Quizá sea parte de la vida esperar por algo incierto;
como la noche espera nuestras proezas ancladas en
abismos de perpetuo estremecimiento.
Mis palabras siempre serpenteantes claudican ante
el amanecer pues el sol irradia con fiereza sin dejar
huella de aquel infausto ser.
Son mis pensamientos ponzoña de mis actos, son
mis trazos profecías de mis arrebatos; es el
cielo sin estrellas culpable de mi grito ingrato.
Si algún día me vez engrandecerme por un ser caótico
e hiriente, si algún día me vez regodearme en un arroyo
tan candente como la ira en tu puño y frente, recuerda
que vengo de occidente donde no se conoce de porqués
y se es un ser inconsciente.
Retórica es mi palabra y paradójica mi moraleja
pero a quién diantres le interesa el silencio de mi ballesta
si el estruendo de la tragedia retumba en sus cabezas.
¿Qué sera del tiempo perdido? He aquí la pregunta
que gira en derredor de la luz de mediodía pues
de momentos está colmada la vida y los míos
los veo pasar de rodillas.
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