Un día, me encontraba mirando hacía una ventana tratando de dilucidar qué figura se encontraba reflejada. La miraba y la miraba tratando de encontrar una respuesta pero la curiosidad era mayor. Así fue como descubrí el morbo. Palabra tan pequeña pero tan significativa. Basta con encender la televisión o comprar el diario o iniciar sesión en Facebook o mirar pornografía o escuchar una conversación ajena. El morbo, en este presente tecnológico, en este presente sin fronteras, al alcance de celulares y cámaras, de todo y nada, donde un choque de automóviles es portada o donde un accidente es material de cualquier cámara, convierte a dicha palabra en oro puro, en aceite que mantiene corriendo los engranajes.
Basta con poner como ejemplo el programa sobre ovnis que conduce Jaime Maussan que aun y con toda su evidencia, no logra arrojar certezas sobre si existe o no vida en otros planetas o siquiera saber si lo que se ve son objetos extraterrestres pero aun así la gente lo ve y lo sigue, siempre y cuando les alimente la curiosidad. De la misma manera, aquellos programas que hablan sobre prácticas ocultas, eventos paranormales, programas tipo talk show y demás, generan un gran morbo en los espectadores más allá de no otorgar ninguna respuesta o algo de utilidad al espectador.
Otro ejemplo es como en la actualidad cualquier persona con celular es una persona armada, literalmente. Es un camarógrafo sin licencia, es un reportero clandestino. Y con la facilidad que dan las redes sociales para subir cualquier tipo de contenido, dicho material puede llegar a grandes audiencias y por ende llegar a alturas insospechadas, a volverse viral en un santiamén; aun y cuando el contenido informativo o siquiera reflexivo sea nulo. Recuerden que la actualidad lo que se busca es consumir, así que sea bueno o malo, falso o cierto, provechoso o no, igual va pa' 'dentro, a las fauces de las masas.
Un ejemplo más es la sexualidad (que abarca desde el sexo hasta la orientación sexual). Al ser este un tema tabú, el morbo parece venir ligado por obligación. Basta con recordar aquellas clases de sexualidad en la universidad donde el maestro hablando de homosexualidad, compartiendo anécdotas de consultorio, no entregaba nada concreto sobre la temática o información de utilidad pero tenía al salón atento sobre lo que hablaba. De igual manera, basta recordar aquellas platicas sobre sexo, quién es gay y quién no, masturbación, pornografía y demás tópicos similares por las que todos alguna vez hemos pasado y que generan una gran expectativa en sus receptores.
Así que en estos tiempos donde la gente quiere estar entretenida mas no informada, en estos tiempos donde lo prohibido es sumamente tentativo, en estos tiempos donde la curiosidad no necesariamente mata al gato sino que lo vuelve más fuerte, el morbo es una pieza importante para que las cosas prevalezcan tanto en lo informal de la vida cotidiana como en lo formal de otras empresas.