Siempre me ha gustado caminar, le he dicho tras su ofrecimiento. Y es que, no es algo que busque. No es algo por lo que sienta necesidad. Nunca me ha gustado despejarme de mi realidad. Así es. Así debe ser. Afortunadamente he tenido tragos amargos que me han enseñado a no ver con ojos de tristeza lo que la vida te presenta. Las calles son amplias, la necesidad aumenta y tu mente es estrecha. Ese es el eslogan de un mundo en turbulencia. Sigamos cada uno por su camino, le propuse. A esas alturas él desconocía a quién la palabra dirijía.
miércoles, 4 de enero de 2012
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