, como su nombre lo dice, ve al todo y no sus partes (algo así como el motor de un automóvil o el CPU de una computadora). De aquí es donde me voy a agarrar para hacer el siguiente ejercicio que involucra, claro está, la situación actual del país.

Esta familia llamada México está conforma por tres miembros: Mamá, Papá e Hijo. El primero, vendría siendo nuestro gobierno; el segundo, los narcotraficantes y, el tercero, la ciudadanía, la sociedad civil. Mamá y Papá tienen problemas. Pelean todo el tiempo. Discuten constantemente tanto que llegan a los golpes. Se han llegado a herir gravemente tras semejantes disputas. Mientras tanto, el hijo, ya no tan pequeño, por cierto, pero aún lo suficientemente inmaduro, va contagiándose de esa dinámica enfermiza, va presentando síntomas que anteriormente no había presentado, se convierte, pues, en el chivo expiatorio. Se convierte en algo parecido a un cesto de basura: en donde recae toda la porquería de los otros dos miembros. Así, ese personaje, se vuelve víctima de una guerra que no le pertenece.

¿Qué síntomas presenta este hijo de la guerra? El más importante, para mi, es el incremento en la violencia. Cuando se vive en un ambiente tan violento es obvio que dicha violencia permee en la persona y, una vez en esta, se vaya esparciendo a otras; en un efecto similar al de un virus. De repente, ya no tenemos un evento aislado de violencia entre Papá y Mamá si no que incluso suele ser entre Papá-Hijo o Mamá-Hijo o Hijo-y-otros-miembros-ajenos-a-su-entorno (por ejemplo, la escuela o el parque). El problema, de pasar a ser del tamaño de un chícharo se ha vuelto de dimensiones mayúsculas.

Y así, es como vemos que cada vez el daño aumenta y no necesariamente resultado de esa confrontación entre Estado y Narcotráfico (que, por cierto, también suelen formar alianzas entre ellos para perjudicar al chamaco; no siempre se la pasan agarrados del chongo). Cada vez más nos matamos entre nosotros mismos. Cada vez más nos violentamos los unos a los otros. Cada vez más nos perjudicamos. Cada vez más este espiral de violencia se vuelve una normalidad y he ahí el verdadero peligro. Cuando algo se vuelve cotidiano y habitual, algo del día a día, nos desensibilizamos, nos volvemos, ya sea, indiferentes al entorno o nos contagiamos de él.

En México, la violencia es tan común que hasta se canta. ¡Fierro, pariente!