Exactamente: la gente no va a decir que no. Y he ahí
la principal problemática. Porque decir sí a todo lo que la otra persona
propone suele llevar a mayor problemáticas que soluciones. Porque al tomar el
rumbo que una persona u organización propone se elimina por default la
verdadera necesidad. Si lo que se busca es ganar adeptos a una causa que se
encuentra lejos de ayudar a una comunidad, entonces no estamos hablando de
acción social; estamos hablando de venganza, de un ajuste de cuentas, de
intereses personales por parte de las personas al mando.
Créame: lo más fácil es vender una historia. Y aún más
fácil aún si dicha historia contiene violencia y demás agravios típicos de
nuestra sociedad moderna. Imposible no sentirse identificados o hasta incluso
enojados o indignados. Pero lo más difícil es realmente generar un cambio que:
1) realmente ayude a la persona y 2) que realmente sea inclusivo, y con
inclusivo me refiero a que tales beneficios también se vean reflejado en los
demás. Pero, una vez más, tales cosas se encuentran lejos en la situación
actual.
Lo que hoy se hace no ayuda al vecino de enfrente o al
vecino a tres cuadras de distancia mucho menos al sujeto que se persigue de
aquí a allá. ¿Cómo puede una problemática entre dos personas ayudar a una
comunidad o un grupo de personas cuando dicha comunidad juega un papel distante
en la problemática? Esa es la misma pregunta que me sigo haciendo y que me hice
aquel día que una persona ajena a mi decidió hacer público una problemática de
dos incluyendo personas totalmente ajenas a la situación y que de ninguna
manera podrían solucionar el conflicto —y en efecto, varias personas que no
tenían vela en el entierro acabaron encendiendo su vela—.
¿Cuál esperaban que fuese la reacción de la otra
parte? ¿De total apertura a que demás personas se involucraran y tomaran
partida con la otra persona? ¿Que aceptara un juicio que bajo toda
circunstancia era desproporcionado e incorrecto en sus acusaciones? Yo no
llamaría orgullo a mi silencio. Mi silencio es protesta. Mi silencio dice no
estoy de acuerdo. Mi silencio es lo único que tengo en un lugar donde las
palabras y sentencias van y vienen, donde las personas no callan pues deben
seguir hablando. Resulta, que ahora el silencio es incómodo para aquellos que
lo empezaron.
Si
acción social es un pretexto para inmiscuirse en la vida de otras personas y
escarbar en su vida personal, meterse en su privacidad o aplicar el ojo por ojo
hacía alguien con quien tengamos un problema, entonces se está haciendo mal uso
de una herramienta que puede ser y que es más útil de como se utiliza en la
actualidad. Las necesidades sociales van más allá de la problemática de dos
personas. Las necesidades sociales son de todos, no de unos cuantos.