"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

viernes, 29 de abril de 2016

Algo para escuchar

Y ahora, directo del colectivo de Hip-Hop Wu-Tang Clan, uno de sus miembros más conocidos, mejor dotados y más constantes en su carrera como rapero solista: Dennis Coles, mejor conocido como Ghostface Killah. Y aunque su carrera musical es principalmente conocida por ser parte de la alineación de dicho colectivo, Ghostface también ha sido notorio por trabajar, en años recientes, a lado de Kanye West en la canción 'New God Flow' o por sus álbumes colaborativos con Badbadnotgood o MF Doom, así como, por tener el curioso parecido de voz de otro rapero neoyorquino como Action Bronson, o por en tiempos pretéritos, formar parte del hit 'Ice Cream' de Raekwon. Todo un representante y referencia del género al igual que los demás compañeros del grupo.

"The Pretty Toney Album" es el cuarto material de Ghostface y en él encontramos varios nombres conocidos como el de No I.D. —colaborador en los asiduo de Kanye West y productor de 'Bound 2'— y RZA —miembro del clan y también recordado por haber aparecido en 'So Appalled' del mismo West— en la producción así como los de Missy Elliott y Jadakiss entre las varias colaboraciones a lo largo del material. Un material que en primera instancia no llama mucho la atención pero que una vez comienzan y avanzan las pistas da muestras de su total valía.

Para quien nunca haya escuchado antes a Ghostface, cuenta con un estilo de voz bastante peculiar: agudo y algo chillón pero no del tipo molesto o intolerable de esos que hacen parar la reproducción y mejor dedicarse a escuchar otra cosa, para nada. Su estilo de voz característico, toda una marca registrada —de ahí el por qué de la comparación de un inicio—, que no le impide manifestar su técnica y prodigiosas rimas que se deslizan cual cuchillo en mantequilla; mismas que a lo largo de casi una hora se presentan cual mangar para quien escucha.

De un impacto profundo en todo lo que hace, este material no es la excepción: un álbum variado que por momentos nos regala canciones bastante directas y de alto impacto a nuestros oídos y bajos como 'Metal Lungies', 'Be This Way' o 'Run' donde el aporte de sus colaboradores acentúa más dicha esencia directo-y-sin-escalas y que de paso nos motiva a invitar esos manierismos tan propios del Hip-Hop. Mientras que, por el otro lado, hayamos un contenido con más tintes de música soul, de aquella pionera del Hip-Hop, bastante relajante y liviana como en 'It's Over', 'Holla' o 'Love' canciones de esas idóneas para encender un canuto y volar y volar y donde de repente se puede escuchar a Ghostface interpretar a capella. Un álbum que a la vez que es imponente, incandescente, como las calles de su natal New York, también es bastante ligero como el más bondadoso de los sentimientos. Un doble mensaje alojado en álbum.

Una vez más, Ghostface nos deja claro su calidad no solo para rimar sino también en lo que respecta a la producción haciéndose presente en un par de cortes; un paquete completo en lo que se refiere a manejar bien ambas facetas. "The Pretty Toney Album" es un disco completo, solido, que deja una muy buena sensación a lo largo de su recorrido y que si bien no cuenta con tanto reflectores cumple en su misión de entregar un Hip-Hop emocionante y a la vez sereno. Un integrante de la vieja escuela que logra un triunfo más en su trayectoria individual y que a la vez se afianza como uno de sus emblemas. Tony Starks lo hizo de nuevo.

90

jueves, 28 de abril de 2016

Algo para escuchar

¿Qué esperar de un álbum llamado "más ruidoso ahora"? Bueno, no necesariamente ese estilo de ruido que escucharíamos, por ejemplo, en bandas como Underoath o Thrice pero sí de una agrupación como The Used, así que, lo que a continuación presenta Taking Back Sunday en su tercera producción no es completamente Post-Hardcore pero mantiene elementos como la intensidad presentes acompañándolos de un sonido popular lo suficientemente interesante como para mantenerte pegado a tu asiento.

Con elementos pop, tal y como el de sus coros, "Louder Now" comienza con 'What's It Feel Like To Be A Ghost?' y 'Liar (It Takes One To Know One)' dos cortes con bastante de dicho contenido pero sin dejar de ser lo adecuadamente enérgicas para mantenerte cantando al tiempo que agitando la cabeza; un comienzo bastante convincente y atinado que marca el trayecto de su destino musical: uno divertido y dinámico (que también incluye a 'Twenty-Twenty Surgery').

¿Qué sería un álbum de contenido pop sin su balada, cierto? Bueno, pues aquí encontramos dos de ellas siendo una 'My Blue Heaven', —no precisamente una balada en el estricto sentido del término pero sí una donde disminuyen el volumen— de menor calidad que la segunda, 'Divine Intervention', —cuya melancolía en la interpretación bajo una atmósfera mágica la convierte en una de mis favoritas del disco—; la clase de canción que escucharías en un bajón sentimental. Aunque no un disco violento o sumamente explosivo existen momentos en los que la banda se frunce el ceño y aumenta las revoluciones como en 'Spin' —donde me suenan a unos Thrice— o 'Error: Operator' —popular por haber sido parte del soundtrack de "Fantastic Four"— de mucho mayor escándalo que las demás.

Aunque el álbum cuenta con cortes como el molesto sencillo 'MakeDamnSure' donde la voz de esos coros es lo más cercano al sonido emo de la banda o como 'Miami' que te dejan en la encrucijada del sí o no, "Louder Now" en su mayoría es un disco agradable, de rápido acceso y contagioso; alejado de los grandes riffs o composiciones y más cercano a lo mainstream. Con sus bajones y baches, con sus propias inconsistencias, el álbum pasa la prueba de lo admisible en un genero donde suele uno encontrarse combinaciones paupérrimas y decepcionantes.

70

6:00

¿Qué es lo que me dice? Me dice lo vulnerable que es. Nadie se acerca a Dios sin esa necesidad de protección, sin ese sentimiento de pequeñez tan propia del ser humano en un mundo colosal y complejo, lleno de constantes variables,  de circunstancias desfavorables, de miedo, odio y angustia, de envidias, venganzas y guerras, de humanos versus humanos arrojados al mismo pozo y conviviendo los unos con los otros con la esperanza de no morir a merced del que tiene a lado, una selva en el que el máximo precepto es el de sobrevivir y preservar la existencia aunque eso nos aleje de los animales por la brutalidad para hacer valer dicha estancia en la tierra; oh, señor, sálvanos de este mundo lleno de terror y malicia, de impunidad e injusticia en el cual vivimos y que de a poco se va al averno. Inservible plegaria que deja de manifiesto la pena de un mundo que arde en llamas y el cual solo vemos caer de rodillas con la esperanza de que alguna fuerza divina la levante de su caída.

"¿Qué enseñan en la iglesia?", pregunta una pequeña cuya respuesta recibida es: a ser mejor. Pero lo que la niña no sabe es que nadie lo acaba siendo porque la iglesia enseña a poner la otra mejilla y lo que se busca es devolver la cachetada, cuestión de naturaleza humana y su apego a los golpes mismos que llenan su pecho sin la más remota convicción de culpa; pero si la gente sigue yendo a la iglesia no es por esa promesa de mejoría ni por esos golpes sin mayor despojo, ni por el deseo de un mundo mejor, ni por la paz estrechada al otro sino para salvarse de esos otros golpes infligidos a su prójimo, de ese placer por el dolor, de esa inclinación a la destrucción, de esas declaraciones de guerra que tienen a todos sumergidos en este frenético mundo de a poco colmado en que vivimos y en el que por largo tiempo hemos nadado. Y no, pequeña, en la iglesia no se aprende a ser mejor, se aprenden rutinas y coros: es una gran sesión de pilates donde se quiere perder todo ese peso de más adquirido pero donde al final la tentación —ese invaluable oro— acaba por hacernos sucumbir sin más.

miércoles, 27 de abril de 2016

Cuatrocuatrodos

(4)

Quizás aún estamos aquí, porque cada uno de nosotros sigue cumpliendo funciones impuestas. ¿Qué tal tú? Narrador de la épica del fútbol, de regates y golazos, de polémica y errores arbitrales, de hazañas y campeonatos, de ascensos y descensos, ahora inmerso en una comidilla verbal, donde no desaprovechas despeje de portero para decir que no solo es puto el arquero, donde usas el 4-4-2 como una analogía del estilo de juego empleado tras bambalinas, donde describes a un jugador o evento futbolero y de paso mandas un pase de tres dedos (de esos que solo los que saben qué sucede en el terreno de juego pueden hacer); ya no vez el fútbol como antes: como un medio de diversión y de manifestación humana sino como un vehículo más de esa fascinación momentánea.

