"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

miércoles, 31 de agosto de 2016

Octubre

Mi enojo es grande. Y lo es por las formas en las que se han llevado acabo las cosas. Por la manera en la que se ha esparcido una historia. Si uno mirara la historia completa, la versión original e inclusiva de cómo sucedieron las cosas, seguramente nada de esto hubiera sucedido (o al menos no tan desmesuradamente). Toda esta historia no es la historia del egoísmo y la frialdad sino de la obstinación y la negligencia.

No diré que no hice cosas malas, porque las hice. Sobretodo una que tiene que ver con el dinero. Las demás historias copiladas de misoginia y violencia fueron todas sobredimensionadas ganando con esto que personas ajenas se involucraran y así aumentar el numero de damnificados o personas dañadas simplemente por el placer de tener el poder, de ganar adeptos a una causa que por lejos es incompleta e injusta en la manera en que es llevada a cabo. Si reaccione de aquella manera aquel día a finales del 2013 (tras varios meses de asedio) fue porque no permitiré que alguien se meta en mi vida privada simplemente porque vio "algo" que le pareció extraño.

Tres años simplemente para recordarte algo que no me interesa por la sencilla razón de que mi vida no es un debate en el cual un numero de personas comparten opiniones para llegar a la "verdad", porque en lo que a mi respecta mi vida me pertenece y no es ningún medio para que otros experimenten con ella y mucho menos decidan el rumbo a tomar. Yo no soy esa mala persona que dicen proyectar, porque todo lo malo que se ha hecho a lo largo de todo este tiempo es malinterpretar. Pero claro, una historia vende más cuando hay algo que castigar, cuando hay un chico malo, cuando hay algún malestar que nos mueva (y al cual podamos sobreponer la palabra cambio) , y eso ha sido lo que ha sucedido aquí.

Le aseguro que si usted abre mi Caja de Pandora se encontrará con muchas cosas malas (alguna de ellas muy malas) pero ni todas esas cosas malas —de las cuales me reformé— tienen mayor valor que las cosas buenas pero en momentos como estos, momentos de urgencia, momentos donde las emociones y los sentimientos están sumamente elevados, todo lo malo es un pesado y contundente yunque.

domingo, 7 de agosto de 2016

Invisible

¿Quién es toda esta gente? No lo se. A la mayoría de ella no la conozco escondidos detrás de una identidad social que por irónico que parezca impide la socialización; a las demás personas las conozco, he platicado y convivido con ellas pero de igual manera utilizan un alias para comunicarse. Tal y como en un bal masqué, aquí todo es impersonal. ¿Por qué estoy aquí? Porque ellos lo han decidido; han decidido que sea su ocio, que sea el trending topic, que sea el hashtag de su "movimiento social". Uno, que por cierto, de social tiene lo que de humano sus medios (CERO).

No me encuentro aquí por los agravios que cometí, los cuales, por cierto, se han magnificado de desproporcionada manera logrando así omitir los de otros aun peores que los míos. Yo me hallo aquí porque alguien ve en mi un medio con el cual experimentar: me ponen en peleas que no son mías con gente que desconozco, me pinchan todo el día para ver como respondo, mi vida personal es divulgada como si fuera una casa sin puertas y ventas y donde cualquier persona, propia o extraña, puede ver lo que pasa en su interior, en pocas palabras, es una versión del Big Brother cuyo propósito es el de vender un producto, bajo todos los medios erróneo y perverso, y justificarlo como algo benéfico y purgativo.

Al igual que en las redes sociales, el movimiento se trata de hablar de acerca de lo que es tendencia: así como surge algo, inmediatamente es divulgado y hablado de manera distorsionada y de manera morbosa. Su misión es, según ellos, concientizar pero dicha labor se vuelve opresora y digna de cualquier novela distópica donde los medios son utilizados de tal manera que se controla el flujo de la información; sí, ellos deciden qué poner y qué no, qué eres y qué no, qué es noticia y qué no y la repetición es su credo.

No, esto no es una revolución. Las revoluciones benefician a un todo y aquí hay demasiados extraños inclusive para aquellos que con sus pulgares divulgan la noticia pero las redes sociales se presentan idóneas para lo que hacen, pues no necesitan más que transmitir para sobrevivir, no necesitan más que soltar la bomba y alejarse. Si algo nos ha enseñado las redes sociales es que basta con ser superficial para transcurrir entre sus calles.

