"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

lunes, 23 de noviembre de 2015

Algo para escuchar


Pearl Jam... el nombre lo dice todo. Una de las agrupaciones más estimadas dentro del boom Grunge de los noventas así como una de las agrupaciones con más inventiva de todas; una agrupación que no se estanco en un sonido particular y sumamente redituable como es el Grunge, sino que fue más allá, incorporando elementos de otras esferas a su sonido. Así, después de dos excelsos álbumes como "Ten" y "Vs." llega un tercero totalmente dispar pero, no por eso, igual de productivo y contundente como "Vitalogy"; el comienzo del ahora.

Y lo catalogo tal cual, porque de aquí en adelante se vendría una seguidilla de álbumes que de a poco se despegan de su sonido inicial para tornarse un tanto más experimental. Por ende, quien espere encontrar esa rabia del pasado lo más probable es que acabe desilusionado, ya que, "Vitalogy" —que por cierto, fue concebido mientras estaban en tour— recorre su camino en la dirección opuesta: con mucha mayor diversidad y mucho más accesible para la audiencia popular no tan afín del Grunge convencional; sin el tonelaje del pasado, pero aún con la exquisitez en su composición. Un verdadero reto no solo para quien le oye sino también para quien le compone.

Pero aún y cuando el álbum se deslinda de sus dos anteriores producciones, "Vitalogy" arremete con dos cortes iniciales que bien podrían haberse incluido en ellos, como lo son 'Last Exit' y 'Spin The Black Circle' —ésta, haciendo referencia al vinilo; formato del cual, se vendieron una gran cantidad de copias— cortes con la adrenalina y ferocidad a full, en su máxima expresión, como bien nos acostumbraron años atrás. Sin embargo, el andar del álbum difiere bastante de esas detonaciones iniciales. En su trayecto, transcurre en un ritmo cadencioso, sigiloso —como en 'Not for You' o 'Tremor Christ'—, a ratos explosivos y dinámicos —como en 'Whipping' o 'Corduroy'—, a ratos experimental —como en 'Aye Davanita' o 'Bugs'— pero siempre con canciones bastantes sutiles, encantadoras como 'Nothingman' o ' Better Man' que nos recuerda el lado más emocional de la banda del cual nunca se han despegado.

Si bien es sabido que Pearl Jam se ha distinguido por ser una de las bandas más alternativas dentro de la escena Grunge de los noventas, en "Vitalogy" tal peculiaridad se establece de manera más notoria aumentando la ya prodigiosa figura de Mike McCready,  Stone Gossard y Dave Abbruzzese cuya labor es bastante pulcra, convincente y con mucha mayor acentuación debido a la naturaleza simple de la mayoría de las canciones que se alejan del habitual shot de tequila de tragos pasados (donde, por cierto, se extrañan aquellos fabulosos solos). En cuanto a Eddie Vedder —quien participa más activamente en la guitarra—, su voz se mantiene vigorosa y en forma pero no con el medular protagonismo de temporadas anteriores donde literalmente nos desgarraba; no obstante, se logra apreciar lo adaptable de su tono de voz que lo mismo te estremece por la muerte de un niño que te invita a reflexionar de la vida.

Ante nosotros, nos encontramos en la presencia del típico álbum que a la primera reproducción no resulta atraparte en su formula, incluso pareciera que jamás lo hará, pero que conforme aumentan las reproducciones su interpretación nos va atrapando un poco más hasta llegar a apreciarlo por su calidad de novedoso, por su capacidad de juguetear con las melodías y ritmos y por introducirnos en un nuevo esquema el cual continuaría vigente por un buen periodo de tiempo mas no siempre con el mismo buen recibimiento (como dato curioso: este álbum había sido el más vendido en formato vinil en su primera semana de lanzamiento hasta que "Lazaretto" de Jack White en 2014 le superó)

Si nos portamos un tanto severos con la agrupación originaria de Seattle, "Vitalogy" sería el último gran material que lanzarían; de aquí en adelante el encanto se iría perdiendo de a poco como lo iría perdiendo el género (plus, esta sería la última participación del muy buen baterista Dave Abbruzzese). Con todo y todo, el álbum vale la pena el tiempo y la inversión pero sobre todo la paciencia ya que el álbum exige mayor atención y dedicación que los anteriores. Una experiencia bien refrescante y llamativa dentro de su discografía.

90

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