¿Y qué hay de usted, madre de familia? Difícil es criar a sus hijos a la distancia pero más difícil es servir con el buen ejemplo cuya doble vida que lleva no lo es. Encuentros clandestinos del tipo "nosotros nunca nos vimos", "yo no estuve aquí"; reuniones que de lo único que se habla es de venganza y dolor bajo el tono "aquí no pasa nada", charlas telefónicas en enclave: un resumen de cada aspecto disfrazado de la cotidianidad, ambigüedad y coloquialidad debida para que todo parezca como cualquier otro día de nuestras monótonas vidas; las idas al mercado y la pregunta "¿qué producto combinará mejor con la actualidad?" o "¿qué diré acerca del producto cuando llegue a casa?"; las charlas con lo invitados en voz alta que parecían más una manifestación de plaza, de esas que exigen se cumplan derechos y obligaciones que el mismo parlante omite para sus semejantes; los apagones de luz que comunicaban el poder supremo y donde solo había una voz aunque un tanto afónica; pero lo más critico de todo son las veces que predicaste valores buenos mismos que rompiste en los momentos de apremio, en momentos donde el fuego forja la espada que sucumbe al dragón y trae la paz al reino. Qué difícil es predicar bajo esta condición humana que en su afán de no perecer nos hace quedar como traidores de nuestros preceptos.

¿Qué de usted, trabajador de compañía de cable? Que juega ajedrez con los canales; ¿qué hay de usted, conductor de taxi? Símbolo de la persecución y de la omnipresencia; ¿qué hay de usted, vecino? Cómplice mudo pero en constante vigilancia y ruido (¿quién está detrás de ese vidrio?); ¿qué hay de usted, despachador de servicios públicos? Ponga la basura en su lugar y no porque todos la tiren en el mismo lugar, ese es el lugar; las masas se equivocan más de lo que se podría usted imaginar; ¿qué de usted que arra al caballo? De vender naranjas a tomates, cacahuates, cebollas, piñas y demás; el sueño del empresario ambulante que el de las nieves quiere copiar; ¿qué de usted, amigo y compañero mío? Donde aquella expresión que dice: "los amigos son la familia que uno escoge" pasa a ser refutada por los propios amigos que han escogido no ser nada familiar y pasar a ser unos auténticos desconocidos, un individuo más que desecha lo que escoge por lo maravilloso de la novedad; ¿y qué de ustedes, familia? De solera, risas y peleas, de sangre compartida y que hoy nos tiene ahogados en su mar.

Vuelva cada uno a su lugar, que yo vuelvo al mío: escribo y estribo entre la manía y la compulsión, ente el cólera y la confusión, entre la neurosis y la psicosis, entre el impulso y la calma, entre la fantasía y la realidad, entre el aquí y el ahora y el ayer que no regresará, en mi propio realismo mágico donde la gente usa sombrillas para llegar a lo alto, donde corren para sacar fuego al asfalto, donde gritan para hacer el alma pedazos, donde se prende la tele y se apaga la individualidad; donde las personas te preguntan en la calle "¿cómo estás?" o "¿por que la barba tan larga?" y a los pocos segundos olvidan tu nombre pues nunca lo supieron pero seguros están que lo habían escuchado en algún lugar o pronunciado en algún infomercial; personas de todos los días, hijos de su chingada patria, personajes de una historia que transcurre sobre un rojo carmesí pero a la que la mueve un torrente de enojo y molestia. Esos malditos sentimientos incoherentes.

(4)

El escenario es el siguiente: hay dos caminos, uno te lleva al aire libre, entre los arboles y el viento, pero perseguido por lobos hambrientos, decididos a cazarte y devorarte, decididos a alimentarse de ti; el otro, a una casa, en la cual en su interior vive una bruja, repleta de pestes y maldiciones para ti pero al final humana como tú, de la misma condición que ti. ¿Eliges los animales, guiados por una orden salvaje o eliges a tu símil, con todo y lo que implica sus conjuros y brebajes? Yo escogí la segunda. Pero la bruja siempre está acompañada, como los lobos. Siempre está en constante asedio, como los lobos. Siempre está aullando, como los lobos. Siempre está cazando, como los lobos. Creo que vivo con el mismo animal pero con más colmillos.

