"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

viernes, 14 de octubre de 2016

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Anteriormente alguien hablaba de homosexualidad e inmediatamente la gente te sacaba el crucifijo y te lo ponía en frente, como si se hablara de algún tema profano o impuro. En la actualidad, todo mundo habla de eso, todo mundo lo habla con mayor soltura y libertad. ¿Ha la gente cambiado en la última década para pasar de tomar un tema como la homosexualidad tan natural y sin ninguna clase de complejo? No, no lo creo. Más bien creo que en la actualidad la homosexualidad se ha convertido en un producto más a la venta al consumidor, un producto cuyo cometido es darnos esa sensación de liberales, de ser open minded, de ser pro-algo pero no necesariamente porque así lo sentimos sino porque así lo demanda la corriente principal, así lo demanda el medio. Yo no me encuentro en contra de la homosexualidad y sus derechos, más bien me encuentro en contra de esos "activistas" que de la noche a la mañana se montan en una causa por ser parte de una tendencia o para ser parte de una conversación. En pocas palabras, algo tan privado como la orientación sexual —y que al mismo tiempo, si se piensa, es irrelevante—, algo tan personal se ha convertido en los tiempos que vivimos en un producto más a la venta al publico.

Y en la actualidad  cualquier cosa es consumible y negociable. Si lo es algo tan tabú como lo es la homosexualidad, lo es también cosas como la acción social. ¿Qué es la acción social? En resumidas cuentas, es cuando la gente va y busca lo que le pertenece o lo que no se le ha dado de manera colectiva, respaldada por la comunidad, Pero incluso para eso, cuyo poder suele ser comparable al de una figura de alto mando como lo es un presidente de la república, se necesita una buena historia para vender, un buen argumento que logre atraer seguidores de la misma manera que como lo ha hecho en los últimos tiempos la homosexualidad.

Piense ahora en el bullying. Otro tema que en los último tiempos ha sido centro de mesa de conversaciones de expertos y no. El simple hecho de la violencia nos molesta. Ahora, que si es una violencia que se aprovecha de otros más débiles o menores, nos encolera aún más. Y esa es la clase de historia, una que mueva fibras internas, que enmarca un contexto de violencia, la que mejor vendería al público. Y tomando en cuenta que vivimos en una sociedad lastimada y que la gente suele decir sí a cualquier causa, por más alejado al beneficio comunal o personal —hola, Teleton—, entonces tenemos una excelente entrada para llamar la atención de las personas para que así formen parte de una causa.

Cuando en una experiencia personal que tuve, las personas iban de casa en casa comunicando cierto mensaje, yo me preguntaba, entre tantas cosas, ¿por qué la gente decía que sí? y ¿qué beneficios traería dicha acción a su causa? Al mismo tiempo me preguntaba, ¿por qué las personas a metros o centímetros de distancia de la persona en cuestión, no se acercaban y comunicaban sus demandas, sus molestias? Alguien me dio por motivo que esa persona ya se lo merecía, pero la sociedad no está aquí para jugar a ser Dios y juzgar cuando alguien merece algo; a mi me vino un segundo motivo a la cabeza: intereses, que encaja bastante bien con el tiempo predispuesto y con la gran movilización en general. Uno se espera que de un presidente se pida algo mejor, de un Príncipe como el de Maquiavelo, pero no de un don nadie, no de una hormiga más del hormiguero.

En aquella ocasión hubo muchas mentiras, mucho más mentiras que verdades sobre todo en lo que respecta a las acusaciones envueltas en el sobresalto de las emociones pero precisamente era dicho elemento el combustible principal de la causa: el sentir algo aunque no se supiera que hacer con lo que se siente. En aquella ocasión a la persona se le vio como un criminal porque ni siquiera fue juzgado, se paso del acto a la sentencia de manera brutal. Y mi pregunta sigue siendo hoy, ¿es ese el tipo de acción social que merecemos o necesitamos para hacer mejor a un país o una persona? ¿Es ese el tipo de acción social que marcan los libros? No, no lo creo. Es más el tipo de esquema que se nos vende para que otras personas se enriquezcan.

Invertir para que otros ganen no es un acto social. Promover el miedo no es un acto social. Promover la paranoia no es un acto social. Promover la enfermedad no es un acto social. Pero esa es la sociedad en la que vivimos, una de doble filo, donde al mismo tiempo que te pueden liberar de tus ataduras , te pueden arrebatar la vida de una apuñalada.

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