"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

lunes, 5 de mayo de 2014

El lunático: paso siete de siete

"¿Yo perdí?", se pregunta un amigo al acabar la partida de cartas para llenar el vacío de sus bolsillos con nada menos que sus manos. Gesto particular de quien empieza frotándose las palmas y termina quedándose con las ganas. En el muro de aquella sala de estar se encontraba una carta desplegada, enmarcada, como no queriendo ser olvidada. Los años dejaban huella en ella. Un amarillento color se fundía con el marrón. Sus bordes algo rotos indicaban que el tiempo pasó. ¿Por qué tanta importancia por un pedazo de papel que bien podría ser piñata de la pequeña Isabel? "Cuando voy perdiendo, me gusta voltear a la pared y recordar que perder es parte de este juego; pero no en este momento" algunos, más que tener el as bajo la manga, tienen la mirada sobre la tinta de alguna pluma ya extinta.

En una orilla, entre un reloj sin una de sus manecillas y un recuadro de Van Gogh sin más luz que la reflejada por la televisión prendida, una silla vacía me recordaba a mi. "¿Te ha gustado?", pregunta el dueño de la casa para nada disgustado, más bien, asombrado por la larga mirada. "No. Simplemente me pareció ver un cuatro" respondí, pues la fortuna es siempre el mejor justificante. Uno nunca sabe qué viene debajo de ese acartonado rectángulo ni qué viene después de haber mirado al mismo punto y haber perdido el turno. "¡Se te acabó la suerte!" exclama algún hijo de persa que entre éxtasis y alcohol por fin celebra después de lo mucho que perdió. No cabe duda que lo más valioso en esta vida es lo que no tiene precio pero cuando la fortuna depende de quién no se baño o quién tras las mismas calcetas de la partida anterior aquellos brazos en alto bien valen un millón. Al terminar la noche todos parten con la satisfacción de haber perdido lo suficiente para volver al día siguiente. Las luces se apagan y, según patólogos y tanatólogos, la vida pasa a mejor vida.

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