Esos árboles son centinelas
que resguardan el alma,
imponentes gigantes
que con sus ramas
y aromas abrazan,
colosos de la tierra
y del cielo,
aire de la vida,
pulmones que respiran,
vigilantes de lo eterno.
Granos de lluvia
de lo alto caen
y alborotan
los suelos;
la gente corre,
se humedece,
se guarece,
las hojas abren sus poros,
reverdecen,
resplandecen,
símbolo de vida,
de mortalidad,
de un nuevo comienzo
para un nuevo final,
ciclo de vida perpetuo
así en la tierra como en el cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario