Murió un gusano. Su cuerpo fue encontrado en pleno asfalto. Fue velado entre hormigas que se alimentaban de él. Murieron 50 hormigas coloradas sepultadas en la tierra. Se encontraban congregadas alrededor del hormiguero cuando el pie de doña Esther los aplastó sin cuartel. Se encontraba recogiendo la ropa de la lavada del día de ayer. Una hoja murió. Se le vio caer del árbol amarilla, lejos de aquel verde color vida. A su muerte se le suma la de más de 100 hojas que alrededor del tronco yacen sin vida; una tragedia de temporada. Se estima que sus cuerpos serán incinerados. Se murió Martinica. Una perrita chihuahueña de ladrido agudo y ojos saltones. Murió ahogada por un hueso de pollo que se salió de la bolsa de basura. Una mujer fue asesinada anoche. Su cuerpo fue encontrado en un remolque. Una más para la estadística y la indignación social. Un hombre murió ese mismo día. Su cuerpo fue encontrado en una esquina. En su cuerpo llevaba una manta que decía: la violencia gobierna estos días. Un recién nacido murió. El cordón umbilical le asfixió y le quitó toda esperanza de vida. Irónica jugarreta de la vida donde la única certeza es la muerte.
martes, 24 de octubre de 2017
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