(2)

Yo te mande una carta el lunes,
y para el viernes me habías respondido,
pero en medio, la guerra se había entrometido;
ahora tu te has ido y la guerra acaba de a poco conmigo
y solo me quedo con lo que pudo haber sido.

martes, 26 de abril de 2016

Monólogos de un juicio

"Porque he pecado de palabra, obra y omisión"

-¡Objeción!
-¿Quién es usted?
-La conciencia.
-¿Aún existe?
-En algún lugar de este gran amazonas.
-¿Cuál es su objeción?
-Que ha pecado por humanidad.
-Explíquese.
-Ella sólo quería justicia.
-¿A puño cerrado?
-Justicia urgente.
-Por humanidad, ¿ah?
-¿No haría usted lo mismo?
-Si mi humanidad fuese tan critica como la suya.
-Era una situación urgente; se requería manifestarse ya.
-Se requería dos personas frente a frente; no todo el congal.
-¡Pero ella es la víctima!
-Y ahora hay dos de la misma especie; solo nos falta el arca.
-Creo que los moretones son justos.
-¿Lo justo o lo ideal? ¿Habla usted con la razón o el sentimiento?
-¡Hablo en nombre de la justicia!
-Y yo hablo con un ciego, porque manco no está.
-Momentos de apremio, exigen revoluciones.
-Pero aquí no ha muerto ni un rey.
-Pero ha habido ofensas.
-Ofensas que se resuelven con la palabra; pero todo este tiempo solo ha hablado uno.
-El precio de la negligencia.
-Omisión bipartita.
-Él fue convocado.
-Ella fue desbocada.
-Tengo testigos.
-Y cómplices.
-Todo por un mejor mañana. Lo inadmisible debe ser condenado.
-Lo inadmisible debe ser solucionado, no satanizado.
-Las cosas se dicen como son.
-Las cosas se dicen y después son lo que son.
-¡No pararemos por nuestra causa!
-Venganza.

lunes, 25 de abril de 2016

5:30

¿Quién se murió o quién no está aquí pues hablan tanto? O más bien, debería de preguntar: ¿tanto guardan que hablan tanto? Quizá no sea ausencia el motivo de las palabras sino presencia. Como el reflejo con el que se habla. Como la sombra con la que se baila. Yo no soy el loco aquí, soy el que grita. Y gritar no es locura, es manifestación. Es el sentimiento intensificado que busca su expulsión y la encuentra por medio del sonido, uno fuerte y extenso, que se desliza entre los oídos, ramas y pasillos; puertas, ventanas y cocheras; por debajo de la puerta o por en medio del gatillo —¡que te calles te digo!—; que va de aquí a allá sin fronteras, sin barreras de esas que el hombre gusta de traspasar; sin leyes que tarde o temprano acabará de manipular —ganar, ganar—; su fusión con el aire, le da una cualidad de transparencia e ingobernabilidad, cualidad de ser viviente, de organismo vital, transeúnte de tus oídos y huésped de tu mente; así pues, le pregunto a usted, ¿alguna vez ha sometido al viento, puesto en cautiverio y extinguido? ¿Alguna vez ha estirado la mano topándose con el grito de alguien más e inmediatamente soltado pues algo le ha mordido? ¿Alguna vez se ha identificado con un grito expresando "también es mío"? ¿Alguna vez ha tenido la sensación de haberlo escuchado en algún lugar y resulta que estaba dormido? Un grito es parte de este gran volcán vertebrado cuya manifestación procura su vida; porque lo único que lo extingue es lo que no expulsa.

Leicester City: nunca lo olviden.

