"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

miércoles, 27 de abril de 2016

Cuatrocuatrodos

(4)

Quizás aún estamos aquí, porque cada uno de nosotros sigue cumpliendo funciones impuestas. ¿Qué tal tú? Narrador de la épica del fútbol, de regates y golazos, de polémica y errores arbitrales, de hazañas y campeonatos, de ascensos y descensos, ahora inmerso en una comidilla verbal, donde no desaprovechas despeje de portero para decir que no solo es puto el arquero, donde usas el 4-4-2 como una analogía del estilo de juego empleado tras bambalinas, donde describes a un jugador o evento futbolero y de paso mandas un pase de tres dedos (de esos que solo los que saben qué sucede en el terreno de juego pueden hacer); ya no vez el fútbol como antes: como un medio de diversión y de manifestación humana sino como un vehículo más de esa fascinación momentánea.

¿Y qué hay de usted, madre de familia? Difícil es criar a sus hijos a la distancia pero más difícil es servir con el buen ejemplo cuya doble vida que lleva no lo es. Encuentros clandestinos del tipo "nosotros nunca nos vimos", "yo no estuve aquí"; reuniones que de lo único que se habla es de venganza y dolor bajo el tono "aquí no pasa nada", charlas telefónicas en enclave: un resumen de cada aspecto disfrazado de la cotidianidad, ambigüedad y coloquialidad debida para que todo parezca como cualquier otro día de nuestras monótonas vidas; las idas al mercado y la pregunta "¿qué producto combinará mejor con la actualidad?" o "¿qué diré acerca del producto cuando llegue a casa?"; las charlas con lo invitados en voz alta que parecían más una manifestación de plaza, de esas que exigen se cumplan derechos y obligaciones que el mismo parlante omite para sus semejantes; los apagones de luz que comunicaban el poder supremo y donde solo había una voz aunque un tanto afónica; pero lo más critico de todo son las veces que predicaste valores buenos mismos que rompiste en los momentos de apremio, en momentos donde el fuego forja la espada que sucumbe al dragón y trae la paz al reino. Qué difícil es predicar bajo esta condición humana que en su afán de no perecer nos hace quedar como traidores de nuestros preceptos.

¿Qué de usted, trabajador de compañía de cable? Que juega ajedrez con los canales; ¿qué hay de usted, conductor de taxi? Símbolo de la persecución y de la omnipresencia; ¿qué hay de usted, vecino? Cómplice mudo pero en constante vigilancia y ruido (¿quién está detrás de ese vidrio?); ¿qué hay de usted, despachador de servicios públicos? Ponga la basura en su lugar y no porque todos la tiren en el mismo lugar, ese es el lugar; las masas se equivocan más de lo que se podría usted imaginar; ¿qué de usted que arra al caballo? De vender naranjas a tomates, cacahuates, cebollas, piñas y demás; el sueño del empresario ambulante que el de las nieves quiere copiar; ¿qué de usted, amigo y compañero mío? Donde aquella expresión que dice: "los amigos son la familia que uno escoge" pasa a ser refutada por los propios amigos que han escogido no ser nada familiar y pasar a ser unos auténticos desconocidos, un individuo más que desecha lo que escoge por lo maravilloso de la novedad; ¿y qué de ustedes, familia? De solera, risas y peleas, de sangre compartida y que hoy nos tiene ahogados en su mar.

Vuelva cada uno a su lugar, que yo vuelvo al mío: escribo y estribo entre la manía y la compulsión, ente el cólera y la confusión, entre la neurosis y la psicosis, entre el impulso y la calma, entre la fantasía y la realidad, entre el aquí y el ahora y el ayer que no regresará, en mi propio realismo mágico donde la gente usa sombrillas para llegar a lo alto, donde corren para sacar fuego al asfalto, donde gritan para hacer el alma pedazos, donde se prende la tele y se apaga la individualidad; donde las personas te preguntan en la calle "¿cómo estás?" o "¿por que la barba tan larga?" y a los pocos segundos olvidan tu nombre pues nunca lo supieron pero seguros están que lo habían escuchado en algún lugar o pronunciado en algún infomercial; personas de todos los días, hijos de su chingada patria, personajes de una historia que transcurre sobre un rojo carmesí pero a la que la mueve un torrente de enojo y molestia. Esos malditos sentimientos incoherentes.

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El escenario es el siguiente: hay dos caminos, uno te lleva al aire libre, entre los arboles y el viento, pero perseguido por lobos hambrientos, decididos a cazarte y devorarte, decididos a alimentarse de ti; el otro, a una casa, en la cual en su interior vive una bruja, repleta de pestes y maldiciones para ti pero al final humana como tú, de la misma condición que ti. ¿Eliges los animales, guiados por una orden salvaje o eliges a tu símil, con todo y lo que implica sus conjuros y brebajes? Yo escogí la segunda. Pero la bruja siempre está acompañada, como los lobos. Siempre está en constante asedio, como los lobos. Siempre está aullando, como los lobos. Siempre está cazando, como los lobos. Creo que vivo con el mismo animal pero con más colmillos.

(2)

Yo te mande una carta el lunes,
y para el viernes me habías respondido,
pero en medio, la guerra se había entrometido;
ahora tu te has ido y la guerra acaba de a poco conmigo
y solo me quedo con lo que pudo haber sido.

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