Sí, en el lugar en el que me encuentro hoy es uno donde la gente no esta presente, donde las personas son fantasmas que aparecen de repente, donde las personas son conducidas por causas intrascendentes para sus vidas, pero aun así se toman el tiempo para hablarte de tú como si estuvieran, como si te conocieran, como si existiera un vinculo que nos uniera. No, no me siento más vivo, ni más humano desde que llegué aquí hace tres años; al contrario, me encuentro más ajeno y distanciado.

sábado, 6 de agosto de 2016

La búsqueda

¿Alguna vez ha ido por la calle caminando y tenido la sensación de que alguien lo sigue? Bueno, esa es la justicia. De acuerdo a cierta historia de dudosa procedencia, esa presencia a nuestra espalda no es más que la justicia procurando que se hagan las cosas bien. Tal cosa se ha comprobado después de que un asaltante saliera de la licorería que había robado y calles más adelante dejara las cosas a un costado de la acera; el sujeto describió la sensación como "un centinela silencioso".

La gente en la ciudad, fascinada por la efectividad de su presencia se congrega esquina tras esquina, calle tras calle, para podersela topar y agradecerle por lo que ha hecho. De día y de noche la gente no para de buscar. Alguien ve una sombra pasar y apunta con jovialidad; pero entonces empieza a ladrar y la gente mueve con desilusión su cabeza. "Jamás aparecerá", se sentencia con apatía tras días y días de búsqueda desmedida.

La situación en la ciudad es tan critica que las rapiñas a los supermercados han empezado, los restaurantes han sido tomados, los hoteles desalojados, los automóviles incendiados y las maquinas expendedoras atracadas; el jefe de la policía local ha catalogado la situación de alerta, llamando a toque de queda a aquellos pocos ciudadanos que no creen en la justicia. "No nos moveremos de aquí hasta que no la hayamos visto", decía de manera categórica el líder del movimiento. Y jamás encontrarán nada porque la justicia es como aquella anécdota de mi adolescencia en la que voltee mi cuarto de arriba a abajo para encontrar una camisa que llevaba puesta. Al parecer, han empezado por buscar en el lugar equivocado.

viernes, 5 de agosto de 2016

Egoista

Lo que escribo es una historia sin historia. Una historia con más derrotas que victorias, una historia con más caídas que ascensos, una historia con más turbulencia que con paz, una historia que se desarrolla en algún lugar donde la vida ha sido pospuesta y donde la única manera de demostrar dicha vida es por medio del relato, de la narración, de la escritura, de las letras; manifestación neurótica, si así lo quieren llamar, pero tan necesaria para invocar esa condición humana que en los últimos años se ha dado por perdida o disminuida. No soy una momia que anda por las calles por andar, soy un testigo constante de la vida cotidiana, un atento espectador tanto de lo que pasa en el mundo exterior como en mi interior.

El simple hecho de no poder comunicarme me es aterrador. Escribir es mi arma blanca. Sin este medio, ¿cómo combatiría a la sociedad haya afuera? ¿Cómo expondría sus excesos? ¿Cómo combatiría a los demonios aquí adentro? Uno mira por la ventana y ve lo mecanizada que está la gente allá fuera y es inevitable no denunciarlo: sosteniendo el cigarro en la mano, tomándose el labio, conduciendo el mismo coche rojo, vistiendo las mismas prendas que el otro, andando de tal manera que la vida fuera un guión y donde más vale atenerse a él, línea por línea, o simplemente no habría "vida".

Mientras unos eligen que su palabra sea tomada por otros, aun y cuando dicha palabra no será expresada de la misma manera, por obvias razones de procedencia que involucran a la persona en cuya inconformidad reside, yo, en lo personal, prefiero manifestar esa inconformidad interior, ese alboroto interno, por medio de mi persona, pues solamente uno puede expresar tal ajetreo de la manera correcta, completa y sin exclusión. Los mediums, como he dicho antes, son para comunicarse con los muertos; y aquí, seguimos todos vivos.

jueves, 4 de agosto de 2016

Turbulencia

El gobierno ha prohibido el uso de la palabra poder. En el último mes, ha habido alrededor de 20 victimas por su uso. ¿La razón? Sobredosis. "Una mujer murió frente al televisor tras haber pronunciado 30 veces la palabra poder mientras leía el instructivo en la sección de encendido", decía la noticia que conmocionó a propios y extraños y que propicio la destrucción de todos los televisores y sus respectivos controles. Los tiempos son difíciles por aquí. El alto indice de violencia ha llevado a impedir que se lleven lapices a las escuelas, así que los niños se dedican únicamente a borrar. Los colores han sido prohibidos por ser demasiado explícitos y los dibujos han sido catalogados como actos de rebeldía. "Las tareas que asignan ahora las escuelas a los niños es la de sentarse y olvidar", sentencia la nota.

