De hecho, el modelo que siguen es el de una fiesta. Se invita a cinco personas y a la vez cada una de esas personas invita a más personas, teniendo así el doble, triple o cuádruple de las personas iniciales. Pero de la misma manera que en otros escenarios, el número no es validez de algo bueno o de algo de calidad. Tome por ejemplo a las grandes televisoras. Años y años en el negocio, en la vida diaria de millones de mexicanos y no por eso significa que ofrezcan un producto en beneficio de la sociedad, de las personas o ya siquiera un producto bueno, digno de disfrutar. Las televisoras únicamente entregan un producto y las personas lo reciben pasivamente sin cuestionar o analizar. A la gente dale algo que seguir y lo seguirá. Dale algo de qué hablar y hablará. Dale una tendencia y la adoptará. Sino pregúntenle a los miles de artistas, diseñadores, productores o empresarios cuyos productos, cuya materia prima, fueron y son adoptados por la gente otorgándoles jugosas ganancias. Y ese es el escenario en el que ellos se mueven y en el que no es necesario ni siquiera obligar pues la persona está predispuesta a seguir.
viernes, 24 de marzo de 2017
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