"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

viernes, 6 de enero de 2017

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Cuando se habla de experimentación, uno cree que quien experimenta tiene puerta abierta para hacer lo que sea, lo que sea por averigua si lo que se cree, es lo que se cree, lo que sea por probar sus variables, lo que sea para llegar a la respuesta de algo que inquieta, así que, mi pregunta es, como estudiante, como persona que quiere saber, si existe un limite en lo que se puede hacer o hasta donde se puede llegar en lo que a experimentación respecta; si la simple palabra ciencia, si la simple palabra experimentación, justifica lo que se hace con la finalidad de que haya una respuesta, una modificación, un hallazgo, algo. Por ejemplo, puedo yo aplicar la violencia en extremis con el mero propósito de saber cómo la violencia repercute en una persona no obstante que dicha violencia vaya mas allá de todo limite humano, rozando, en ocasiones, lo ilegal, lo inhumano. Porque, hablando como persona, y dependiendo del escenario en el que se desarrollen dichas experimentaciones, tales actos pueden ser tomados como venganza, en vez de ser visto como una enseñanza, como algo que deja un bien tanto al sujeto experimental como al experimentador.

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Cuando fui a Oaxaca en 2014 por motivo de vacaciones familiares, recuerdo que al estar en la plaza, una persona se nos acercó a nosotros, una persona residente del lugar, y nos pidió disculpas por los maestros que se encontraban en aquel momento tomando la plaza a manera de protesta. Dicho recuerdo vino a mi recientemente al ver las manifestaciones que se desarrollan respecto al aumento del precio de la gasolina (o mejor conocido como gasolinazo). Ambos momentos me hicieron preguntarme si realmente ambas maneras de manifestarse son realmente por el bien de un país, por el bien de una causa o un recurso extremo para demandar cosas de la manera equivocada.

En los últimos años he escuchado mucho la palabra respeto. Y desde mi perspectiva, ninguna de las dos manifestaciones o maneras de expresión de dicho grupo de personas, reflejan o representan de tal manera dicho valor. Para mi, lo que ambos eventos reflejan es: 1) la ausencia de dicho valor y 2) que en este país podemos hacer lo que queramos y como queramos siempre y cuando queramos o siempre y cuando las circunstancias, el contexto, así lo amerite, siempre y cuando haya una justificación para lo que se va hacer.

Recordando esas clases de psicología comunitaria, que ponderan al todo antes que el individuo, no creo que exista el mínimo interés por el impacto que dicho evento pueda traer al prójimo, la repercusión que puede tener en su vida cotidiana, el único pensamiento que existe, una vez más, es el egoísta, el ver las cosas desde mi trinchera (resultado de esa fragmentación social, de esa ausencia de diálogo), no desde una perspectiva general; y eso, es un gravísimo problema en nuestro país, uno donde esa clase de erupciones son frecuentes.

Claro: si vemos la problemática desde su inicio, dichos protestantes son victimas de un sistema, victimas de cierto evento pero, incluso desde tal posición de afectados, no se justifica que puedan hacer lo que quieran, que puedan afectar a otros porque ellos fueron afectados. En este país de victimas —pues todos hemos sido agraviados por algo—, debemos aprender que dicha posición no es la de comodín (sentimiento que en muchas ocasiones surge al no tener a quien recurrir, pues la llamada autoridad suele ser inoperante o en ocasiones el mismo problema), debemos aprender que esa posición de víctimas suele generar más víctimas que soluciones. 

Pero una vez más, vivimos en un país tan caótico, tan imprevisible, tan errático, que esta clase de eventos suelen ser síntomas de una sociedad harta, herida, maltratada, y que "by any means necessary" busca alcanzar un mejor presente, un mejor futuro, mejores condiciones para vivir; o que en ocasiones simplemente se deja llevar por la tormenta.

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Mi novia cortó conmigo por la distancia, por la falta de compromiso. Así que me pregunté a mi mismo cuándo fue la última vez que hablamos en realidad. Porque no hablábamos entre sí, hablábamos por medio de intermediarios. Desde que la relación empezó nunca más volvimos a hablar. ¿Es eso amor? ¿El de dos persona que hablan entre sí por medio de otros, como difuntos que son evocados por mediums? El amor es como una comida para mi: es solo tú y el platillo que tienes enfrente. Y la mayoría de las veces nos encontrábamos ambos con platos vacíos. ¿Saben qué es lo que hace, por ejemplo, que una fiesta sea buena? La comida. Claro, existen otros factores. Pero la comida es un elemento vital. En ocasiones, gran parte del éxito de la misma. Así que la fiesta habría podido tener la música, la gente, pero le faltaba algo... carecía de un elemento importante. Por cierto, si voy a estar rodeado de gente, al menos que sea de gente que conozco. La última fiesta a la que fui fue sorpresa; ¿se imaginan estar escondidos para recibir a alguien que ni siquiera conocen?

