¿Quién es toda esta gente? No lo se. A la mayoría de ella no la conozco escondidos detrás de una identidad social que por irónico que parezca impide la socialización; a las demás personas las conozco, he platicado y convivido con ellas pero de igual manera utilizan un alias para comunicarse. Tal y como en un bal masqué, aquí todo es impersonal. ¿Por qué estoy aquí? Porque ellos lo han decidido; han decidido que sea su ocio, que sea el trending topic, que sea el hashtag de su "movimiento social". Uno, que por cierto, de social tiene lo que de humano sus medios (CERO).
No me encuentro aquí por los agravios que cometí, los cuales, por cierto, se han magnificado de desproporcionada manera logrando así omitir los de otros aun peores que los míos. Yo me hallo aquí porque alguien ve en mi un medio con el cual experimentar: me ponen en peleas que no son mías con gente que desconozco, me pinchan todo el día para ver como respondo, mi vida personal es divulgada como si fuera una casa sin puertas y ventas y donde cualquier persona, propia o extraña, puede ver lo que pasa en su interior, en pocas palabras, es una versión del Big Brother cuyo propósito es el de vender un producto, bajo todos los medios erróneo y perverso, y justificarlo como algo benéfico y purgativo.
Al igual que en las redes sociales, el movimiento se trata de hablar de acerca de lo que es tendencia: así como surge algo, inmediatamente es divulgado y hablado de manera distorsionada y de manera morbosa. Su misión es, según ellos, concientizar pero dicha labor se vuelve opresora y digna de cualquier novela distópica donde los medios son utilizados de tal manera que se controla el flujo de la información; sí, ellos deciden qué poner y qué no, qué eres y qué no, qué es noticia y qué no y la repetición es su credo.
No, esto no es una revolución. Las revoluciones benefician a un todo y aquí hay demasiados extraños inclusive para aquellos que con sus pulgares divulgan la noticia pero las redes sociales se presentan idóneas para lo que hacen, pues no necesitan más que transmitir para sobrevivir, no necesitan más que soltar la bomba y alejarse. Si algo nos ha enseñado las redes sociales es que basta con ser superficial para transcurrir entre sus calles.
Sí, en el lugar en el que me encuentro hoy es uno donde la gente no esta presente, donde las personas son fantasmas que aparecen de repente, donde las personas son conducidas por causas intrascendentes para sus vidas, pero aun así se toman el tiempo para hablarte de tú como si estuvieran, como si te conocieran, como si existiera un vinculo que nos uniera. No, no me siento más vivo, ni más humano desde que llegué aquí hace tres años; al contrario, me encuentro más ajeno y distanciado.
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