La primera vez que a mis persona llegó el nombre del Leicester, fue en aquel partido de promoción de la Segunda División inglesa (Championship) del 2013 por un boleto a la Premier League, en el cual, tras haber ganado el partido de ida ante el Watford en el King Power por la mínima diferencia, perdieron el partido de vuelta en Vicarage Road por 3-1 en lo que fue un final de alarido —que incluye un penal parado de último minuto por Almunia y el gol clasificatorio inmediatamente después—; una de las definiciones más dramáticas que he visto en mi vida (aunque para la próxima temporada acabarían ascendiendo como primer lugar). Aquel juego, es uno de los primeros recuerdos que llegan a mi ahora que el Leicester se encuentra tan cerca del título en la Premier League; misma que el año pasado la culminaron en la zona baja logrando el objetivo de la permanencia.

La del Leicester es una más de las múltiples historias que el fútbol regala a sus aficionados (más allá del club que se represente) y que el público suele encontrar satisfactorias; una que nos hace recordar aquel David, diminuto, que derroto a un colosal Goliath, una que bien podría representar —y con la cual identificarnos— una actualidad tan carente, desafiante y desprovista para el pequeño: la de un equipo que sin tanto renombre, sin tanto prestigio y con un equipo modesto, con jugadores rescatados de divisiones inferiores o de danzones que los llevaban de aquí a allá, que se encuentra en las inmediaciones de ganar el máximo título del fútbol británico y el máximo logro en la historia del club ante rivales de mayor tradición y envergadura. Un hazaña sin precedentes para un club que hasta hace poco era un lugar más en el mapa futbolístico y británico e incluso ignorado por los mismos habitantes de su ciudad.

(Me gustaría mencionar aquí que, a diferencia del Atlético de Madrid, por ejemplo, que también basa su filosofía en sacar el mayor rédito de los recursos con los que cuenta, filosofía instaurada por Simeone, el Leicester no cuenta con esa historia ganadora ni con el prestigio del equipo de la capital española. Mientras el Atlético de Madrid es un grande que se encontraba en un bache y que Simeone rescató de manera fenomenal, el Leicester nunca, hasta el presente torneo, se había encontrado tan cerca de la gloría y de los ojos del mundo).

Pero, ¿cuál ha sido la receta que ha llevado a un equipo de los de abajo a estar en la cima, cima que pareciera estar reservada para equipos con mayores presupuestos y aspiraciones? Precisamente lo que los grandes nombres no han logrado alcanzar en esta temporada: un equipo. Un equipo total. Un equipo comprometido hacía un mismo logro. Un equipo en el que suman todos y en el que las individualidades no son ataduras sino complementos para el compañero con el que se juega. Al contrario de, por ejemplo, el Tottenham, equipo con el que disputa la punta, que basa mucho de sus aspiraciones en lo que haga o deje de hacer Harry Kane. Y así, otros equipos grandes de la Premier Legue donde las individualidades pesan mucho, tanto que llega a descompensar la labor que se pueda hacer como conjunto. Preguntémonos, por ejemplo: ¿qué sería el City sin Agüero o De Bruyne? ¿Qué sería del Arsenal sin Sánchez u Özil? ¿Qué sería del Liverpool sin Coutinho o Sturridge? ¿Qué sería del Chelsea sin Hazard o Costa? ¿Del United sin Rooney? Porque el Leicester sin Vardy, y lo dejó comprobado ante el Swansea, sigue siendo igual de productivo.

Cierto que en el fútbol británico de la actualidad, el hecho de que sus equipos importantes sufran un bajón ha potenciado que otros (como el West Ham, Tottenham o Leicester) suban escalafones pero eso, no quita méritos, ni hace menos lo hecho por el equipo de Ranieri —ni de los demás—, sino todo lo opuesto: magnifica su labor; una que ha sido notable, excelsa y plausible desde cualquier perspectiva así como digno de difusión mundial. Pero quizá lo más importante de esta fiebre azul que contagia el Leicester, es el mensaje de que con muy poco se puede lograr mucho; moraleja vital para un fútbol moderno en el que las grandes inversiones y los grandes nombres pululan y se presentan y venden como solución a sequías de títulos o adquisición de estos así como mejoras de juego, lo cual, no es para nada cierto, ya que, el fútbol, al ser un juego de conjunto —al menos que las reglas hayan cambiado en ese ámbito y ahora sea un juego de singulares—, su mayor propósito es el funcionamiento adecuado de las piezas, no el nombre de sus marcas o el costo en el mercado. Y en este renglón, el Leicester, ha logrado una gran producción de sus piezas que se podrían considerar recicladas o desechables en otros talleres.

