La diferencia entre un criminal y alguien que no lo es, no es la pistola, es la persona. La pistola es un medio. Y un medio puede llevar a muchos lados. La persona, en contra parte, es un conductor y sus acciones tienen una repercusión aún más grande. Si la pistola nadie la toca, a nadie daña. En cambio, el ser humano no necesita tal cosa. El ser humano se mueve bajo sus propias convicciones. Tomen por ejemplo el amor, la más letal de sus municiones. Y no olviden que también existen las balas perdidas, palabras, balas sin rumbo que hieren a más de uno o que dejan estragos por donde pasan.
jueves, 23 de marzo de 2017
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