"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

jueves, 17 de mayo de 2012

Cuando la luz de día se opone tendremos la luna


"Fue la voluntad de Dios", "Así Dios lo dispuso". De boca de miles se escuchan tales palabras. Esas mismas bocas, temerosas de una realidad aparatosa y trágica, ponen el acento de Dios en ellas. Lo ponen porque en él ven una figura superior, que dispone de las cosas sin ninguna finalidad dañina, al contrario, bajo un manto de divina esencia: no hay desenlaces fatídicos ante los ojos de la credulidad.

¿Estamos dispuestos a creer Dios por encima de toda semejanza humana? Al parecer, ahí se encuentra una de las respuestas a su creencia. Se cree en él más que en otros porque somos tan erráticos como ellos. Se necesita creer en alguien que este libre de turbios pensamientos y desenfrenadas pasiones, que no persiga los pecados que se han deseado, que no cometa los mismos actos por lo cuales se ha expiado, se busca, por virtud y no defecto, a quien podamos ver con anhelo, con una mirada de inferioridad y no de derrota.
Fastidiosas son las palabras que proceden de las lenguas llenas de misericordia y beatitud de los fanáticos religiosos, no hacen más que empañar, de modos pusilánimes, una vida que poco tiene que ver con el mundo alojado en los meandros de su cerebro y manipulada por la soberanía de la religión que, cuenta con su mayor munición: el miedo, compositor de las más grandes tragedias y responsable de noches eternas.

Aquí florece la amapola más rojiza, más purpurea, quien es la abadía de tu purgación.

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