"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

jueves, 8 de septiembre de 2016

¿Sensibilización?

¿Qué pasaría si por los próximos tres años, le pinchara su brazo cada día con un alfiler y en ocasiones haciéndolo más de una vez? Le aseguro que los primeros días sentiría un dolor muy agudo, e incluso molesto a la hora de dormir pero que posteriormente crearía un callo, o sea, su piel se endurecería de tal manera que las punzadas no generarían más en usted aquel dolor insoportable. ¿A qué viene todo esto? A la palabra sensibilización y cómo en ocasiones no es tan sencillo llevarla a cabo sobre todo en un medio tan saturante.

Alguna vez leí en un articulo una critica que se hacía a los medios que empleaban el uso recurrente de noticias explicitas para informar a la gente y que con el paso del tiempo lo único que lograban era el efecto opuesto: desensibilizarlas. Pues la constante exposición de este tipo de noticias lo único que lograba era una indiferencia, una especie de frialdad ante dichos eventos que con anterioridad escandalizaban o que movían algo dentro; en pocas palabras, la gente se endurecía, aquel dolor interno se había tornado una leve incomodidad o nula.

Y lo que pasa en la actualidad es algo parecido: entre tanta violencia que vivimos, en ese fuego cruzado de todos los días, uno no es más la persona que se estremecía ante cierto insulto o agravio sino es la persona endurecida, que no ve más los insultos como una ofensa sino como algo natural, como un elemento de escenografía más, algo parte del día a día, un aspecto más de nuestra cotidianidad. El vaivén de violencia no nos ha hecho inmune a ella simplemente nos ha aclimatado a su frenesí natural.

Así como en la locura existen ciertos ambientes que propician su despegue, ciertos ambientes tan llenos de perversa e insana cotidianidad, en la actualidad el tipo de ritmo que se lleva ayuda a establecer un ecosistema idóneo para la manifestación de la locura o de conductas o comportamientos familiares a ella. La indiferencia, por ejemplo, es un síntoma de la esquizofrenia o de la depresión así como la frialdad un síntoma de la psicopatía. El escenario en el que vivimos y en el cual transcurrimos nuestra existencia es uno que promueve, antes que la salud mental, la enfermedad.

Los tiempos que se viven son vehementes. No aceptan descanso alguno. No aceptan tregua alguna. Lo único que aceptan es el constante ir y venir de información que más que volver a la persona más sensible, más consciente, la vuelve más indiferente, más abstraída, más ajena no solo de lo que siente el otro sino uno mismo; pues al final, voluntaria o involuntariamente, nos volvemos todos un poco más fríos.

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