Te diré por qué no se casará una vez más: porque tiene algo por lo cual luchar, un motivo que va más allá de lo carnal. Dos criaturas que sus brazos rodean. Dos vidas que resumen el dolor y la alegría. Ella no esta más en la adolescencia; aquella faceta donde se busca abastecer la necesidad de la compañía, donde no se tiene nada a lo cual aferrarse excepto a la idea de un amor de telenovela. Ella tiene una vida hecha. Cimentada por tanto descalabro y sonrisas sin consecuencias. Sin dejar desamparadas aquellas emociones y pasiones que encendieron el pebetero del deseo. Una mujer bragada, astuta pero al mismo tiempo propensa al frío que la indiferencia provoca.
lunes, 2 de enero de 2012
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