Interminable fuente de anécdotas
y actores sin reparto.
Refugio de parias, ambulantes
y seres sin mayor beneficio que el ser errantes.
Días que parecen lustros y zapatos sucios;
fortuna de quienes tapan el sol con un dedo.
Los perros con la lengua de fuera,
los gatos con cautela
y un padre deja a su hijo en la andadera.
Moscas, parasitos y mosquitos;
franeleros, proxenetas y albureros;
danzones, marimbas y alguno que otro requinto.
Las mochilas y cangureras cuelgan en la acera,
Paco Rabanne, Hugo y Givenchy en el aparador;
¿y a dónde irás a parar si te agarra la SEGOB, cabrón?
Hebefrénicos que hablan solos o con Dios,
adolescentes que han perdido toda ilusión
y uno que otro cabrón que lo hace por afición.
Educación de asfalto, si Vygotsky lo supiera.
¡Revolución! Y que sea lo que Porfirio quiera.
Así nuestro color, raído, pero sin barras ni estrellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario