"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

miércoles, 16 de agosto de 2017

¿Igualdad?

Este es el país de los pasadizos. Donde no es necesario avanzar todo el camino para llegar a algún sitio. Y aquí nadie sale excusado porque todos hemos sido beneficiados de las bondades de un sistema que permite dar cabida, dar entrada a personas relativas o con quienes se tiene un vínculo sin necesidad de pasar por sus escollos.

¿Es esto igualdad? En días donde dicha palabra surge tan ávidamente, habría que preguntarnos qué tan seguido damos uso de ella: cuando igualdad es que ambas partes tienen el mismo derecho y posibilidades de alcanzar o lograr algo sin hacer especial acentuación en alguien especial por la relatividad o cercanía que se tenga.

Claro, ha habido gente que ha llegado a puestos de tal forma y que han rendido de buena manera pero aquí no pongo en entredicho la capacidad de la persona para desempeñar un puesto sino que otras personas como ellos también cuentan con la misma capacidad y derecho para desarrollarse en tal lugar. Igualdad es dar oportunidad a que el otro se desempeñe y evaluar por medio de dicho desarrollo no por medio de privilegios que tengan que ver con parentesco o cercanía.

Hablar de igualdad es, tomando como ejemplo algo reciente, que hombres y mujeres tengan el mismo trato, las mismas oportunidades y no ser sopesados cada uno en basculas aparte, con escalas diferentes, como si uno fuera distinto del otro, como si cada uno pudiera alcanzar distintas cosas, como si fueran nomenclaturas diferentes, como si estuvieran en escalafones aparte; así como un hombre puede generar violencia, una mujer también; así como una mujer da vida, el hombre también; así como la mujer merece respeto, el hombre también.

Pero vamos, si el diálogo es una utopía; que decir de la igualdad que es vecina contigua. México es también el país de los conceptos incompletos que solo llegan a la teoría pues para que estos se lleguen a realizar en acto hace falta más que palabras, hace falta una educación mucho más profunda que permita convertir dicho combustible verbal en actos manifiestos, en resultados palpables.

Al parecer, aquella frase de Bielsa tiene repercusión no solamente en lo futbolístico, en el terreno de juego, sino en otros ámbitos de la vida donde el juego se desarrolla al filo del reglamento, entre lo legal y lo ilegal, entre lo correcto y lo incorrecto, donde nadie sale sancionado pues todos lo hacen (o quienes son sancionados lo son por lo incorrecto o quienes lo hacen no son sancionados pues son intocables).

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