Si una anécdota puede definir la historia del Leicester es la de quien invirtió centavos en una casa de apuestas a que el equipo sería campeón, y esa misma persona, meses después de dicha inversión en tono de broma, está a nada de ganar, al igual que el equipo, un premio mucho mayor del presupuesto de un inicio. Los centavos se convierten en pesos, los pesos en miles. Y así, un equipo desconocido y que al inicio y desarrollo de la Premier no se daba ni un penique por él (ya que, honestamente, la fe por los zorros, no cobro vida, al menos al nivel que alcanza hoy, sino conforme se iba acercando la fase final de la liga; previamente se aseguraba que en cualquier momento caerían o se preguntaba si les alcanzaría el aire), hoy está a un juego de gritar, con mayúsculas y exclamaciones: ¡CAMPEONES! De hecho, me voy adelantar: ¡CAMPEONES!.

.

A futuro, la pregunta sería: ¿qué pasará: volverán al fondo de la tabla para pelear el descenso, como su historia lo marca, o una vez saboreado las mieles del triunfo seguirán peleando en la parte alta, sumando un potencial competidor más por el título? Imposible determinar. Porque así como nos podemos encontrar con el nacimiento de un nuevo Chelsea que pase del anonimato al reconocimiento global también nos podemos encontrar con un garbanzo de a libra, una experiencia una en un millón que llenó de satisfacción a propios y extraños pero que no trascendió más allá del impacto de su erupción. Lo único que se puede asegurar es que este equipo y sus historias personales jamás se olvidará. Larga vida al fútbol.

domingo, 24 de abril de 2016

Algo para escuchar


Una institución como Eminem no necesita introducción. Su nombre lo es por sí solo. ¿Quién no ha visto "8 Mile" o escuchado alguna vez 'Lose Yourself', 'Stan', 'My Name Is' o 'Ass Like That'? ¿Quién no lo ha escuchado a lado de Dr. Dre o Rihanna? Eminem no pasa desapercibido. Ya sea por una muy buena producción o una controversia, desde un inicio el rapero originario de Detroit  ha figurado en el panorama del Hip-Hop con bastos merecimientos; ya sea por rodearse con los grandes o por su aguda capacidad de manifestarse escrita y verbalmente, Eminem es y será uno de los grandes iconos del género e inspiración para muchos más.

Y todo lo anterior para introducir su tercera producción musical y uno de los discos más importantes del nuevo milenio y del Hip-Hop contemporáneo, un disco que representó para Eminem la consolidación de su popularidad y respeto que lo catapultó a lo más alto de la fama, su álbum titulado: "The Marshall Mathers LP". Cuya portada no podría ser más significativa: la casa donde vivió y pasó sus épocas trágicas y turbulentas al igual que donde vivió momentos alegres. Una vuelta significativa: el cierre de un capítulo tormentoso y la apertura de un nuevo camino con más gloria y éxito.

Pero bueno, ¿qué de lo dicho por mi podrá resumir adecuadamente toda la oleada de sentimientos que despiertan y despertaron en Eminem, todo lo que representa y representó dicho instante en su carrera? Un momento catártico que resulto en un álbum sin tapujos, directo y controversial; en general, todo lo que representa su figura. Un material que comienza con la amenaza de asesinato con un humor muy ácido en 'Kill You' para continuar con una de las canciones más poderosas, reconocidas y crucialmente importante para su carrera como lo es 'Stan' que narra la historia de una obsesión por parte de un admirador hacía el rapero que lleva al primero a su muerte; todo bajo el marco de un beat con la angelical voz de Dido (entonando 'Thank You') que es al tiempo encantador y siniestro. En esas dos canciones bien se podría resumir lo que es el material: comicamente áspero y emocionalmente aplastante. Una confesión total de su persona: vulnerable y estoica a la vez.

Dentro del contenido de temas, no encontramos también con un par de sencillos de igual categoría que el anterior: 'The Way I Am' y 'The Real Slim Shady'. El primero en un tono totalmente amenazador, manifestándose de manera voraz y punzante, recordándonos quién es él y aquellas batallas a micrófono abierto de su famosa película; el segundo de manera más cómica asalta en complicidad con su compañero y amigo de trabajo y vida: Dr. Dre, con su característico estilo de producción a lo G-Funk. Ambos, aunque no de igual magnitud que 'Stan' sí de gran intensidad y contenido.

