Quisiera empezar mi verso
tejiendo el hilo de la vida;
no maldiciendo sus encuentros,
aplaudiendo su febril arremetida.
Los días corren inconscientes
cual profugos de la realidad,
la sangre hierve de repente
y mi voz expira al más allá.
tejiendo el hilo de la vida;
no maldiciendo sus encuentros,
aplaudiendo su febril arremetida.
Los días corren inconscientes
cual profugos de la realidad,
la sangre hierve de repente
y mi voz expira al más allá.
Entre sangre y blasfemias
veo sus labios retorcer
es que la palabra es cara
y más si es con desdén.
El amor es una pesadilla
de conclusiones adictivas
que aunque de rojo se vista
nunca será celebridad.
Entre amuletos y muletas
veo tu mirada debilitar
quizá toda esperanza se ha ido
o ¿será cuestión de esperar?
Mientras te invoco en pensamiento
imploro un poco de olvido
y es que escribir y no vivirte
es convertirme en bandido.
imploro un poco de olvido
y es que escribir y no vivirte
es convertirme en bandido.
Ahora tomados de las manos
buscamos el cielo a lo que de
porque entre lágrimas y rezos
se sabe siempre perecer.