Quizás la vida no sea nada al final,
solo polvo y cenizas
o un saco de huesos
que los gusanos y el tiempo consumirá;
pero hay quienes dicen
que vamos al más allá,
a un lugar lejos de lo terrenal
donde nuestras almas descansan en paz,
una utopía que cualquier mundano
no dudaría en aceptar,
si el cielo estuviese más alcance
y no fuese solo un ideal
de lo que esperamos
cuando la muerte nos alcance.
¿Es ese el poder del miedo,
del miedo más ancestral
o de la fe de la humanidad?
Porque al final todo lo desconocemos,
incluso cuándo nuestra vida ha de acabar.
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