De igual manera, canciones más ligeras, tipo balada, se presentan en 'Marshall Mathers' —donde escuchamos a Em en compañía de una guitarra acústica al estilo de Everlast— y 'Drug Ballad' —el eslabón débil del álbum— donde el impacto del álbum no se pierde sino que continua bajo una atmósfera más tranquila pero sin desviarse de su máxima: la de no callarse nada; dedicando la primera unas cuantas líneas a la familia del rapero y los intereses por su fama. Otras canciones como 'Bitch Please II' —continuación del disco de Snoop Dogg "No Limit Top Dogg" lanzado un año antes— y 'Under The Influence' reunen a viejos sabuesos y conocidos para Eminem: en la primera, Dre, Xzibit, Snoop Dogg y Nate Dogg; y en la segunda el colectivo D12, del cual forma parte. Ambas una gran manifestación de Hip-Hop.

Por último, pero no menos importante: "Kim", una canción sumamente polémica por su contenido agresivo y hasta misógino, que nos presenta a un Eminem enfurecido y totalmente fuera de sí, violentándose hacía su pareja. La cereza de un pastel que no se distingue por su dulce y aromático sabor sino más bien por uno amargo y seco, uno al que no cualquiera puede hacerle frente y que deja infinidad de mal sabores y tragos amargos. Una experiencia personal por la que adecuadamente, entre lagrimas y risas, nos hizo pasar Eminem.

Una de las cosas invaluables del álbum es su narrativa. Y no porque sea fiel a una secuencia (desarrollo, climax y desenlace) o a una temática en particular sino por la manera en la que Eminem se despoja de todo ese gran peso sobre sus hombros y nos lo presenta de tal manera que acabamos siendo él, acabamos enganchados en sus sentimientos, en su tormenta interior, en su persona; un escenario que por momentos va más allá de lo musical y se torna bastante personal. La lucha de una persona que se convirtió en una identificación y aclamación colectiva: eso es "The Marshall Mathers LP". Si eres parte de la Generación Y o Millennials —o no—, y no has escuchado alguna vez este álbum, te estás perdiendo de uno de sus efemérides más notables. Simplemente imprescindible.

100

Algo para escuchar


Caribou es el alias de Dan Snaith (uno de los tantos), un productor de música electrónica originario de Canadá que ofrece a nuestros oídos su cuarta producción titulada "Our Love", lanzado en el 2014, de la cual basta con ver su portada para anticipar lo que será la jornada musical que nos espera: un camino simple, colorido, cálido; nada complicado y lleno de plácidos momentos.

Si no bien hace poco hablaba de Jack U y su música escandalosa y rimbombante (en el buen sentido, claro está, a doc al estilo peculiar de ambos productores), ahora el estilo difiere bastante de aquel: este no va dirigido a las grandes masas, a los grandes raves y sus dosis de ácido o a los escenarios al estilo de "Project X", lo que aquí encontramos es un sonido más pragmático, acogedor, de una textura sedosa, liviana; un sonido lejos de los monumentales beats pero sí con su energía, entereza y estruendo.

Una jornada a través de un caleidoscopio es como he bautizado a "Our Love" (en una fusión bastante atinada de portada y sonido): pero en lugar de dejarnos llevar por lo que vemos, nos dejamos llevar por lo que oímos a una zona mágica donde los beats y la voz de Caribou se conectan adecuadamente para inyectarnos de vida y dulzura de manera sutil, delicada y elegante, como bien deja de manifiesto a lo largo de un poco más de 40 minutos. Las canciones más populares del álbum 'Can't Do Without You' y 'Our Love' bien sirven como referencia de lo anterior: cortes de ensueño, pegajosos, de amor a primera escuchada y que conforme crecen se vuelven cada vez más adictivas sin perderse en ningún momento el interés —como suele suceder con ciertas canciones de la misma denominación que a la segunda o tercera escuchada se desinflan—.

