Si cada palabra que sale de mi boca es una agresión, ¿entonces para qué hablamos? ¿Para qué convivimos? ¿Para qué estamos aquí reunidos? La vida se nos va ir en disculpas, se nos va ir en disputas, se nos va ir en revoluciones. De todas las palabras por las que estoy aquí, en ninguna estuvo en mi la intención de herir pero la gente tiene una fe tan grande en lo que siente que se avienta a su vacío sin pensar dos veces. Si el humano fuese un perro, sería como aquel que vive a lado del viejo árbol: mordería por cualquier cosa, no sabría distinguir entre quién camina y quién pisa. Pero vamos, el humano es más que el instinto y todos lo sabemos. El humano es un animal de intereses. Así que no son solo las palabras el motivo. Las palabras son el subterfugio de algo más escondido.
martes, 4 de abril de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario