"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

jueves, 12 de julio de 2012

¿De qué masculla el mundo a mis espaldas?

¿Acaso existe algún modelo establecido para las personas que son ateas? Porque cada vez que digo decididamente ser ateo, la gente me voltea a ver con gesto repulsivo; como si profesar algo fuera de lo establecido fuera un oprobio. A veces creo que la gente es como Robocop y en los meandros de su cerebro aloja información del tipo específico de persona que va con cierta cosa y al encontrarlo dispara el anuncio "Match Founded". Por ejemplo, si aparezco en una fiesta con pelo largo y playera de Slayer y argumento mi gusto por el Hip-Hop seguramente tomarán mis palabras como quien toma los consejos de su madre: de entrada por salida. No estoy en la descripción, mi argumento es invalido. Como detesto eso. Es tan excluyente. Pero así se maneja el ser humano: basado en lo superficial va desechando lo que no encaje con sus modelos; al no ser que exista un contacto más intimo del que se puedan sacar conclusiones menos apresuradas. Lamentablemente, no sucede seguido y cuando sucede
están demasiado lejos para entenderte. El cerebro hace su parte: responder a la situación; lo demás corre por cuenta nuestra.

¿Por qué las personas portan armas? ¿Por protección? ¿Ilusión de seguridad? ¿Poder? Cualquiera que sea el caso me parece absurdo estar armado. Digo, ¿qué pasaría si en una colonia que no conoces se te aparece un delincuente con una navaja y tu respuesta es sacar la tuya también? La pregunta es: ¿Tienes el control suficiente para no cometer el mismo error que podría cometer él? Porque fácilmente, por cuestiones de ansiedad, adrenalina, etcétera, podría encajarte la navaja con tal de obtener lo que quiere y las mismas posibilidades te corresponden a ti pues son situaciones a las que no estamos acostumbrados y en las que perdemos la calma muy rápidamente. Hay gente que mata simplemente porque se siente amenazados. El miedo, el rencor, el odio, no son un juegos de niños, créanme. ¿Entonces cuál es la solución? No sé, pregúntenselo a quien está armado.


¿Por qué los traficantes, delincuentes y demás hampa son creyentes religiosos? He ahí una de las ironías de la vida pues, según nos han enseñado, la religión es algo bueno, diáfano, miséricorde, y cuando vemos que estos personajes se encomiendan para que en su negocio les vaya bien o no acaben muertos, la gente se pone su careta preferida: indignación. Lo que olvidan es que: son tan humanos como nosotros, por ende, necesitan creer que hay algo omnipresente, todopoderoso, por encima de sus hombros.

¿Cómo estos personajes que tienen el poder de hacer lo que quieran en donde sea pueden llegar a temer, anteponer o asirse de algo simbólico? Pura naturaleza humana. Y lo vemos siempre. Deportistas, empresarios, actores, reporteros, cantantes, escritores, etcétera capaces de hazañas y logros de unos cuantos privilegiados anteceden un "Gracias a Dios" a todo acto logrado. El merito es suyo pero el crédito lleva el nombre equivocado. Como el espadachín que podría matar a cuantos hombres quisiera pero quien decía no era nada sin su rey; coronando sus palabras con un delicado beso a su sortija. Como bien dice Shakespeare en "Julio Cesar": "La culpa, querido Brutus, no está en nuestras estrellas sino en nosotros mismos que somos subordinados." Palabras más acertadas no he oído.

¿Pude una mentira aparentar ser verdad? ¿Qué tan altas son las posibilidades de que la versión mesurada de la mentira logre ser convincente? La mentira tiene su fin en lo moral, o sea, en conceptos de bien o mal que hemos ido coleccionando; por ende, si se dice la mentira menos hiriente, ¿lograría ser captada como verdad? Supongamos que un día estás escuchando música con los audífonos puestos. Al acabar la canción escuchas el teléfono. En ese momento decides que no quieres contestarle a nadie. Minutos más tarde vuelve a sonar y no te mueves de tu lugar. Por fin decides levantarte para ver quién era y resulta que, quien esta llamando, se encuentra en frente de tu casa, esperando a que abras. Tú nunca lo haces y regresas donde estabas. La verdad es que no querías entablar comunicación con nadie porque no te sentías dispuesto; la mentira un falso argumento de que no estabas en casa. ¿Si dices la verdad, serás comprendido; y, si dices la mentira, seras eximido? He ahí la gran encrucijada.

Es así como surgen las versiones mesuradas. Aquellas que nos desplazan a un lugar de seguridad momentáneo. En el ejemplo anterior, se podría argumentar lo siguiente: "Me levanté al baño, escuché unos ruidos afuera y decidí asomarme por la ventana. Ahí, te vi caminando rumbo a la toma de tu camión. Así fue como me enteré que andabas por acá." ¿Cómo funciona a posteriori? La amistad seguirá, la verdad no se sabrá y la mentira reinará. Ambos nos veremos a la cara como de costumbre, nos saludaremos con la misma efusividad y reiremos del mismo chiste una vez más. La única diferencia es que ahora que conoces lo que es mentir ves tus actos en cuerpos de otros al mismo tiempo que buscas expiar el hecho pagando tu la cuenta del restaurante o cediéndole la última cerveza de la hielera. Él seguirá masticando el chicle que tú le has dado esperando no acabe en tu cabeza.

¿Son nuestros actos justificados o excusados? ¿Amamos porque amamos o amamos simplemente para no pasar por lascivos? ¿Hablamos porque sabemos o hablamos porque el de al lado no calla? ¿Comemos porque tenemos hambre o comemos porque la ansiedad es más grande? ¿Compramos porque existe la necesidad o compramos para sentir que al menos algo poseemos? Los actos del hombre siempre estarán bajo cuestionamiento, eso sin duda. Valdría la pena saber si lo cuestionamientos se basan en pruebas contundentes o en una especulación más. Como aquel horrorizado inquilino que aseguraba su vecino era esquizofrenico. Basándose en pláticas que sostenía mientras estaba solo. A primera vista, evidentemente es extraño pero, de igual forma, es aventuradamente precipitado diagnosticar algo tan complejo. Al final resultó ser que su vecino recitaba los poemas que acaba de leer. La soledad de aquel patio trasero se le antojaba irresistible.

Cierto es que existe gente afectada patológicamente. ¿Qué significa eso? Que sus conductas sobrepasan la linea de lo común. Como quien se lava las manos tanta veces como si buscara deshacerse de alguna opresiva preocupación o el que se hace de los más novedosos adelantos tecnológicos para hacerse de prestigio. No me extenderé en el tema pero seguramente quedarán tan fascinados como yo. Si es que el comportamiento es lo que les mueve. El ser humano es un acertijo, esconde tanto detrás de su ropa de marca, fragancia y celulares 4G que incluso ni él mismo llega a descifrarse.

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