"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

miércoles, 29 de marzo de 2017

Teatro en casa

I

Era un perro negro. De esos que dicen traen mala suerte. Acostado en la acera de enfrente. La señora dueña de la casa lo ve sospechoso. Lo ve como si algo anduviera mal. La señora se acerca sigilosa y con una escoba lo toca. El perro responde gruñendo, molesto. Y así, en ese toma y daca, que aumenta por minuto de intensidad, transcurren los siguientes siete minutos hasta que el animal, negro como el asfalto, suelta una mordida y deja a la señora herida. La señora, con la suficiente sangre para llamarse humana, no la suficiente para donar, entra a su casa. En los siguientes minutos un grupo de personas llega y con la señora como líder, le dan una paliza al animal que lanzaba mordidas para defenderse de la arremetida pero ocho piernas a diestra y siniestra pueden más. Si el animal es la representación de lo instintual, de lo irracional, ¿dónde quedamos?

II

Era una mujer de camisa azul y un tipo de playera negra. Ambos sentados en los polos opuestos de la banqueta. Ella lo miraba, él lo miraba. Ella sonreía, él sonreía. Él tipo saca su celular. Tipea. Ella responde con celeridad. Los labios no se mueven. Sus dedos son todo el lenguaje; la clave morse de la actualidad. Los celulares vuelven donde estaban y entre ellos reina un silencio descomunal.  Ella luce enojada. Él mira el abismo del asfalto. Ambos siguen sin decirse nada. Incluso la hoja de papel que sostiene en sus manos son palabras inmovilizadas, plasmadas, como ellos. Volteo al cielo y luce gris, quizás sea el agua acumulada o Dios tiene atorada una lagaña. En cualquiera de los casos, la no está acá abajo. Todo continua opaco. No llamen a esto la mejor historia de amor jamás contada.

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