Si te jactas de ser un ser amoroso pero no puedes ver al prójimo a los ojos, replantéate tu posición "amorosa" porque amar no es exclusividad; al menos que seas narcisista, psicótico o charlatán. Sí, el padecimiento de la generación actual en cuanto a denifir el amor, es una de las preocupaciones más grandes de mi parte; ya que, de esa concepción que dan al amor se deslindan una marejada de acciones que repercutirán en el andar de la persona.
Unos aman "porque tú eres el amor de mi vida", otros aman "porque no había otra elección en mi vida"; en ambos casos, la máxima que hondea el acto no tarda mucho para acabar en colapso. Créanme cuando les digo que está tan hundida una persona que cree "en príncipes azules y vals" como una que cree "en misantropía y el fin de la humanidad"; en ambos casos hay un déficit de realidad, de conocimiento, de estabilidad personal, creen que el mundo gira en torno de un mismo sistema solar.
Entonces, ¿qué es el amor? Se preguntará usted, estimado lector. Bueno, el amor es, a ojos de su servidor, un compromiso: como el de ir con los amigos a ver el partido de fútbol, jugar Xbox o pasar un momento recreativo en el table dance. Sí, el amor es convencimiento de acto, es saber por lo que se va y titubear, no dejarse influenciar por las voces de los demás. Incluso, siendo manipulado por los demás, la voluntad personal sigue siendo un arma letal. ¿Que quieren una definición más formal? Bueno, pueden esperar que en dos años me he de graduar.
No cometan el error de ir tras "el objeto" sin antes preguntarse "¿realmente necesito el objeto? ¿Realmente daré aprecio, afecto?" Si sólo van tras él porque todos los demás siguen el mismo rastro, o porque sus beneficios son demasiado altos (sexo y otros agasajos), déjeme decirles que el único resultado de tan atroz acto es sentirse más solos, desamparados, que antes de haber tomado el camino más pisoteado.
Ya no se qué más decir pero sí pedir: amarte aunque no estés en ninguna parte.
Unos aman "porque tú eres el amor de mi vida", otros aman "porque no había otra elección en mi vida"; en ambos casos, la máxima que hondea el acto no tarda mucho para acabar en colapso. Créanme cuando les digo que está tan hundida una persona que cree "en príncipes azules y vals" como una que cree "en misantropía y el fin de la humanidad"; en ambos casos hay un déficit de realidad, de conocimiento, de estabilidad personal, creen que el mundo gira en torno de un mismo sistema solar.
Entonces, ¿qué es el amor? Se preguntará usted, estimado lector. Bueno, el amor es, a ojos de su servidor, un compromiso: como el de ir con los amigos a ver el partido de fútbol, jugar Xbox o pasar un momento recreativo en el table dance. Sí, el amor es convencimiento de acto, es saber por lo que se va y titubear, no dejarse influenciar por las voces de los demás. Incluso, siendo manipulado por los demás, la voluntad personal sigue siendo un arma letal. ¿Que quieren una definición más formal? Bueno, pueden esperar que en dos años me he de graduar.
No cometan el error de ir tras "el objeto" sin antes preguntarse "¿realmente necesito el objeto? ¿Realmente daré aprecio, afecto?" Si sólo van tras él porque todos los demás siguen el mismo rastro, o porque sus beneficios son demasiado altos (sexo y otros agasajos), déjeme decirles que el único resultado de tan atroz acto es sentirse más solos, desamparados, que antes de haber tomado el camino más pisoteado.
Ya no se qué más decir pero sí pedir: amarte aunque no estés en ninguna parte.