Un hombre ve una estrella fugaz pasar. Pide un deseo. Desea que sus brazos fuesen lo suficientemente largos para poder abrazar. Al cabo de un rato, sus brazos han crecido tanto que hasta las estrellas puede tocar. De repente, un hombre se acerca a él y le pregunta si existe mejor experiencia que la de tocar el cielo. A lo que él responde: sí, la de dos cuerpos.
jueves, 19 de febrero de 2015
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