¿Cuantas veces no nos preguntamos el que debemos hacer con nuestras vidas?
Mi sinceridad no tiene limites, me e vuelto una mancha en la pared cuyo objetivo en la vida no existe
Pero no importa cuanto lo intenten nadie es capaz de desaparecerme.
Soy de esa parte de la población que no tiene un mañana a menos que sepa que hará con su hoy, incapaz de sonreír obligado a compartir con sujetos que presumen de sus futuros no importa que haga o que piense la gente de mi, para mi el futuro dejo de existir y no es indispensable solo busco la manera de sobrevivir y de encontrar palabras que expresen mi verdadero sentir.
No pienso escribir toda mi vida con detalles, solo decir lo importante para cuando llegue mi vejez leer mis propias memorias y darme cuenta que lo que siempre anhele estuvo en mis nariz. Eso da a pensar que nunca hay suficiente tiempo para pensar, reflexionar o mirara y decir "¿de que tanto me e perdido mientras me torturaba con preguntas ridículas?"
La vida.. algo que no pedí, pero desde ahora me veo obligado a estar en ella y encontrar mis razones de ser para no sufrir demasiado.
-Alejandra
jueves, 24 de enero de 2013
jueves, 10 de enero de 2013
Tómame. No de cabeza.
El amor no es un pacto a escalpelo,
es un pacto entre dos mundanos que
conocen bien la magia en sus dedos
y los temores detrás del velo; es
un abrazo que puede durar décadas,
es un beso de grácil parálisis,
es una caricia más allá de toda
sintaxis.
Pero, ¿a quién le importa el amor?
¿A quién le interesa su implacable
pasión? ¿A quién le interesa ser
honesto y no un aprendiz de guasón?
¿A quién le interesa rendirse,
dejarse llevar por la tormenta y no
erigirse como héroe aunque las
espuelas no las lleve puestas?
Sí, este mensaje es para ti que huyes
como bandido, siempre tomando lo prohibido;
sí, este mensaje es para ti que eres
cual estela: una marca pasajera;
sí, este mensaje es para ti peligroso
kamikaze de vuelos altos y letal impacto;
sí, este mensaje es para mi que soy el
maleficio de un poema que nunca creí.
Permítanme decirles algo: para amar no se
requiere andar de siameses, no se requiere
proteger lo que no se desmerece, no es
necesario ser meloso pues el silencio es
infinitamente precioso, no se promete nunca
pues la línea es curva y la palabra trunca.
conocen bien la magia en sus dedos
y los temores detrás del velo; es
un abrazo que puede durar décadas,
es un beso de grácil parálisis,
es una caricia más allá de toda
sintaxis.
Pero, ¿a quién le importa el amor?
¿A quién le interesa su implacable
pasión? ¿A quién le interesa ser
honesto y no un aprendiz de guasón?
¿A quién le interesa rendirse,
dejarse llevar por la tormenta y no
erigirse como héroe aunque las
espuelas no las lleve puestas?
Sí, este mensaje es para ti que huyes
como bandido, siempre tomando lo prohibido;
sí, este mensaje es para ti que eres
cual estela: una marca pasajera;
sí, este mensaje es para ti peligroso
kamikaze de vuelos altos y letal impacto;
sí, este mensaje es para mi que soy el
maleficio de un poema que nunca creí.
Permítanme decirles algo: para amar no se
requiere andar de siameses, no se requiere
proteger lo que no se desmerece, no es
necesario ser meloso pues el silencio es
infinitamente precioso, no se promete nunca
pues la línea es curva y la palabra trunca.
miércoles, 9 de enero de 2013
Sí, nevaba en el Sahara
¿Por dónde empezar? ¿Por la impureza de tus actos mientras juras enajenado? ¿Por tu maldad tan natural y ancestral? ¿Por tu negligencia dionisiaca ante un mundo que te rinde plegaria total? No lo sé, quizá debería empezar por retroceder al tiempo donde el tiempo se volvió vano y superficial, miserable e incapaz.
Que tiempos eran aquellos que giraban de manera sana y no barrabas. Aún recuerdo cuando las damas eran damas y no mercancía de la vulgaridad, aún recuerdo cuando existían caballeros y no remedos de masculinidad. Aún recuerdo cuando la música era turbia y honesta, y no villancicos para una sociedad descompuesta. Eran aromas distintos, eran ritmos riquísimos, eran tiempos que bien valían la pena enmarcar.
