"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

miércoles, 9 de abril de 2014

Caotisismo

Hay dos factores que hacen que el caos, la histeria colectiva se disparen: uno es el latente, el otro es el subjetivo. El primero corre por cuenta de las detonaciones suscitadas en diferentes locaciones; el segundo por la desinformación que se propaga a través de los medios de comunicación (más específicamente Facebook, Twitter, WhatsApp).

El primero es grave porque nos deja ver una realidad emergente en los últimos años a cargo del crimen organizado. El segundo es gravísimo porque nos deja ver la credulidad tan evidente que se maneja en nuestra sociedad (padre del individuo) y la facilidad con que se comparte información que se compra como real.

Las dos son graves, cierto es. Pero mi preocupación se enfoca en la segunda. Un criminal tiene dos opciones: acabar muerto o en prisión (o huyendo para no ser alcanzado por ninguna de éstas dos). Su reformación, su rehabilitación, su reconstrucción es tan complicada como el debate generado de por qué la gente opta por el hampa. En muchos casos, no se les invierte tiempo ni dinero para sacarlos de ese agujero negro. Nuestro "modelo" de "justicia" es justiciero; un criminal es menos que cero.

¿Por qué me ocupa la sociedad más que el individuo detrás de un cuerno de chivo? Fácil: porque uno como solista escoge qué notas tocar pero en conjunto la suma de sus instrumentos vale más. Si uno no sirve se reemplaza o se trabaja más pero nunca se deja pasar. Y es ese el padecimiento de nuestra sociedad actual. Psicosis compartida diría el manual; yo lo llamaría omisión de la responsabilidad. Algo perdimos en el camino pero en ves de buscar, en ves de regresar para encontrar, seguimos caminando esperando que se elevara de su recóndito nicho. Y lo que hoy tenemos son hectáreas de incertidumbres, hectáreas de temores, hectáreas de tribulaciones que acaban por tenernos como las tortugas: debajo de nuestros caparazones.

¿Cuándo acabará todo esto? Y bueno, la respuesta, seguramente, está más allá de este medio.

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