"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

viernes, 31 de marzo de 2017

Mute

Si tuviera que identificarme con alguien en este momento, me identificaría con el personaje interpretado por Paul Dano en "Miss Little Sunshine", un adolescente en una familia disfuncional que utiliza su silencio a manera de protesta, a manera de inconformidad. Una manifestación tan estridente como cualquier palabra, créamelo. Sino tome como referencia ese otro filme llamado "Paranormal Activity", la primera de sus entregas, un filme de terror que en lo personal me gustó porque no hace uso exagerado de elementos estridentes sino que su ingrediente principal es el silencio, ese silencio que construye de a poco en nosotros el terror y que es de igual forma valiosísimo para el género. De la misma manera, "The Tree Of Life", un filme sin tanto dialogo, mucho más visual, que en lo personal me resultó hermoso más allá de que el público asistente en la sala —y algunos otros más allá afuera— no la hayan encontrado interesante, llegando a catalogarla como aburrida; y, por último, esa otra película —por ver— llamada "Hush", del género de horror, que da uso del silencio como elemento principal (de hecho, el título del filme en español es llamado de tal manera).

El silencio es un elemento de peso, de eso no hay duda al respecto, es vital en la vida como en el cine, mucho más en estos tiempos modernos donde todo es ruido, donde todo es estruendo. Lamentablemente, cuando alguien opta por el silencio es condenado al ostracismo, dado prácticamente como muerto, como no existente, como un cero a la izquierda cuyo valor es nulo. Si no le hablas a tu pareja, no la quieres; si no le hablas a tus amigos, no los valoras; si no participas en clase, tu calificación es menos; sino hablas eres un retraído social, lo más cercano a un asceta. Hoy, entre más ruido haya, nos sentimos más como en casa, nos sentimos en nuestro hábitat natural. Por eso ir a lugares donde el ruido se encuentra ausente, tales como ranchos o zonas arqueológicas, o cualquier zona apartada o recluida, es una experiencia única, una sensación de tranquilidad, de paz, que no muy recurrentemente se vive en nuestros días.

De igual forma, guardar silencio o estar en silencio requiere de una gran disciplina; disciplina que en otras culturas es necesaria para meditar, para trascender, para encontrarse como persona. Pero tal pareciera que la sociedad donde vivimos, la sociedad occidental, no requiere encontrarse a sí mismo; quiere ser encontrada, quiere ser formada, quiere ser moldeada por otras manos, por otros refractarios. Si damos uso de aquella frase "somos lo que comemos", por ende somos lo que consumimos, somos lo que hablamos, somos ese ruido ajeno que se apodera de nosotros.

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