Es el deber de un gobernante conllevar por todos lo medios posibles a un pueblo a: educarlo en sus verdaderas raíces recordándole por todos lo medios disponibles creativos y probables: la grandeza de su cultura ancestral, el proceso histórico de sus diferentes mestizajes, el propósito del presente como un solo cuerpo soberano y libre, de cara a otros pueblos y estados nacionales. Es su máxima gloría, sí: salvaguardar a su niñez, fortalecer y exhortar a sus jóvenes y proteger supremamente a sus viejos. Esta es la verdadera consigna de su poder y su sitio en la historia. Solamente cuenta con cuatro cualidades para lograr esto: su amor por su pueblo, su trabajo sobre esforzado, su sabiduría y un equipo de trabajo dispuesto a sacrificarse sin pensarlo por todos sus semejantes. Amén.
domingo, 30 de diciembre de 2018
La trenza
Caminando por la calle, una mujer me entregó un volante que decía: GRAN VENTA DE LIQUIDACIÓN. Al verlo, decidí ir al lugar por simple curiosidad. Una vez ahí, viendo qué vendían en dicho lugar, me topé con una señora de avanzada edad cuya obsesión por la limpieza era de resaltar; tanto lo era que con una toalla para bebé y gel anti-bacterial, se talló sus manos una vez me saludó de manos. Argumentando que no era por mi sino por la cantidad de enfermedades propagadas por los aires, apuró por darme una explicación detallada de asepsia e higiene para acabar preguntándome dónde se encontraban los baños pues necesitaba tirar una pequeña bolsa de papel mojado. Viendo cómo la mujer avanzaba hacia su destino, divisé una gran conglomeración. Al acercarme allí, una persona daba una demostración de la más reciente tablet lanzada al mercado. El público estaba tan maravillado que grababa y tomaba fotos al tiempo que observaban maravillados el más nuevo producto a la venta. Al sentir que ese no era el lugar adecuado para mi, tomé rumbo hacía un pequeño kiosco de helados. La fila era grande y el calor lo era más. Allí, un hombre me pidió mi nombre y lugar de procedencia para mandarme información sobre una compañía celular; al decirle de dónde venía, subrayó lo bien que hablaba el español en un evidente corto circuito neuronal; momentáneo, nada de qué alarmar. Cuando me tocó ordenar, los de chocolate habían acabado. No tuve más remedio que dar la media vuelta y caminar. Una sombrilla se alzaba en lo alto y decidí descansar. Sentado, sobre la mesa divisé una hoja que alguien había dejado y al leerla descubrí que era el boletín de prensa de un sindicato; en resumidas cuentas, el capitalismo era una mierda. Noté que la mesa se movía y de mi bolsillo saqué el volante que me habían dado al mediodía; lo doble bien y coloqué debajo en una de la piernas chuecas. Volteé el papel sobre la mesa, y al reverso de aquel texto sobre el capitalismo, con mi pluma negra, escribí este texto acerca de cómo la vida nos trenza.
CCTV
Un árbol multicolor se percibe a través de la ventana, fausto resplandece en la oscuridad sin dar importancia al tiempo que no hace mella de su vida terrenal. Un automóvil avanza de lado a lado y en su desplazo se alarga cual globo inflado. Un cuerpo aparece y desaparece cual conejo en sombrero y conforme surge crece más y más. La luz del sol se torna cromática en un efecto de realidad virtual mientras la oscuridad se vuelve pálida dejando escapar su negra cualidad. El cuarto se torna verde, mi cuerpo nebuloso y granuloso, y caigo de repente en que alguien me ve a mi al tiempo que miro de frente, un efecto matrix donde la realidad a nadie le pertenece.
El Gusano
Un gusano andaba por la calle a paso acelerado en una misión suicida (y cuando digo suicida me refiero a cualquiera que requiera valor para su desempeño): llegar al final de la acera. No apenas empezando el recorrido, un par de pies surcan los aires y aterrizan con fuerza en un acto de gravedad, causando un impacto sonoro que hace mover la tierra pasando la suela cerca pero sin causar ninguna pérdida. A continuación, las llantas de una carreola pasan bajo una cuádruple señal de amenaza dejando al gusano presa entre ocho mortales ruedas y un par de pies que no dan tiempo de espera; un acto aventuresco digno de Indiana Jones donde el más mínimo movimiento se convierte en salvación y tragedia. Ya en la parte final, la amenaza llega en otra forma: del cielo brota la humedad consecuencia de unas nubes bastante negras; gotas de lluvia chocan con el pavimento y golpean con severidad el suelo y a su vez su cuerpo, arrastrando al animal a un arroyo entre envoltorios y demás desechos en un desenlace que se encuentra al interior de un abismo negro.
El Menú
Mi nombre es Willy y abrí el restaurante hace un año. Lo abrí porque la cocina es mi pasión y al mismo tiempo para demostrar que se pueden servir buenas porciones. Cada vez que iba a un restaurante, mi enfado era con las porciones. Muy pequeñas y en ocasiones sin ningún sabor. Mucho se quedaba en la vista y poco te quedabas. Por eso una de mis principales propósitos es servir platillos que sean bastos. Porque no se trata de llevarte la olla a la mesa, sino que la porción sea lo suficiente. Antes uno iba (y aún se va) ha restaurante, fondas, puestos, donde las porciones eran generosas y los precios bajos pero en actualidad los precios son altos y los platillos demasiado flacos. Por eso, cuando la gente venga acá quiero que sienta que su inversión ha sido acorde. Por cierto, mi restauran se llama anana. Que en francés significa piña. Lo mismo que en latín. Aunque mucha gente nos dice banana. Incluso la gente bromea diciendo: "vengo a la banana, a bajarme este calambre que no me deja a gusto". Y sí, por si se lo preguntaban, abrimos también los domingos.
Alguna vez
De noche. Caliente. La luna, llena. ¿Qué hago aquí? ¿Pertenezco aquí? Alguna vez fue así. Antes de la traición. Antes de la venganza. Estoy empapado de sudor. ¿O son lágrimas? Mis ojos están cerrados. No puedo ver nada. Solo siento una breve brisa. Una mosca en mi brazo. Todo es silencio. excepto una sinfonía de insectos. Unos hablan cuando otros duermen. Realmente yo no escribo esto; lo hacen mis sueños. Yo estoy en algún otro lugar donde la percepción alcanza. En el ojo de un mantra, donde todo comienza y seguro acaba; un hilo entretejido por manos extrañas. Caminos que se entrecruzan, que se dislocan; que te arrastran, que te estancan. Un camino cuya única salida es una gran fauce, que paulativamente se abre y donde todo cae al mismo lugar, al mismo principio, hasta desaparecer de este entramado por completo. Abro lo ojos. ¿Aún... sigo... aquí?
Una cuerda azul
Abro la puerta. Accidentalmente golpeo a una persona. ¿Soy un agresor? La persona se voltea. No puedo ver sus facciones; solo puedo ver las mías. Su rostro es todo epidermis. Ningún signo de cejas, ojos, nariz, orejas o boca. Al voltearse, se aproxima hacia la puerta, se asoma entre la rendija y llama a un amigo. Éste, al igual que el otro, su rostro es todo epidermis. Inmediatamente se comunican en un lenguaje de toques que no entiendo. El amigo se retira y al paso de un tiempo, regresa con más personas a cuestas. Todos de rostros ausentes. Estos voltean hacía mi. Dos de ellos se apartan del grupo y al paso del tiempo regresan con cámaras y micrófonos; en la televisión aparezco. El numero de personas avanza conforme al reloj y conforme al movimiento de sus cuerpos. Me pregunto: ¿qué hice mal?
Yo los veo a ellos, no ellos a mi. Pero me sostienen de los brazos, inmóvil, sin oponer auténtica resistencia más que un febril forcejeo. La gente me apunta con los dedos. No puedo ver sus rostros pero puedo sentir sus dedos y son unos dedos que se mueven bajo un ritmo ajeno, una cadencia que no es de ellos, un oscilar digno de un objeto atenido a un evento. Porque no se necesita más para seguir o sentir que el movimiento ajeno. Cierro mis ojos. Sus zapatos no son mis zapatos. Su ausencia no es mi ausencia. Su percepción no es mi percepción. El tiempo avanza. Una oscuridad se adueña del lugar. Una oscuridad propia de lugares remotos. Mis planes se van. Pero la luz al fondo es mi esperanza. El tren de la vida no para. La vida sigue su momento; la puedo ver pasar.
Amado Nervo - El Gran Viaje
¿Quién será, en un futuro no lejano, el Cristóbal Colón de algún planeta?
¿Quién logrará, con máquina potente, sondar el océano del éter, y llevarnos de la mano allí donde llegaron solamente los osados ensueños del poeta?
¿Quién será en un futuro no lejano el Cristóbal Colón de algún planeta?
¿Y qué sabremos tras el viaje augusto? ¿Qué nos enseñaréis, humanidades de otros orbes, que giran en la divina noche silenciosa, y que acaso hace siglos que nos miran?
Espíritus a quienes las edades en su fluir robusto mostraron ya la clave portentosa de lo Bello y lo Justo, ¿cuál será la cosecha de verdades que deis al hombre, tras el viaje augusto?
¿Con qué luz nueva escrutará el arcano? ¡Oh la esencial revelación completa que fije nuevo molde al barro humano!
¿Quién será en un futuro no lejano el Cristóbal Colón de algún planeta?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)