De donde soy, el cine es un lugar sin opciones. Todo lo que se ve en cartelera suele ser lo mismo de siempre: animaciones, explosiones, terrores y alguna que otra muestra de nacionalismo que termina por ser más decepcionante que verdaderamente inspiradora. Realmente es triste observar una cartelera con 15 producciones y que solamente dos realmente valgan la pena (lo demás son blockbusters o títulos tan decepcionantes como abrir un Kinder Sorpresa y que te salga un rompecabezas). El cine se está convirtiendo en algo exclusivo —no todos tienen acceso a las buenas películas— y prisionero de un sistema que antes de favorecer las buenas historias da prioridad a aquello que enriquezca por más inocuo que sea. Pero, de vez en cuando, suelen llegar producciones que valen la pena el desembolso no solo de la entrada, sino de todo el demás consumo que implica el día de hoy visitar un cine —aunque en ocasiones las películas no valgan un centavo—. Y en esta ocasión hubo dos películas que no quise desaprovechar la oportunidad de ver, de disfrutar: "John Wick" y "Fury".
La primera es una película que tiene como protagonista a Keanu Reeves, quien interpreta a un prestigioso y certero asesino retirado que, tras un robo en su casa y el asesinato de su mascota —presente de su fallecida esposa—, decide volver a las andadas para que aquellos que la hicieron la pagaran. La historia no entrega grandes actuaciones, mucho menos escenas para recordar, pero sí entrega mucha acción, sangre y traiciones que sera siempre fundamental en un género como este para mantenernos atento a la pantalla. En lo particular, no fue de mi agrado total puesto que la historia me pareció algo chata, eclipsada más por las descargas de adrenalina y de balas. Una película de acción también puede —y debe— tener su trama. Y aquí se careció de una que atrapara.
La segunda es definitivamente mi favorita en esta dupla. Una película que habla sobre un sargento y su grupo de soldados que tratan de solventar una misión imposible en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. El mensaje principal de esta cinta me parece está en el coraje, en la gallardía que se debe presentar en esos momentos de aniquilación total (sobre todo para uno de sus personajes, un inexperto joven manejando su primera experiencia en el campo de batalla) y más cuando se encuentra uno en desventaja. Aunque por momentos la película pueda tener sus momentos bajos y generar preguntas relacionadas al año y armamento militar, me parece es una buena producción, una buena historia, con un reparto que incluye a Shia LaBeouf, Logan Lerman y Brad Pitt; éste último sin una actuación memorable pero siempre contundente a la hora de interpretar su personaje.
Solamente espero —y deseo— que en posteriores publicaciones, siga presentando a ustedes películas de las que valga la pena comentar. Y al parecer, "American Sniper" y "Selma" serán incluidas en la cartela próximamente. Por lo pronto, hasta entonces.
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