Dos de las canciones con más enigmáticas 'Silver' y 'Mars' representan el lado "oscuro" del material, si se me permite la expresión; ya que, en ningún momento pierden su rostro afable, su ritmo y su belleza más su composición las sitúa aparte de cortes, por ejemplo, más tropicales y frescos como 'All I Ever Need' donde inmediatamente brota el pie saltarín o la compungida 'Back Home' donde da la impresión que algo se derrumba. Las únicas notas flacas del álbum son 'Second Chance' y 'Your Love Will Set You Free' dos canciones planas, que no acaban por despegar, por atraparte y cuyos escasos zarpazos que logran propinar son débiles e insuficientes; cortes dignos del olvido y de otro material —de David Guetta, ¿quizás?—

Aunque un disco sencillo "Our Love" cuenta con varias texturas a lo largo de su trayecto, con varías tonalidades aunque todas igualmente radiante. De la misma manera que nos posiciona en el aire haciéndonos sentir sobre la más tersa nube, levitando sin mayor preocupación de la gravedad, de igual forma no deja en ningún momento de hacernos palpitar con esas explosiones musicales, adictivas mezclas y contagiosos ritmos característicos del género; mismos que impregnan de movimiento a la jornada.

La virtud de "Our Love", su estrella, es la de presentar un álbum sin tanta floritura, sin tanto adorno, sin tanto escándalo, un material en pocas palabras austero y modesto pero manteniendo el vigor y jovialidad de la música electrónica. Un triunfo total en la discografía de Caribou (a la expectativa de escuchar sus anteriores producciones), un material que conquista y seduce de inmediato, un material que se vuelve cada vez más encantador con cada reproducción; mi introducción a la carrera musical de Caribou no pudo ser más atinada, precisa, preciosa y, por supuesto, relajante. Recomendación total.

90

sábado, 23 de abril de 2016

Cincomeses

Remarcan la soledad pero para mi la soledad no es un problema. Al contrario, suele ser para mi incluso más acogedora y satisfactoria que estar rodeado. Me he alojado en esa habitación anteriormente. No es que no extrañe o sepa andar en compañía, o que sea un eremita o prospecto al ascetismo, para nada, simplemente he pasado más tiempo de mi vida en presencia de mi mismo que de otros. ¿Demasiado yo? Quizás. Porque aquí todos somos egoístas.

¡Morirás solo! (Como todos. Pero contigo codo a codo, moriré más bien de desahogo).

¡No tienes a nadie! (¿Y qué haces tú aquí? Cierto, tú eres ese nadie).

Mi problema va más con las personas que "andaban por ahí", "habían estado ahí", "vivían ahí" o "vivían a lado" y que se encuentran de repente "viviendo en ti" o "viviendo de ti": que planean remodelaciones (y hablan de un juego llamado tetris que les divertía mucho), que ya invitan a la vecina, familia o amiga a alojarse en la suite elite (donde el abanico da luz, mas no aire; un abanico con serios problemas funcionales), que llenan de grafitis tus paredes (instructivos de cómo afrontar un sismo), que llenan de basura tus puertas (y que reciclo por el bien de esta reciproca naturaleza), que llenan de mensajes tus ventanas (ya camina la s, ya camina la e, ya saluda el acento), que tocan el timbre y salen corriendo (nostalgia primaria), que hacen de ti algo, un lugar en donde sentirse en casa, un lugar en el cual subir los pies o destender las camas, un lugar en el cual alojar sus sentimientos y personas allegadas mientras la lluvia pasa (siendo lo más cómico de todo, que cada uno carga con su propio paraguas pero lo usan para golpear puertas, paredes y ventanas y decir "estamos aquí").

Por lo visto, no vivo tan solo. Vivo acompañado de hologramas, espectros, fantasmas, sombras, reflejos y ecos, alguna que otra alimaña, chinche, liendre, piojo, garrapata, cucaracha, y demás flora y fauna que se ondea y anda por la casa pero siempre con alguien a un lado que te hace recordar que una cualidad como lo social tiene sus desventajas: nunca sabes en qué momento un simple paraguas se tornará en un arma blanca.

¿Aún sigues aquí? (En medio de este gran paréntesis).

¡Te lo mereces! (Me merezco unas comillas, con rencillas, donde el aire ventila y la respiración no asfixia. Pero palabras urgentes, requieren signos efervescentes).