"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

martes, 6 de diciembre de 2011

El matrimonio es lo que pocos son.


¿El matrimonio da fe de la legalidad del amor? No. Más correcto sería decir que es un requisito para no ser mal visto dentro de una sociedad que se parapeta tras normas tacitas. Dichas normas, no hacen más que crear aversión a todo lo abarcado por ellas. El matrimonio entre ellas. Pero, no le echemos toda la culpa a la sociedad, culpemos a los individuos que toman la decisión de comprometerse, que deciden unirse para siempre. Casarse, señoras y señores, no es jugar a ser responsable ni a la comidita; casarse es ser responsable de la persona con quien compartes techo, habitación y alimento. No existen los individualismos; su único método es el colectismo. Es sumar en lugar de dividir. Lo que a muchas personas hoy en día les parece fatal.

Como en toda historia, existen los roles. Hombre y mujer son los antagonista/protagonista en un mismo cuerpo. El hombre, en su afán de ser protector y fuente de ganancias, se convierte en un ser ominoso y deleznable capaz de recurrir a la violencia con tal de ver a su compañera prisionera en muros de hormigón. Es esa superioridad que hemos arrastrado en años los que no mantiene en dicha posición; aunque los tiempos modernos se vistan de color rosa. La mujer, en contraste con el hombre, es sumisa y servil, no ganan batallas a base de fuerza; las ganas a base de afecto y atención. Ser mujer en un matrimonio significa llevar las de perder. No por su discapacidad de hacer las cosas sino por el bajo costo que continua teniendo en un mundo donde el hombre pasó a ser minoría pero no nimia. Aunque hoy en día las mujeres trabajen y sean capaces de ser atlas sigue siendo su propias rivales; en un mundo donde el hombre domina las mujeres son su finalidad preferida.

¿Cómo pasa la mujer de ser un neceser a líder? Mitigando sus sueños. Así como el hombre presume su orgullo varonil, la mujer presume esa estampa de hada capaz de realizar los sueños menos probables. Negarle la capacidad de ser madre la hará la mejor de ellas; negarle trabajar la hará la más sobresaliente; negarle amar la hará la mejor amante; negarle ser mujer la hará mejor que cualquiera. Contrario al hombre, que al ser derrotado, derrotado es; la mujer al ser derrotada, superior es. Habrá tiempo de lágrimas, pataleos pero al final ascenderá como avión en pleno vuelo: imponente y halagüeño. Sin embargo, no olvidemos que así como son capaz de tener al mundo entre sus dedos, son recurrentes a apostar por el mismo aciago.

El matrimonio no es solo un anillo, criar criaturas, comprar un coche nuevo y poner nuevos azulejos; el matrimonio son estragos y pagos, es levantarse cada mañana, verse más viejo y decir: ¿Qué hago aquí cuando puedo estar en un museo? Al menos ahí se presta atención a lo que se tiene. No duden en casarse, duden en divorciarse; es la causa número uno de cierre de bares y tiendas departamentales.

Fuente: Tu cita a la corte.

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