La evolución de la ciencia llega desde la prehistoria, desde aquel lejano tiempo donde nuestros primeros ancestros deambulaban por la tierra. En ese momento, el pensamiento racional no era el dominante; sí la credulidad y asombro, pues, en ese tiempo la fantasía que generaban los descubrimientos derivaban en mitos que posteriormente iban siendo mejor entendidos y explicados.
Con el paso de tiempo, el pensar del ser fue evolucionando. Llegando civilizaciones como las egipcias o indias que aportaron infinidad de novedosos conocimientos que hoy día perduran. Pero, la civilización número uno por excelencia fue la griega; si bien, no la primera, sí la que más repercutió en el conocimiento futuro. Nombres ilustres y de prosapia fueron los de Tales de Mileto, Anaximandro y Pitágoras pero el prócer, o más popular para la mayoría de nosotros, fue Aristóteles; quien hizo de la ciencia una belleza, del pensar un instrumento de excelencia y elegancia no para cualquiera sí al alcance de todos. Entre sus logros está el aporte a la biología en la clasificación de plantas y animales.
Hubo una debacle en la ciencia con la llegada del cristianismo. La iglesia quería acapar la total atención de la ciudadanía con el argumento de "desarrollo humano". Éstos intervinieron en toda investigación ajena a sus causas empañando aún más el panorama que en aquella época se dibujaba por la crisis económica, social y política.
El ascenso de la ciencia, el regreso a los terrenos ilustres que los griegos dejaron, se agradece principalmente a los árabes; que si bien, son padrinos de lo que conocemos como alquimia (un intento estéril de convertir cualquier tipo de piedra en oro), el otro lado de la balanza fue sumamente fructuoso. Las dos ramas de la ciencia en las que destaca su participación es la matemática, la química y la astronomía: en la primera, los números arábigos y el nacimiento del álgebra ayudaron a comprender mejor los números; en la segunda, sentaron las bases en la preparación de ácidos y, en la tercera, legaron nueves mapas astronómicos e instrumentos como el astrolabio. Uno de los nombres con mayor afluencia fue el de Alhacen quien aportó conocimiento importante de la estructura del ojo.
La época siguiente denotaría por su simple nombre todo lo que implicó ésta: Renacimiento. En ese lapso de tiempo, muchos sucesos importantes se dieron cambiando la visión constituida hasta entonces. Sobresalen los políticos como el de la caída de Constantinopla en 1453 a manos de los turcos que deriva en la separación de Oriente mediterráneo; culturales como el de la emigración de ilustres bizantinos a occidente; económicos que tienen que ver con Cristóbal Colon y los portugueses, quienes se embarcaron en una aventura que terminaría en el descubrimiento de nuevos lugares y riquezas. El conocimiento de igual manera se amplio y se le dio un valor mayúsculo a la individualidad humana.
Nombres de los que hay que hacer mención son: Leonardo Da Vinci (por todos conocidos por sus obras pictóricas), iniciador del renacimiento científico, dando importancia al método experimental, profundizando en la física, geología, astronomía (consideraba la tierra un astro) y anatomía (investigación sobre el cuerpo humano); Copérnico de la mano con la astronomía postuló la movilidad de la tierra y un modelo del sistema solar explicando el movimiento
de los planetas alrededor del sol y Galileo Galilei, el mandamás, un genio en toda la extensión de la palabra; un hombre hambriento de conocimiento que creo leyes generales de hechos particulares, postrando al método científico en un lugar privilegiado en base a la comunión de la inducción y deducción/observación y pensamiento.
Para el siglo XVII, todo aquel pensamiento filosófico a priori fue estructurado de manera que los fundamentos hablaran más que las hipótesis o formulaciones. En este tiempo los avances matemáticos se inflaron gracias a dos mentes brillantes como Isaac Newton y Rene Descartes; el primero con su famosa "ley de la atracción universal", formulado en base de observaciones astronómicas y el segundo, nombrado fundador de la filosofía moderna, se movía bajo la evidencia para comprobar y llegar a conclusiones satisfactorias.
En el siglo XVIII la ciencia siguió un camino ascendente, quizá no lleno de nombres tan ilustres y de momentos de gran repercusión, pero se logró la consolidación de algunas ramas como la biología y química que merecidamente detonaron. El nombre de mayor tonelaje es el del estadounidense Benjamín Franklin.
Otro época de gran trascendencia y abundancia, tanto científica como monetaria, fue el siglo XIX. Al llegar a este especial momento del tiempo nos damos cuenta que la ciencia hace erupción de manera avasallante; en gran parte apoyada por la Revolución Francesa y la industrialización, lo cual atrajo a jóvenes cortejados por la investigación científica. Cabe mencionar, que la independización de la ciencia con la filosofía fue aún más concreta, se volvió a los terrenos de la investigación y su necesidad de perfeccionamiento y exacto valor filosófico. Muchos nombre sonaron a caudales pero los que tomaré para ejemplificar la prominente influencia de esta época serán: Mendeleiev, químico ruso, creador de la tabla periódica; Louis Pasteur, iniciador de la bacteriología moderna así como descubridor de la cura antirrábica y el proceso de pasteurización; Charles Darwin y su principio de selección natural apoyado en la biología que funda la teoría darwiniana de la evolución y Wundt, a quien se le agradece haber creado el primer centro experimental especialmente para la psicología y el método introspectivo.
Para concluir, en el siglo XX el rigor de la investigación científica marca la tendencia. La experimentación toma un papel protagonista en la ciencia. De igual manera, hubo una área que sobresalió y fue la física bajo el nombre de Albert Einstein y su teoría de la relatividad; de manera contigua, la bioquímica trabajó en sintonía con la medicina; la genética tuvo mucho que ver con el desarrollo de la biología y la psicología tuvo en Pavlov, Watson y Freud personajes que profundizaron más en la materia. A mediados y finales del siglo se dieron pasos agigantados por medio de la computadora, Internet y viajes espaciales.
P.D. Si no fue de tu agrado... menos mal que no eres mi profesor.
Con el paso de tiempo, el pensar del ser fue evolucionando. Llegando civilizaciones como las egipcias o indias que aportaron infinidad de novedosos conocimientos que hoy día perduran. Pero, la civilización número uno por excelencia fue la griega; si bien, no la primera, sí la que más repercutió en el conocimiento futuro. Nombres ilustres y de prosapia fueron los de Tales de Mileto, Anaximandro y Pitágoras pero el prócer, o más popular para la mayoría de nosotros, fue Aristóteles; quien hizo de la ciencia una belleza, del pensar un instrumento de excelencia y elegancia no para cualquiera sí al alcance de todos. Entre sus logros está el aporte a la biología en la clasificación de plantas y animales.
Hubo una debacle en la ciencia con la llegada del cristianismo. La iglesia quería acapar la total atención de la ciudadanía con el argumento de "desarrollo humano". Éstos intervinieron en toda investigación ajena a sus causas empañando aún más el panorama que en aquella época se dibujaba por la crisis económica, social y política.
El ascenso de la ciencia, el regreso a los terrenos ilustres que los griegos dejaron, se agradece principalmente a los árabes; que si bien, son padrinos de lo que conocemos como alquimia (un intento estéril de convertir cualquier tipo de piedra en oro), el otro lado de la balanza fue sumamente fructuoso. Las dos ramas de la ciencia en las que destaca su participación es la matemática, la química y la astronomía: en la primera, los números arábigos y el nacimiento del álgebra ayudaron a comprender mejor los números; en la segunda, sentaron las bases en la preparación de ácidos y, en la tercera, legaron nueves mapas astronómicos e instrumentos como el astrolabio. Uno de los nombres con mayor afluencia fue el de Alhacen quien aportó conocimiento importante de la estructura del ojo.
