"This is not the sound of a new man or a crispy realization. It's the sound of the unlocking and the lift away. Your love will be safe with me."

domingo, 28 de agosto de 2011

La misma clase de hilo.


Ahí estaba su cama impoluta. Ahí estaba yo mirando su ausencia. Ausencia que disfrutaba gustosamente. Ausencia como respuesta a nuestra intransigencia. No, no somos la semilla que germina como el granjero desearía, muy distante a eso, somo la sequía que catatónico a él dejaría. Y no me causa simpatía que de mi vengan esa palabras pero de mi boca, puño y letra debe salir aquello que de de dejar atrás. Porque sin duda, esta historia se ha descolorido para no encandilar más.

Los años vitorean su atino; nosotros nos enfrascamos en una guerra que no señala ningún enemigo. Los golpes gritos y miradas hostiles han llegado como el lenguaje del deterioro que mejor se ha acoplado a los que hemos botado de lado: risas, sonrisas, anécdotas y un puñado de historia más que ahora sera difícil recuperar. Las esperanzas se desgastan como aquel viejo monumento portador de un asta con una bandera defecada por la libertas que sus gorriones empezaron a enturbecer; no nos culpen, gente; ¿acaso no es volar un deseo que ha pasado por su mente?. Los tiempos cambian y nosotros lo hemos arruinado todo. Toda una infancia nos escupe a la cara y de reojo ve como no hacemos nada. Y, la nada es algo que al menos en común tenemos. El tiempo avanza y las amenazas asaltan bien respaldadas de rencor; aquella semilla que el granjero jamás plantó. Nada más chocante que alzar la voz para causar dolor; nada más chocante que sean nuestras palabras el cuadrilátero de nuestra caídas. No más piñatas que golpear ni dulces que recoger; ahora a trompadas tratamos de resolver algo que no debió crecer pero tras esos nudillos y pies se encuentra la fuente de su poder, algo inclasificable en el portaretraro de nuestra niñez.

De yagas y moretones a barullo. Nuestra travesía es un constante anochecer que en la convivencia día a día no encuentra el amanecer; mucho menos la X que marque nuestros tesoros. Dos hombres queriendo ser capitanes no es lo que necesita el barco. ¿Detenernos? El tiempo no se detienes y sobre la marcha debemos restablecer lo que obstinadamente echamos a perder; viremos nuestras miradas y veamos que aún hay una cosa que nos mantiene en pie: una luna que rutilantemente auxilia a la noche a no desvanecer. Todo mundo necesita una guía, una referencia, una luna con quien equidistar.

Déjenme hablarles de esa luna. Esa gran y embelesadora luna. Cada noche, al costado de mi cama, me custodia de manera sin igual. Su brillo resplandece por mi ventana alentando a que mis sueños se desplieguen en la realidad. No pasa mucho tiempo cuando mis párpados caen, y así, resguardarme donde nadie más me puede vulnerar. Los sueños expuestos al aire libre son devorados con facilidad. Esa luna es mi guardián; el símbolo de mi marea tempestuosa y fatal. Siempre lo ha sido así. Aunque a veces uno cierre las cortinas negando todo de sí.

Cada momentos que nos hemos empeñado a difuminar, cada rabia que de nuestros labios se pronuncia mordaz, cada momento enturbecido que se dilata soez y patán; después de ellos, acudimos al mismo punto distante y descomunal. La analogía de nuestros cursos totalmente distantes. A veces, hay que ir más allá de la genealogía para saber a dónde realmente perteneces; ¡Oh, satélite natural de la tierra, condúceme a donde pueda reverdecer, a donde mi corazón palpite aún después de fallecer!. Miremos al pasado para saber que siempre has estado allí. Que de infante erigiste todo de ti. Palpaste tu nobleza y encaminaste tu porvenir. Estando tu allí, cauterizaste heridas que ni el fuego pudo redimir, se filtraron lágrimas que humedeciron a aquel ser febril, dispusiste de la soga que atabas a tu cuello para permanecer uncido y lo más importante de todo: hiciste del precipicio un lugar a doc para ti; sin necesidad de buscar el cielo o ser huésped de algún sitio hostil. Al fin de cuentas, humanos. Seres bajo la misma majestuosidad, bajo la misma luminosidad que de nuestros senderos se ocupa por igual. Cada noche llega y con ella su salida triunfal.

Conforme me voy levantando no te observo más allí. Prontamente de pie me pongo para encausar las estelas que dejaste en mi. Bajo su mano está uno inerme; no hay presente que no haya pasado entre sus dedos. No hay persona que sus sueños no haya contado; o al menos en una pesadilla le haya abrazado. Su silencio se convierte en su arma más poderosa, capaz de derrocar al coloso que ni en siglos amenguaríamos y recorrer nuestros polos, que a nosotros años nos tomaría. Eres pura inspiración. Aún recuerdos de tu pasado puedo ver en ti. No se necesita un telescopio para ver los cráteres que causamos en ti; golpes de los que aún nosotros seguimos tocados. Algún día no volveré a verte pero en mi demencia habré escrito esto para ti; lo cual significa que mis palabras no dicen tanto como lo que tú susurraste para mi.

El color del amor es bicolor.


Complemento. Media naranja. Una búsqueda de adolescentes y adultos. ¿Cuántas veces han oído a su amigo o desconocido: "es ella/él mi media naranja"? De seguro tan frecuente como su servidor. Y es inevitable pronunciar esa sentencia, cuando las cosas después de un tiempo empiezan a salir bien. La pregunta es ¿qué es una media naranja? Las historias que deambulan por la calle nos la definen como aquel ser que comparte estilo, talante y gustos; lo que para mi es, una concepción no muy lejana de Disneyland.

El amor de hoy, el amor que nos transmiten, el amor que transmitimos, es cada día más frío y marchito; por lo cual, una definición como la de arriba viene a entusiasmarnos aún y cuando sepamos que no es real. ¿Qué nos hace ser tan mezquinos cuando de amor nos referimos? No lo sé. Son casos particulares. Pero lo que sí puede ser observable es la ajada interpretación de la palabra y en lo que en su entorno reside. Yo no me hago llamar el Kaiser del amor y es por eso que escribo estas lineas, para dar mi versión: mi propio escenario de este crucero al que no he zarpado. Para mi el amor es tan riesgoso y tentador como un callejón; nunca sabes que hay detrás de aquella cortina pero lo quieres averiguar, quieres hayas un lugar donde aparcar. De ahí extraigo que mi definición de "media naranja" sea lo opuesto a la mayoritaria. Tiene que ser como lo que constituye un día: sol y luna; el lado templado y su complemento indómita. ¿Por qué crees que en 365 días llega un aniversario?.

Lo que hace que el amor se corone, no lo hace ni el matrimonio ni el hogar; lo hace el saber que la persona de al lado es la excepción que tu mundo necesita. Si eres apocado triunfas al estar de la mano de quienes las multitudes hablan; si eres dedicada triunfas al estar de la mano del renegado con quien brincas bardas; si eres risueña triunfas de la mano de quien con sus ojos inexorables te contempla. Tan sencillo como Antagoras lo decía: "las cosas se conocen por sus contrarios". No hay nada en este mundo que como humanos deseemos más que otro ser no lo esperara jamás. ¿Locura? ¿Confuso? ¿Inentendible? Y... cuando aprendemos un nuevo idioma las maldiciones son las que pronunciamos mejor.

sábado, 27 de agosto de 2011

¡Monstruo!.


Para mi la pregunta no sera cómo eliminar el narcotráfico, al menos no la primaria, sino, qué arrastra al consumidor a sus fauces. Si bien, todo esto de los carteles acapara la atención ciudadana con tanta matanza rapaz, nos hemos olvidado de los conductos que surten de recursos la grandeza de estas mafias; con una demanda infladísima de gente de todo tipo social, estos "empresarios de narcóticos" sólo responden la llamada socorrida.

Problemas, preocupaciones, dolores, todo es parte del entorno que recorremos como las montañas, edificios y monumentos de una ciudad; no se puede prescindir de alguno porque se pierde su atractivo. Como humanos, siempre existirá alguna angustia protagónica, aquella que nos conduzca al calabozo más distante y oscuro, donde el eco de la tristeza asfixia toda motilidad. Es ahí donde las ideas y pensamientos empiezan a mutar: unas abatiendo toda muralla, otras en esclavos condenados a su incapacidad. Las drogas aparecen en esa parte del guión, como el falso mesías prometiendo liberarlos y llevarlos más allá, a un punto utópico llamado calamidad.

Hay otra multitud que lo toma recreativamente, un placebo que esta presente en fiesta, reuniones o convivíos para amenizar. Algunas de estas personas llevan una vida casual, bajo los regímenes occidentales, pasando con sigilo ante cualquier sospecha. A estos, les pongo el nombre de objetivos colaterales por el poder de inducción que tiene sobre las personas gracias a su buen adiestramiento vocal y ante la imagen pulcra que disponen; sin ser estrictamente de alguna organización delictiva.

Un tema como este, alejado del morbo, la curiosidad y las deformaciones que se le puedan dar a los relatos, es rico y progresista si se le toma en dirección social y no marcial como muchas voces suelen pronunciarlo. Sí, el terror, miedo y pánico han birlado nuestra armonía pero si no ponemos atención a las señales de una sociedad decadente, la perdida sera superlativa.