miércoles, 4 de enero de 2017

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Hola, mi nombre es Rafael. La gente me llama en silencio. A veces ni siquiera me llama. Estoy aquí porque nadie más quiere pasar al frente. Ese miedo irracional a ser fusilados. Eh... me gusta caminar por el simple hecho de caminar, sin ningún rumbo en particular. Me gusta escribir más que hablar. No soy socialmente activo. Disfruto del estar en mi cubículo. En mi zona, en mi espacio personal. No me incomoda la soledad mas sí el silencio entre desconocidos. Estudio psicología. La mayoría del tiempo la gente cree que no puedo equivocarme. Creo que me salté esa clase. Me gusta la música. Mejor acompañante que cualquier persona. Un buen disco, una buena canción, puede cambiarlo todo. Usted no necesita un psicoanalista; usted necesita estar a solas con su música. La gente cree que soy británico: flemático, altivo, tajante... como mi apellido. Cito: "tan insensible como una roca de Stonehenge". Y al igual que dicha estructura, me pregunto cómo llegaron tales palabras ahí. Demasiado pesadas. Demasiado contundentes. ¿Alguna vez has visto hacer a algún británico algo malo? Coldplay. Este lugar necesita mejor iluminación. Pareciera que estoy recitando mi obituario. Tan funesto... ahora entiendo por qué aquella dama, decidida a pasar, eligió sentarse en la barra. ¿Han visto cómo brillan las botellas?

martes, 3 de enero de 2017

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Aquí el problema no es el género. Hombre vs mujer. Aquí el problema no es el disculparse. La gente regala disculpas como dulces en Halloween. Aquí el problema es la comunicación. Esa simple y elemental palabra. Olvídese del factor agresor/víctima porque realmente tal cosa no afecta en el intercambio de palabras, en la búsqueda de una solución. Aquí el problema es que no queremos hablar de lo que sucede con la persona que sucede. Antes lo hablamos con mil personas más. Hasta el punto de no enterarse uno de lo que siente el otro, de lo que piensa el otro, más que de por medio de un tercero, de una persona ajena al asunto en cuestión. Esa sensibilidad, ese compromiso, esa apertura que se pide ante cierta circunstancia, es truncada por dicha cadena humana. En ocasiones, ese muro de personas que separa una de otra en lugar de clarificar, oscurece un asunto, dificulta su transmisión adecuada. Negligencia no es solo alejarse de una problemática o asunto en cuestión sino también delegarla.

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Sujeto A hace X cosa. Después, sujeto B lo comunica a sujeto C, D, E y así hasta donde las letras alcancen. Este es el típico patrón que no solamente sucede en un escenario controlado, experimental, sino que sucede también en la vida cotidiana, en el día a día, donde no solamente el sujeto A tiene control de lo que pasa en su vida sino que también las demás letras influyen en su andar o actuar. Yo no creo en ese adagio que dice: "uno es el arquitecto de su propio destino" porque esa obra llamada vida, no solamente es del arquitecto principal, de uno, sino también de los demás arquitectos que están involucrados en la obra y que, con menor, mediano o mayor porcentaje de influencia, impactan de la misma manera en lo que suceda. Piense, por ejemplo, en empresas importantes a nivel mundial o de deportistas o escritores, que sin la influencia de ese otro, de ese individuo ajeno, de esa persona al otro lado del televisor, no hubiesen llegado tan lejos.

Para poner un ejemplo más concreto, me gustaría traer al presente una historia que leí tiempo atrás —sino mal recuerdo en 2014— en la cual una persona tuiteó algo mientras esperaba su vuelo que se dirigía a cierto país del continente africano; una vez arribado a éste, dicho tuit se viralizó alcanzando niveles jamás alcanzados para una persona que ni siquiera era considerada popular bajo los estándares de seguidores que suelen tener las grandes cuentas. Tal incidente, desde cualquier perspectiva insignificante, acabó perjudicando la vida de la persona hasta tal punto que sus familiares y amigos le dieron la espalda así como la perdida de su empleo y el desmorono de su vida personal.

De la misma manera que sucedió en una red social, donde lo que dice uno tiene impacto en otros en forma viral y que repercutió en otros escenarios de la vida personal de un individuo, de igual forma influimos los unos a los otros de manera constante en el mundo real, en ese mundo de carne y hueso. Cuando hablamos de forjar un destino o alcanzar un logro, en cualquiera de las dos cosas, hablamos no solamente de una persona sino de varias. Nada de lo que sucede en la vida, personal o ajena, es consecuencia de una sola persona; como también se ejemplificaría en películas como "The Curious Case of Benjamin Button" —en donde una serie de eventos acabaría perjudicando a una persona— o "Cloud Atlas" —que trata acerca del impacto que las decisiones tienen en la presente y futuro—.

lunes, 2 de enero de 2017

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El problema es que ahora los conflictos no comienzan por mi culpa, como hace mucho sucedía. Ahora todo conflicto empieza atemporalmente, no siquiera en este momento, no en el tiempo en el que ocurren sino por consecuencia de decisiones mal tomadas el pasado y que llevaron a toda esta ebullición desbordada, a este desencadenamiento de fichas, a esta reacción exagerada (overreaction). Cuando creé este espacio no lo hice para solucionar problemáticas con fantasmas, lo hice para tener un espacio de expresión sin mayor propósito que la expresión misma; en los tiempos recientes, dicho propósito se ha vuelto nebuloso, totalmente desviado de su finalidad original. Realmente extraño aquellas escrituras mías, aquella fértil inspiración, aquellos momentos de los que disfrutaba de lo que escribía y no por dar una versión mía como quien se encuentra en medio de un juicio. Así que mi propósito personal este "año nuevo" es volver encontrar esa inspiración de antaño, ese disfrutar de lo que se hace, volver a lo que antes hacía sin que parezca que soy mi propio abogado. Lo dije antes y lo digo ahora: la vida es una línea, no hay tal cosa como buenos o malos, hay quienes caminan en línea recta y otros que se desvían o son desviados. Y lo que yo busco es retomar el camino, ese camino que transcurría con anterioridad bastante bien.