Hace mucho que no andaba por aquí hablando de cine pero en esta ocasión no quiero dejar ir la oportunidad de hablar de una de las mejores películas del 2014, por mucho. Al día de hoy, 22 de Noviembre de 2014, "The Hunger Games: Mockingjay" arrasa con la taquilla, despedaza en cuanto dividendos a cualquiera que se le ponga en frente ("Interstellar", por ejemplo) pero, una película, filmada por Alejandro González Iñárritu —sí, aquel de "Amores Perros" y "Babel"— ha llamado mi atención de manera excelsa, sin tanto reflector pero sí con una gran historia.
Debo admitir que al momento de ver el reparto, solo dos actores me resultaron conocidos: Edward Norton —aquel que sufría de insomnio y quien dio vida y gloria a Tyler Durden— y Zach Galifianakis —quien formó parte de "The Hangover"—, de ahí en fuera, nadie más. Una vez después de observarla, el nombre de Michael Keaton —quien en algún momento fue el Batman de Tim Burton— resaltó en mi. ¿Y cómo no hacerlo? El trama de la película gira alrededor de él: un tipo que busca liberarse de su pasado, del la sensación que dejó su ex-personaje, Birdman, un superhéroe de historieta; del tipo que salvan el mundo y tienen superpoderes. En sí, el desarrollo del filme muestra el lado más humano de Riggan Thomson —nombre del personaje—, padre de una hija quien vive su adolescencia, ex-esposo de una mujer a la que aún ama y que busca recuperar y creador de una obra de teatro próxima a estrenarse en Broadway, cuyo sensacional nombre es: "¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?", adaptación de la de Raymond Carver. Y es aquí donde la historia empieza a engancharme: enfocándose en el lado más humano del protagonista, en esa búsqueda de hacerse de un nombre propio, de darle un nuevo significado a su vida, de construir un mejor presente.
Otra de las cosas que me pudo encantar fue la sublime participación de Norton. No es extraño que un actor de tal categoría —que nos regaló personajes memorables en "Fight Club" y "American History X"— impacte de tal manera. Norton se presenta en "Birdman" como un arrogante y talentosísimo actor que al tiempo que enamora, desquicia. Un personaje que no conoce otro modus vivendi que el escenario; donde muestra su mejor pinta. Un triunfo más a la carrera de este brillante actor. Al mismo tiempo, Michael Keaton toma el rol protagónico de manera notabilísima. Como mencione anteriormente, su papel invita al público a desenvolverse con él, a volar con él, a sufrir con él los momentos cuesta arriba y a disfrutar con él los momentos de alegría y risa. ¿Qué decir de Zach? Debo admitir que me sorprendió de buena manera. Sumamente lejos de aquel personaje fiestero y de un humor un tanto hueco, mantiene su capacidad de encantar al espectador bajo un rol bastante natural y como siempre espontáneo.
En fin, una película bien dirigida, bien escrita, con un excelente argumento y reparto, que se mueve entre el humor y el drama, que oscila entre el sarcasmo y la formalidad, que se aleja de lo convencional del cine de la actualidad, no puede sino causar un impacto positivo, un agrado masivo. Una vez más, palmas para González Iñárritu y su "crew" que acaba por demostrar el pedazo de cineasta que es el originario de la Ciudad de México. Un orgullo entre chilangos y entre los que no lo somos tanto. Enhorabuena para el mexicano.