Ahora me encuentro obsoleto en un mundo descarrilado por completo, que ha olvidado sus desventuras para disfrazarlas de felicidad, ha renunciado a la vida después de la muerte para elegir su inmortalidad. La tristeza me ahoga por haber tratado de caminar sobre el agua. Es mi culpa por intentar sanar su angustia y demostrarles que no toda luz es guía, que no existe paraíso en la corrupción de cada día. Tomaron mis palabras como blasfemia, tomaron mis manos para hacerme esclavo de ellas.
Aún me sigo preguntado si existe esperanza más allá de la anemia masiva en una sociedad tan anodina. Aún volteo al cielo y veo formas en sus nubes, veo pajaros surcando los robles; señal de que aún hay vida deslindada de toda hostilidad. La naturaleza una vez más me ha demostrado que es la cuna que hemos olvidado, que somos hijos de la madre tierra y no de una corporación que nos contempla como un subordinado más. La vida es cruel, sí, y en mucho lo es por lo que hemos dejado de hacer y no por las lágrimas que hemos visto caer.
Que tiempos eran aquellos que giraban de manera sana y no barrabas. Aún recuerdo cuando las damas eran damas y no mercancía de la vulgaridad, aún recuerdo cuando existían caballeros y no remedos de masculinidad. Aún recuerdo cuando la música era turbia y honesta, y no villancicos para una sociedad descompuesta. Eran aromas distintos, eran ritmos riquísimos, eran tiempos que bien valían la pena enmarcar.
Ahora me encuentro obsoleto en un mundo descarrilado por completo, que ha olvidado sus desventuras para disfrazarlas de felicidad, ha renunciado a la vida después de la muerte para elegir su inmortalidad. La tristeza me ahoga por haber tratado de caminar sobre el agua. Es mi culpa por intentar sanar su angustia y demostrarles que no toda luz es guía, que no existe paraíso en la corrupción de cada día. Tomaron mis palabras como blasfemia, tomaron mis manos para hacerme esclavo de ellas.
Aún me sigo preguntado si existe esperanza más allá de la anemia masiva en una sociedad tan anodina. Aún volteo al cielo y veo formas en sus nubes, veo pajaros surcando los robles; señal de que aún hay vida deslindada de toda hostilidad. La naturaleza una vez más me ha demostrado que es la cuna que hemos olvidado, que somos hijos de la madre tierra y no de una corporación que nos contempla como un subordinado más. La vida es cruel, sí, y en mucho lo es por lo que hemos dejado de hacer y no por las lágrimas que hemos visto caer.
domingo, 6 de enero de 2013
Détente ahí. No tan frígido.
De repente el frío desaparece para volver más fuerte,
de repente me vuelvo sensible e inocente, de repente
me vuelvo apático convaleciente: un imago recurrente.
¿Qué tan profundo es el amor?
¿Qué tan profundo es el rencor?
¿Qué tan profunda es la fijación?
¿Qué tan profunda es la pasión
que obsequiamos al mejor postor?
No son tiempos de viajes espontáneos,
no son tiempos de versos almibarados;
son tiempos de argumentos elocuentes,
de ser escultor y no delincuente.
Soy el vicario de aquel viajero macilento,
soy el apóstol de juramentos jamás llevados a hechos;
soy el reflejo de lo que debería ser pero
entre tanta tiniebla se torna difícil emprender.
Nos pasamos la vida cerrando párpados y
delineando trazos que no son siquiera la
ruta de nuestro adagio; somos hijos del viento
sin importar cuan profundo sea nuestro hálito.
miércoles, 2 de enero de 2013
Pálido amuleto
Me miro al espejo y observo tejido sobre esqueleto,
percibo un vacío infinito y eterno, la luz alrededor
es lo único que me ilumina; mi flama interior es fría
y anodina.
Podrán mis mancuernillas deslumbrarme, podrá mi lustrado
encantarme, podrá ser la generosidad tan grande pero
es todo sólo una ilusión redundante y farsante.
He llenado de gritos balcones y callejones, he sonreído
a causa del regalo omitido, he tenido mis manos colmadas
y no precisamente de verdades agraciadas.
Mi silencio es perpetuo, es el preámbulo de lo incorrecto;
mi felicidad es ficticia, es el resultado de mi amarga bonanza.
Y pensar que aún creía alojar esperanza, y pensar que aún
entre doblones sigo estando incompleto.
¿Qué hacer con tanta línea vacía? ¿Qué hacer con
tanta energía corrompida? ¿Qué hacer con esta injuria
maldita que me persigue desde aquella primera melodía?
Quizá sólo sea algo pasajero, algo non duradero,
quizá sólo sea la ilusión de mi reflejo, quizá sólo sea
un mal día del que no me he recuperado por completo.
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