"El sistema te prohíbe soñar o aspirar. Por eso nos invita a olvidar: si olvidamos, no habrá nada que alcanzar", dice el pregonero de la esquina, que gesticula y grita, y a cuya multitud tiene adormecida. "Pues no tiene nada de divertido este cómico", escupe el señor de la boina tras un prolongado bostezo. Las cosas aquí son tan sobrenaturales que ayer escuche la noticia de que el amor sería vetado, y en caso de ser necesario, erradicado. Acorde con un estudio, el amor es la respuesta más dada a la pregunta "¿por qué se ha casado?" por lo cual se le relaciona como el principal culpable del alto número de divorcios. "¿A dónde iremos a parar sin amor?", se pregunta una dama acongojada. Al mismo lugar al que fuimos a parar con él.

miércoles, 3 de agosto de 2016

Éxodo

Todo mundo quiere irse de esta ciudad. Es como si su aura te empequeñeciera, te limitara a crecer. Tal y como una celda: el espacio es tan reducido y poco estimulante que pareciera uno se fuese de a poco marchitando. Incluso, uno puede ver los pétalos caer: vidrios por doquier, adoquines hechos polvo, escombro regado por doquier, coches abandonados, puertas hechas trizas, propaganda dando vueltas en el asfalto o colgando pues el tiempo consume toda esperanza de vida. La ciudad ha pasado de ese gran y prospero río a un estrecho y pequeño estanque. Los grandes peces se han ido, ya solo quedan las larvas, moscas y mosquitos y el hedor de algún cadáver putrefacto. Ya no hay quien se interese en pescar; lo de hoy es cazar: y todos somos presa. "Corremos para no ser presa fácil", sentencia quien aún vive aquí pero que ve su estadía como una tumba que de a poco se cierra.

Quienes vivían aquí solían decir que teníamos futuro; quienes viven hoy aquí dicen que el futuro es un mito como los tantos que hay aquí. Nadie cree en el presente porque les pertenece. Nadie confía en el pasado porque jamas fue suyo. Da la impresión de que la vida es algo más de lo que se nos presenta. Que no es sólo un ramo de rosas que se tornó en un pálido forraje. Ese mal-sabor se haya presente en cada paso. Incluso hay quienes han propuesto, con una formalidad esperanzadora, que se convierta la ciudad en el mayor cementerio del mundo. "Y no habría que excavar tumbas o construir mausoleos pues nadie sale de su casa", propone el vocero de proyecto. Pero incluso en cuestiones de la muerte, la gente prefiere morir incinerada y esparcida a su alrededor. Sí, somos una ciudad de vivos que transita como muertos, rodeado de muertos que transitan entre los vivos.

Barrotes

Esquizofrénico. Limítrofe. Maníaco-Depresivo. Obsesivo Compulsivo. Sí, hoy fui a la tienda y me traje algunos trastornos conmigo. Bueno, yo no los compré todos. La mayoría son obras de caridad de la gente. Pues como se sabe, el altruismo es una tradición incipiente; antes simplemente te llamaban loco, hoy, tienen la amabilidad de nombrarte acorde al tipo de trastorno. Y hoy, yo tengo tantos nombres como la luna ciclos. La ciudad ha cambiado mucho desde que alguien pronunció la palabra libertad. Desde entonces, la gente deja las puertas y ventanas abiertas, los coches son estacionados sin seguro, los policías y las cámaras de vigilancia han desaparecido, los semáforos son la mayor causa de epilepsia, la gente entra y sale de los tiendas sin la preocupación de ser revisadas sus mochilas, cangureras y demás accesorios colgando pero quizá la ausencia más notable en la ciudad desde la inclusión de dicha palabra ha sido la desaparición de los modales: ya nadie pide permiso para hablar, para sentarse, para pasar, pues la libertad implica que no hay obstáculos que impidan la realización de un acto.

Yo compre unas esposas en el supermercado. Así que cada tarde, de los últimos 3 días, inmovilizo mis manos solo y camino a lo largo y ancho de la ciudad. Soy como un barco varado: no soy yo quien se mueve sino el oleaje de la gente al caminar. "¿A dónde he llegado?", es la pregunta más habitual. Pero a donde sea que haya llegado no hay nadie que atienda el llamado. La libertad es la fascinación de hoy. La libertad es lo que la gente llama el destino. Así que, en realidad, no hay puerto o costa a la cual llegar. Mi barco se contonea entre las pulsaciones de este gran océano sin la menor esperanza de que vaya algún día a menguar. La libertad es una maldición. No, la libertad es una ficción. La libertad, al igual que el tiempo, nos pertenece solo simbólicamente. La libertad es una aspiración que continua siendo buscada impetuosamente.

¡Ah! Paranoia, casi lo olvidaba.