El mundo es un lugar jodido. Todo mundo sabe usar una computadora pero pocos saben dar uso a sus sentimientos. Cuando se le preguntó a una persona por qué tallaba un árbol con singular frenesí, este respondió "porque siento", como si sentir fuese suficiente razón para hacer lo que se hace. El humano es un bicho raro. Se jacta de que siente, castiga a quien no lo hace, pero qué hace este con lo que siente; por lo regular, invertir para perder. Y ese árbol, todo rasgado, con cicatrices por todos lados, con corazones mal tallados y letras en pésima caligrafía, bien representa toda esa entropía, todo ese alboroto, toda esa ebullición interna que se invierte mal. "Lo bueno es que los árboles no sienten", dijo quien no respira.
viernes, 31 de marzo de 2017
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