La época siguiente denotaría por su simple nombre todo lo que implicó ésta: Renacimiento. En ese lapso de tiempo, muchos sucesos importantes se dieron cambiando la visión constituida hasta entonces. Sobresalen los políticos como el de la caída de Constantinopla en 1453 a manos de los turcos que deriva en la separación de Oriente mediterráneo; culturales como el de la emigración de ilustres bizantinos a occidente; económicos que tienen que ver con Cristóbal Colon y los portugueses, quienes se embarcaron en una aventura que terminaría en el descubrimiento de nuevos lugares y riquezas. El conocimiento de igual manera se amplio y se le dio un valor mayúsculo a la individualidad humana.
Nombres de los que hay que hacer mención son: Leonardo Da Vinci (por todos conocidos por sus obras pictóricas), iniciador del renacimiento científico, dando importancia al método experimental, profundizando en la física, geología, astronomía (consideraba la tierra un astro) y anatomía (investigación sobre el cuerpo humano); Copérnico de la mano con la astronomía postuló la movilidad de la tierra y un modelo del sistema solar explicando el movimiento
de los planetas alrededor del sol y Galileo Galilei, el mandamás, un genio en toda la extensión de la palabra; un hombre hambriento de conocimiento que creo leyes generales de hechos particulares, postrando al método científico en un lugar privilegiado en base a la comunión de la inducción y deducción/observación y pensamiento.
Para el siglo XVII, todo aquel pensamiento filosófico a priori fue estructurado de manera que los fundamentos hablaran más que las hipótesis o formulaciones. En este tiempo los avances matemáticos se inflaron gracias a dos mentes brillantes como Isaac Newton y Rene Descartes; el primero con su famosa "ley de la atracción universal", formulado en base de observaciones astronómicas y el segundo, nombrado fundador de la filosofía moderna, se movía bajo la evidencia para comprobar y llegar a conclusiones satisfactorias.
En el siglo XVIII la ciencia siguió un camino ascendente, quizá no lleno de nombres tan ilustres y de momentos de gran repercusión, pero se logró la consolidación de algunas ramas como la biología y química que merecidamente detonaron. El nombre de mayor tonelaje es el del estadounidense Benjamín Franklin.
Otro época de gran trascendencia y abundancia, tanto científica como monetaria, fue el siglo XIX. Al llegar a este especial momento del tiempo nos damos cuenta que la ciencia hace erupción de manera avasallante; en gran parte apoyada por la Revolución Francesa y la industrialización, lo cual atrajo a jóvenes cortejados por la investigación científica. Cabe mencionar, que la independización de la ciencia con la filosofía fue aún más concreta, se volvió a los terrenos de la investigación y su necesidad de perfeccionamiento y exacto valor filosófico. Muchos nombre sonaron a caudales pero los que tomaré para ejemplificar la prominente influencia de esta época serán: Mendeleiev, químico ruso, creador de la tabla periódica; Louis Pasteur, iniciador de la bacteriología moderna así como descubridor de la cura antirrábica y el proceso de pasteurización; Charles Darwin y su principio de selección natural apoyado en la biología que funda la teoría darwiniana de la evolución y Wundt, a quien se le agradece haber creado el primer centro experimental especialmente para la psicología y el método introspectivo.
Para concluir, en el siglo XX el rigor de la investigación científica marca la tendencia. La experimentación toma un papel protagonista en la ciencia. De igual manera, hubo una área que sobresalió y fue la física bajo el nombre de Albert Einstein y su teoría de la relatividad; de manera contigua, la bioquímica trabajó en sintonía con la medicina; la genética tuvo mucho que ver con el desarrollo de la biología y la psicología tuvo en Pavlov, Watson y Freud personajes que profundizaron más en la materia. A mediados y finales del siglo se dieron pasos agigantados por medio de la computadora, Internet y viajes espaciales.
P.D. Si no fue de tu agrado... menos mal que no eres mi profesor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario