Mi último post del año en curso no es más que para agradecer a quienes me leyeron (propios y extraños), a quienes conocí y sigo conociendo, a quienes están conmigo o detrás de mi, a quienes me incitaron a escribir (tú, tú y tú también) y en general (se me queman las papas en el horno) a cada una de las personas alrededor de mi, al fin de cuentas, somos átomos y compartimos el mismo fin. Soy hombre de pocas palabras —lacónico para que se escuche más nice— pero de grandes esperanzas así que para concluir solo resta decir que esperen más de mi —muchísimo más— el año que entra. ¡Feliz año!
P.D. Si comen uvas, fíjense que no sean pasas.